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Barragán a Castro: ''Vete por ahí''

No fue este pasado jueves un buen día para el mangoneo parlamentario que tanto gusta a los portavoces del PP y de CC, particularmente a este último, Barragán, curtido en mil batallas y en otras tantas trapisondas a mayor gloria del desprestigio de la Cámara. Ambos lo intentaron de todas las maneras, pero cuando no se encontraban de frente con los rigores del reglamento, era el secretario general de la Cámara el que les recordaba que las normas son iguales para todos, y que ya hay demasiados focos en los servicios jurídicos del Parlamento como para cometer nuevas arbitrariedades. Antonio Castro Cordobez, que trataba de no cabrear mucho a sus compañeros de coalición, tuvo que plegarse sin embargo a su papel institucional y hacer prevalecer el sentido común y el sentido del reglamento. Tal era el cabreo de Barragán que, al levantarse la mesa no pudo reprimir sus instintos más tribales lanzando al presidente del Parlamento un despreciativo y frustrado “¡vete por ahí!”. Habrá que redefinir la trayectoria de ese designio de la lana que tanto gusta a Soria. Porque, una vez más, el trasquilado ha sido él.

No fue este pasado jueves un buen día para el mangoneo parlamentario que tanto gusta a los portavoces del PP y de CC, particularmente a este último, Barragán, curtido en mil batallas y en otras tantas trapisondas a mayor gloria del desprestigio de la Cámara. Ambos lo intentaron de todas las maneras, pero cuando no se encontraban de frente con los rigores del reglamento, era el secretario general de la Cámara el que les recordaba que las normas son iguales para todos, y que ya hay demasiados focos en los servicios jurídicos del Parlamento como para cometer nuevas arbitrariedades. Antonio Castro Cordobez, que trataba de no cabrear mucho a sus compañeros de coalición, tuvo que plegarse sin embargo a su papel institucional y hacer prevalecer el sentido común y el sentido del reglamento. Tal era el cabreo de Barragán que, al levantarse la mesa no pudo reprimir sus instintos más tribales lanzando al presidente del Parlamento un despreciativo y frustrado “¡vete por ahí!”. Habrá que redefinir la trayectoria de ese designio de la lana que tanto gusta a Soria. Porque, una vez más, el trasquilado ha sido él.