¿Te preocupa Gibraltar?

A mí me ha sonado como si fuese un viejo acto reflejo.

Que visita el Peñón un general inglés o el jefe de la policía de Manchester, pues nada pasa; pero si un miembro de la familia real británica visita la Plaza, hay un mecanismo en Exteriores que dispara automáticamente una protesta diplomática.

No sé por qué la presencia de alguien de la familia real molesta más que cualquier otra visita. Algo se ha empezado a matizar con las protestas por la presencia de submarinos nucleares de la Armada de Su Majestad Británica, pero siguen sin tener comparación los niveles de queja.

Por cierto que, si ese submarino, también de propulsión nuclear, llega a la base de Rota seguramente ni nos enteramos.

Esto de Gibraltar tiene unas características propias que empiezan a sonar a antiguas. Me da la impresión de que, hace muchos años, alguien dejó unas instrucciones en el Ministerio de Exteriores sobre lo que habría que hacer en caso de visitas a Gibraltar de la familia real británica. Esas instrucciones están ahí, siguen ahí y, cada vez que esa familia llega al Peñón, un funcionario le recuerda al Ministro de turno: “Excelencia, hay que poner en marcha la instrucción Yebel Tarik” (seguro que esta es la clave). Y un Director General activa el protocolo ensayado desde hace décadas para estos casos.

A mí hace mucho que los conceptos rotundos en esto de la nación se me han diluido un tanto con la puesta en marcha de la Unión Europea. Y España y el Reino Unido forman parte de ese modelo de superación de naciones.

Si por mí fuera, a la llegada de una princesa británica a Gibraltar, enviaba a alguien de protocolo del Reino de España para que le besase la mano al pie de la escalerilla del avión.

Y al día siguiente daba instrucciones al Ministerio de Exteriores y al de Economía y Hacienda para conseguir que Gibraltar dejase de ser un paraíso fiscal.

* Militante socialista, promotor de Nuevas Tecnologías y articulista de elplural.com* Militante socialista, promotor de Nuevas Tecnologías y articulista de elplural.com Luis Solana*