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Ana Oramas y Fernando Clavijo, vidas paralelas
Ana Oramas y Fernando Clavijo han tenido vidas políticas paralelas, incluso disgustos adyacentes, pero no coincidentes en el fondo y en la forma. En algunos aspectos, quizá contrapuestas, pero que a veces se tocan. Por eso las preocupaciones de Ana Oramas y Fernando Clavijo son ahora mismo diferentes en algunos aspectos y en otros son las mismas. Chicharrera ella, lagunero él, sus vidas políticas se entrecruzaron en la Ciudad de los Adelantados cuando Oramas fue alcaldesa y Fernando Clavijo un alumno aventajado. La dama empezó en la política, siendo de derecha de toda la vida y, como no podía ser de otro modo, en la Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez, con Manuel Hermoso y todos los exfranquistas que luego, tras un breve paso por el centro, se pasaron a la derecha localista, fundando la Agrupación Tinerfeña Independiente, la ATI que todo lo dominó desde Galcerán hasta el Teide.
Fernando Clavijo comenzó su vida política a la sombra de Ana Oramas cuando la conoció de alcaldesa de La Laguna, en la época que paseaban por la calle de La Carrera y muchos laguneros le hacían la corte y se posaban a sus pies, menos Santiago Pérez y algunos otros que se mantenían firmes en su oposición al tándem del poder que llegaba desde La Cuesta a Bajamar. La carrera política de Clavijo fue más rápida y cómoda que la de su jefa Oramas: de concejal pasó luego a alcalde, y de La Laguna saltó a la presidencia de Canarias en una carrera urgente, corredor y grúa como soportes de su ascenso vertiginoso.
Ana Oramas, vida paralela pero contrapuesta con Fernando Clavijo, ahora sopesa si votar a favor de Pedro Sánchez en la hipotética sesión de investidura con el apoyo firme de Unidas Podemos y la técnica de Esquerra Republicana de Catalunya. Para Oramas eso es cometer un pecado mortal y muy poco venial, porque ella es de derecha legionaria españolista, y no cuaja ni con Pablo Iglesias ni con Gabriel Rufián ¡Santiago y cierra España! Ahora la señora Oramas está en un trilema, reza para que no haya pacto PSOE-Unidas Podemos, pero al mismo tiempo analiza en la almohada soñando con Santiago Abascal el temor a un auge de Vox que pretende liquidar las autonomías, y eso afectaría al chiringuito ático de la diputada tinerfeña, y la pone en guardia por si las moscas.
Qué hacer es una pregunta que se hace entre vuelo y vuelo desde Tenerife a Madrid, para asistir a las sesiones del Congreso de los Diputados, a las reuniones más o menos discretas con colegas del PSOE nacional que tratan de convencerla y vencerla para que vote a favor de Sánchez. Una enorme preocupación para Ana Oramas todo este embrollo, con lo bien que estaba tranquila de alcaldesa en La Laguna. Encima, las diferencias profundas y enormes con Pedro Quevedo, su compañero en el biciclo político de CC/NC. Pero reconociendo su pragmatismo, está decidida a alargar sus negociaciones con el PSOE como hace Esquerra Republicana de Catalunya, y tratar de sacarle a Sánchez buenas contrapartidas con Canarias según las singularidades, especificidades y necesidades presupuestarias del Archipiélago.
¿Y Fernando Clavijo? Está ahora levitando en el Senado, arropado y aforado, pero machacado por la fiscal Anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife, María Farnés, que ha remitido a la jueza instructora del caso Grúas un demoledor informe contra el exalcalde de La Laguna y expresidente de Canarias tras las declaraciones prestadas por el primer propietario, José Padilla, de la concesionaria del servicio en el Ayuntamiento de La Laguna, Autogrúas Poli, y otros extrabajadores, que han puesto en una situación más comprometida a Clavijo. María Farnés sigue apretando al expresidente de Canarias, y ha solicitado a la magistrada la exposición razonada que elevó al Tribunal Supremo, que inicialmente aumentará los cargos sobre el asunto/trasunto del sumario Grúas, por considerar que los presuntos delitos fueron cometidos de forma continuada durante la etapa de concejal de Seguridad lagunero y continuamente como alcalde posterior de la Ciudad de los Adelantados, lo cual aumenta presuntamente sus delitos. Así están las cosas, y Anita y Fernandito se preguntan constantemente cómo le van las triquiñuelas y los entresijos, ambos los dos temiendo que Unidas Podemos entre en el Gobierno y sigan tirando de la manta y de las mantras. Son vidas paralelas que en ocasiones muy propicias se arrejuntan.
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