El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Cuando lo moderno es el petróleo
Cuesta un poco de trabajo encajar que todavía haya empresarios en Canarias que digan que renunciar al petróleo es regresar a la Edad de Piedra, que lo moderno es poner la alfombra roja a Repsol y facilitarle que explote los pozos que, previsiblemente, puede haber frente a Lanzarote y Fuerteventura. Cuesta trabajo creer que exista esa visión si no fuera por las necesarias localizaciones que hay que añadir para encajarlo todo en su lugar del puzzle. Quien así se ha expresado, quien acusa al Gobierno de Paulino Rivero de condenarnos a la prehistoria, es uno de los más influyentes empresarios de Canarias, Sergio Alonso, que pasa por ser uno de los más cultivados, uno de los más estudiosos patronos que ha dado el movimiento empresarial canario. Liberal hasta la médula, tiene su negocio principal montado alrededor de la automoción por ser concesionario de coches para Canarias y diversos países de América Latina. Primer dato necesario. Pero si a esas leves pinceladas de los intereses que representa el señor Alonso añadimos que es el máximo defensor que tiene entre su casta el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ya tenemos todo el cuadro completo para explicarnos que haya personas cultas, bien situadas socialmente, que considere que renunciar a la explotación del petróleo frente a las costas canarias equivaldría a regresar a la Edad de Piedra. Porque Soria necesita que empresarios y medios informativos asuman y empujen no solo su empeño por meter a Repsol a explotar petróleo en Canarias, sino también su táctica de abrirle una brecha a Paulino Rivero en sus relaciones con el mundo económico isleño. Los primeros resultados de esa solicitud de apoyo ya se están apreciando.
Cuesta un poco de trabajo encajar que todavía haya empresarios en Canarias que digan que renunciar al petróleo es regresar a la Edad de Piedra, que lo moderno es poner la alfombra roja a Repsol y facilitarle que explote los pozos que, previsiblemente, puede haber frente a Lanzarote y Fuerteventura. Cuesta trabajo creer que exista esa visión si no fuera por las necesarias localizaciones que hay que añadir para encajarlo todo en su lugar del puzzle. Quien así se ha expresado, quien acusa al Gobierno de Paulino Rivero de condenarnos a la prehistoria, es uno de los más influyentes empresarios de Canarias, Sergio Alonso, que pasa por ser uno de los más cultivados, uno de los más estudiosos patronos que ha dado el movimiento empresarial canario. Liberal hasta la médula, tiene su negocio principal montado alrededor de la automoción por ser concesionario de coches para Canarias y diversos países de América Latina. Primer dato necesario. Pero si a esas leves pinceladas de los intereses que representa el señor Alonso añadimos que es el máximo defensor que tiene entre su casta el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ya tenemos todo el cuadro completo para explicarnos que haya personas cultas, bien situadas socialmente, que considere que renunciar a la explotación del petróleo frente a las costas canarias equivaldría a regresar a la Edad de Piedra. Porque Soria necesita que empresarios y medios informativos asuman y empujen no solo su empeño por meter a Repsol a explotar petróleo en Canarias, sino también su táctica de abrirle una brecha a Paulino Rivero en sus relaciones con el mundo económico isleño. Los primeros resultados de esa solicitud de apoyo ya se están apreciando.