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Rouco Varela y el 11-M

Luciano Armas

Puede ser que Al·lâh ponga afecto entre vosotros y los que hayáis tenido como enemigos. Porque Al·lâh es Poderoso, Perdonador y Compasivo. Corán: Capítulo 60-Versículo 7

De ninguna manera se puede atribuir a la religión de los musulmanes, la inspiración y justificación del terrible, bárbaro y atroz atentado en Madrid del 11-M, aunque los autores de la misma fuesen practicantes de esa religión.

De la misma forma, la religión cristiana, esa que dice: “Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44) no puede de ninguna manera ser la inspiradora de las expresiones del Cardenal Rouco Varela en la homilía de la ceremonia celebrada en la Catedral de la Almudena, el 11-M en Madrid.

Sus palabras: “...individuos y grupos, sin escrúpulo alguno, que desprecian el valor de la vida humana y su carácter inviolable, subordinándolo a la obtención de sus intereses económicos, sociales y políticos”, y su referencia a “.. la búsqueda de la verdad y la justicia 10 años después del atentado” pretenden seguir sembrando la duda y alimentando la teoría de la conspiración de José María Aznar, que siendo consciente de que si el pueblo español conocía la verdad, las elecciones las ganaba el PSOE, trató de imponer la mentira y aumentar el dolor, la confusión y la división en la sociedad española, al tiempo de aprovechar de manera repugnante aquella matanza para tratar de deslegitimar al rival político.

En esa labor, contó con el coro mediático de la Cope y El Mundo entre otros, aunque alguno ha reconocido su error y ha pedido perdón. Un furibundo defensor de la teoría conspiratoria, el periodista Federico Quevedo decía ese mismo día: “Pido perdón... el hecho de haber puesto en duda el origen y sentido de los atentados, inevitablemente invalidaba el alcance heroico de su entrega (de las víctimas), y las convertía en mero instrumento al servicio de una mentira cuya vileza alcanza nuestros días... y que lo único que perseguía era buscar los pasos de una trama que sólo existió en la mente perversa de algunos...”

Cuando ya hasta el mismo Suárez Trashorras, que facilitó los explosivos a los terroristas y ha sido condenado a 34.715 años de cárcel, reconocía recientemente que “implicar a ETA en el atentado fue una tontería, hecha con el sólo propósito de generar confusión..” y cuando no hay un sólo dato que apunte a ETA, al PSOE, a las mochilas o a las montañas lejanas, resulta de verdad patético que en un acto en el que por fin se muestran unidas todas las familias de las víctimas convocados a la oración, sea precisamente un representante de la iglesia el que siga sembrando dudas y alimentando esa perversa teoría.

Particularmente estudié en un colegio religioso claretiano, y me siento tan orgulloso de la formación humana y los principios éticos recibidos, que procuré que mis hijos estudiasen también en el mismo colegio. Y aunque no me siento católico, respeto profundamente a los que lo son de verdad y a los principios éticos que inspiraron esta religión, y todas la religiones. Pero lo de Rouco Varela representa la cara siniestra de la religiones. La secta, el integrismo y el afán de estar en la élite del poder al lado de los más poderosos.

Es representante de una religión que predica el amor y el perdón, pero ha utilizado las ondas desde la Cope para tratar de sembrar el odio, la revancha, el rencor y lo que es peor, la mentira perversa entre los españoles. Dice que su reino no es de este mundo, pero trata de imponerle a los catalanes como deben organizarse políticamente. Predica la pobreza, pero utiliza una estratagema legal aprobada por el gobierno de Aznar, para apropiarse e inscribir en el Registro de la Propiedad a su nombre cientos de propiedades inmobiliarias en toda España que han sido durante siglos de uso comunal o patrimonio de todos, como ha ocurrido con la Mezquita de Córdoba. Su reino es espiritual, pero se pone al frente de manifestaciones masivas en la calle en contra de leyes aprobadas por un parlamento democrático.

“No se sabe toda la verdad”, dijo también María Dolores de Cospedal. Cierto. Pero puestos a sembrar dudas, pues igual aparece un día Rouco Varela implicado en un caso de encubrimiento de pederastia, tan abundantes en la Iglesia últimamente. Porque aunque yo no tengo información alguna en tal sentido, nunca se sabe.

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