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¿Y si el dinero desapareciera?

Luciano Armas

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Bueno, no me refiero a una desaparición del dinero como medio de intercambio para el pago de bienes y servicios, sino del papel moneda. De los billetes de banco, vaya. ¿Qué ocurriría si de pronto desaparecieran?

En las sociedades primitivas el intercambio de hacía de unos bienes por otros mediante un trueque. Posteriormente se usaron el oro y la plata, que no eran perecederos y resultaban más fáciles para almacenar, derivando en la acuñación de monedas como unidad de valor en Anatolia y Grecia en el siglo VII AC, hasta que en la edad moderna se comenzó a utilizar el papel moneda (En España con Carlos III en 1.780), que resultaba más fácil de manejar y almacenar y daba derecho a intercambiarlo por oro y plata.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en la Conferencia Monetaria y Financiera celebrada por las Naciones Unidas en New Hampshire en 1944, se decide la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional y se sientan las bases de una política librecambista internacional, usando el dólar como moneda de referencia y conservando esa convertibilidad en oro, hasta que el presidente Nixon suspendió esa convertibilidad en 1971. Y a partir de ahí, el valor de un billete de banco es pura cuestión de fe. Y así hasta hoy.

Los billetes de banco se utilizan para el pago de bienes y servicios por ser cómodos, ligeros y fáciles de utilizar. Cierto. Pero cada vez menos.

En el año 2.008 se calcula que en España “circulaban” de forma casi invisible, unos 60.000 millones en billetes de doscientos y de quinientos euros. ¿Ha visto usted alguna vez un billete de 500 €? Si se repartieran los billetes de quinientos euros en circulación entre todos los españoles, a cada uno le corresponderían dos, pero… ¿Dónde están los míos? Los billetes de banco es un medio de pago que inexorablemente tiende a extinguirse, como se extinguieron en momentos históricos el uso cotidiano del trueque, los metales preciosos y gemas, las monedas de oro y plata, y los billetes convertibles.

Cuando resulta masivo el uso de medios de pago electrónicos, y se puede comprar un bien o pagar un servicio con tarjetas de crédito, tarjetas de pago, teléfono móviles, tarjetas recargables, y hasta se puede retirar dinero de una cajero o pagar sin tener tarjeta, sino sólo poniendo la palma de la mano en una pequeña pantalla. Cuando ya en países como Suecia sólo el 2,% de las compras se pagan en efectivo. Cuando en países como USA, si un cliente efectúa el pago de su estancia en un hotel en efectivo, lo notifican a la policía. Cuando en países como España, no se pueden hacer cobros y pagos en efectivo entre empresas por importe superior a 3.000,€, y cualquier transacción superior a 10.000,€ a través de una entidad financiera, debe ser notificada a la Agencia Tributaria. ¿Qué sentido tiene la existencia de billetes de 200,€ y de 500,€? Pero podríamos ir más lejos, ¿Qué sentido tiene la existencia de billetes de banco?

Supongamos que las autoridades monetarias deciden dar un plazo de treinta días para retirar todos los billetes de banco en circulación, y sustituirlos por bonos de una Caja General de Depósitos, dinero electrónico y depósitos bancarios. Que continuasen únicamente en circulación las monedas metálicas, y que todos los ciudadanos al presentarse para hacer canje de los billetes, tuvieran que acreditar el origen del mismo y tributar como ingresos no declarados. ¿Se imaginan?

Esa especie de Caja General de Depósitos para particulares y empresas a partir de un importe mínimo, podría ser una entidad oficial con garantía del Estado en la que ni cobrarían ni pagarían intereses por los depósitos, y en la que un porcentaje de sus saldos medios los invertirían en Deuda Pública con la garantía del Estado, con lo que amortizarían los gastos generales de funcionamiento de la misma.

Porque si, por ejemplo, los billetes de quinientos euros no cumplen su misión de servir para el pago de mercancías y servicios, porque hasta el mismo ministro de economía Luis de Guindos dice que nunca ha visto uno, ¿Para qué sirven?

Sirven como instrumentos de pago en transacciones con fraude fiscal. Sirven para pagar y cobrar sobornos. Sirven para llevarlos en maletines a Suiza, a Andorra o a otros paraísos fiscales. Sirven para pagar cargamentos de drogas. Sirven como medio de pago en negocios ilegales. Sirven en fin, para meter algunos en un sobre y entregárselos como sobresueldo a algunos políticos, sin que tengan que declarar ni tributar por ellos.

¿Qué ventajas tiene para el Estado la existencia de billetes de banco? Por una parte, es obvio que disfruta de una financiación a tipo cero, que podría suponer un ahorro de mil millones de euros al año; y por otra parte, es un instrumento de la política monetaria.

Ahora parece que Europa intenta reactivar su economía, para lo que el Sr. Drahi va a poner en marcha la máquina de hacer billetes en una cuantía que supondría unos 3.300,€ para cada europeo. Pero no se hagan ilusiones, porque casi todo se quedará en los mercados de capitales sin que los ciudadanos europeos y pequeñas empresas puedan notarlo en forma de créditos blandos y preferentes.

En cuanto al primer beneficio, si por una parte, al retirar los billetes de banco se pierden esos mil millones de euros por ese crédito a tipo cero, por otra parte se podrían recaudar quizá veinte mil millones en impuestos por afloramientos de patrimonios y economías sumergidas.

Y en cuanto a la utilización de la máquina de hacer billetes… Pues que se impriman billetes de un millón de euros cada uno y desaparezcan todos los demás, según esa propuesta magistral de Paul Kruman. Habría más seguridad, menos riesgo de atracos, más transparencia en las actividades económicas, y se dificultarían diversas actividades delictivas.

Resumiendo: ¿Para qué sirven los billetes de doscientos y quinientos euros? Para facilitar el comercio y las transacciones, no, desde luego. Sirven para facilitar la evasión fiscal, la delincuencia y la corrupción. La mayoría de los trabajadores, amas de casa, pensionistas, estudiantes y pequeños empresarios, no sólo no utilizan billetes de 200 o de 500 euros en sus transacciones, sino que nunca han visto uno.

¿Por qué los políticos no se atreven a suprimir la circulación de billetes de banco, con el ingente ahorro de manipulación que supondría el sustituir los billetes por el dinero electrónico y el incremento de la recaudación fiscal? ¿Será porque los políticos que nos gobiernan y nos han gobernado, en lugar de defender los intereses y derechos de los trabajadores, pensionistas, estudiantes, amas de casa y pequeños empresarios, tratan de proteger los intereses de los evasores fiscales, los delincuentes y los corruptos?

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