''Adornos periodísticos'' de Barrilete

Pero si don Pepito ha descubierto una mina en la deriva soberanista y en el victimismo insular, al otro lado del Archipiélago hemos encontrado a otro periodista que explota el antiperiodismo como método para captar la atención del respetable, defender los predios presentes y futuros de su señor y huir cada día un poco más hacia adelante. Nos referimos a ese monstruo de la radio que es Barrilete Cósmico, al que un día bautizamos así precisamente por proclamarse estrella y meter los goles con la mano. Como el personaje con pies de barro que dio lugar a su sobrenombre, el Barrilete de nuestro cuento se mira en el espejo y se descubre cada día más acorralado, cada día más afectado por el efecto del veneno que él mismo se administra. Este viernes compareció ante el juez García García-Sotoca para responder como imputado por una querella por injurias y calumnias y allí abrió el pestilente tarro de sus excrecencias para mostrarse seguro de su miseria. Preguntado por lo que quiso decir cuando se refirió al querellante como “ladrón”, respondió que aquello fue “pura literatura, puros adornos periodísticos”, como si se lo hubiera dicho “por ejemplo, a Luis Roldán”. Primero una pata y, a continuación, la otra, chapoteando en su propia sentina.

Pero si don Pepito ha descubierto una mina en la deriva soberanista y en el victimismo insular, al otro lado del Archipiélago hemos encontrado a otro periodista que explota el antiperiodismo como método para captar la atención del respetable, defender los predios presentes y futuros de su señor y huir cada día un poco más hacia adelante. Nos referimos a ese monstruo de la radio que es Barrilete Cósmico, al que un día bautizamos así precisamente por proclamarse estrella y meter los goles con la mano. Como el personaje con pies de barro que dio lugar a su sobrenombre, el Barrilete de nuestro cuento se mira en el espejo y se descubre cada día más acorralado, cada día más afectado por el efecto del veneno que él mismo se administra. Este viernes compareció ante el juez García García-Sotoca para responder como imputado por una querella por injurias y calumnias y allí abrió el pestilente tarro de sus excrecencias para mostrarse seguro de su miseria. Preguntado por lo que quiso decir cuando se refirió al querellante como “ladrón”, respondió que aquello fue “pura literatura, puros adornos periodísticos”, como si se lo hubiera dicho “por ejemplo, a Luis Roldán”. Primero una pata y, a continuación, la otra, chapoteando en su propia sentina.