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¡Menuda investigación la de 'El Mundo'!
Pero, como apuntaban el domingo 25 de enero, Ignacio Escolar en su blog, y en Público, y Javier Valenzuela, también en su blog , y en El Plural, Ramírez frente al affaire de los espías en la Comunidad de Madrid se ha puesto del lado de Nixon y no del Washington Post. Es decir, Ramírez ha apostado por la presidenta Esperanza Aguirre ?que se encuentra en el ojo del huracán- y no por la investigación periodística. Es más, se ha erigido en febril guardián de la lideresa.
No está solo
No está solo Ramírez en este trance. La mayoría de los periodistas de la derecha ?y también algunos exquisitos o pesimistas de la izquierda- critican con dureza a El País y muy singularmente al colega Francisco Mercado, que es quien viene publicando la tenebrosa historia de los parapolicías de Aguirre. Los acusan de no aportar pruebas y de propagar rumores o falsedades.
¿Por qué no lo hizo?
A mí no me extraña en absoluto la actitud de Ramírez. Es verdad que aireó el caso GAL y puso en graves aprietos a Felipe González. Pero no movió ni una ficha para investigar los antecedentes de los GAL, que existieron y actuaban ?en la guerra sucia contra ETA- de forma similar. ¿Por qué no lo hizo?
Otros grupos similares
Porque el Batallón Vasco Español y otros grupos similares salpicaban a los Gobiernos de UCD y, por supuesto, a los del general Franco. Importantes prohombres del PP hubieran probablemente salido más que tocados de haberse investigado no únicamente a los GAL.
Memoria selectiva
Su elección de los GAL y solamente los GAL fue selectiva. Como inequívocamente selectiva fue la memoria de Ramírez. Siendo director de Diario 16 ovacionó, aplaudió y justificó las operaciones violentas contra los terroristas, lo que está perfectamente documentado en las hemerotecas. Luego le sobrevino una profunda y no curada amnesia y se puso al frente de la ofensiva mediática para acabar con González. El objetivo era éste: liquidar al Gobierno socialista. Y, sin duda, este otro: llevar en volandas hasta la Moncloa a José María Aznar, su compañero de padel, y gran jefe de la derechona.
El Ministerio Fiscal
Es tramposo exigir a El País pruebas contundentes, definitivas, cuando ello compete al ministerio fiscal. Lo que es exigible en el periodismo es la veracidad de los hechos. Cuando empezaron los dos bravos periodistas del Washington Post su tarea, sus informaciones eran veraces, y eso gracias a fuentes que no revelaban su nombre. La fuente más importante, conocida como Garganta Profunda, nunca se apartó del anonimato, hasta poco antes de morir, a los 95 años. Se llamaba Mark Felt y ocupaba la dirección adjunta del FBI.
Colegas mundialesmundiales
Nixon y sus colaboradores negaron la mayor e hicieron cuanto estuvo en sus manos para silenciar a los periodistas y para desacreditar al Washington Post. Otros medios más conservadores y menos rigurosos apoyaron a Nixon. El trabajo de Mercado no es ningún invento. Denigrarlo, como hacen ciertos colegas mundiales que procuraron dar gato por liebre en la autoría del 11-M, sin ninguna prueba solvente, no merece más que el desdén y el desprecio.
La teoría de la conspiración
Pero en torno al 11-M se jugaba asimismo el futuro político de Aznar y el del PP, según ha podido observarse durante los últimos cinco años. La teoría de la conspiración sobre el 11-M no fue una investigación periodística; fue una maniobra estratégica para impedir el derrumbe de la derecha política.
El caso Afinsacaso Afinsa
Ahora tratan de evitar, como sea, el derrumbe de Aguirre, cuya concepción del PP es neocon y, para ser más exactos, de la escuela aznarista, que viene a ser lo mismo. Resulta comprensible su enfado. De momento, las revelaciones del colega Mercado han hecho aflorar una historia pánica del ex policía Peña (el jefe actual del espionaje madrileño), quien fabricó una intoxicación sobre el caso Afinsa para echar mierda al Gobierno Zapatero. Naturalmente, esa gran exclusiva ocupó un día la portada de El Mundo. La Justicia sentenció más tarde que era una información falsa. ¡Menudo periodismo de investigación el de Ramírez!
(*) Enric Sopena es director de El Plural
Enric Sopena (*)
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