Aumentan las especies exóticas en los escasos humedales de Canarias

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

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Un estudio realizado en más de 150 localidades de Canarias ha detectado la presencia de numerosas especies exóticas, como peces, cangrejos, galápagos e incluso caracoles de acuario en zonas de agua dulce, entre ellos y por primera vez en España, una población naturalizada de camarón de cristal en los charcos de barrancos cercanos a Artenara, en Gran Canaria.

La investigación ha sido realizada por la empresa Birding Canarias, especializada en conservación de la biodiversidad y ecoturismo, y su responsable, el naturalista Juan José Ramos, explica en una entrevista a EFE que han llegado a localizar hasta varios kilómetros llenos de “gupis” en barrancos de La Gomera y Tenerife.

Birding Canarias ha investigado la situación de las especies invasoras en el medio acuático durante 2016 y 2017 con financiación del Gobierno de Canarias, y a lo largo del año pasado han continuado con muestreos y trabajo de campo con recursos propios.

Desde el caracol trompeta al cangrejo rojo americano o la tortuga de Florida, las especies exóticas que están apareciendo en zonas de agua dulce de las islas proceden de prácticas como la pesca deportiva no responsable en presas y embalses y sobre todo, de la liberación en la naturaleza de ejemplares comprados para acuarios domésticos para su uso como animales decorativos.

La proliferación de estas especies está empezando a afectar “a los pocos cauces de agua dulce” en las islas, como los barrancos de Afur e Igueste de San Andrés en Tenerife y Chejelipe en La Gomera, así como Río Cabras en Fuerteventura, pero donde el problema es mayor es en Gran Canaria, precisa Juan José Ramos.

Añade que puede haber más especies en la naturaleza porque sólo en tiendas de animales se comercializan entre 200 y 300 especies de animales acuáticos, más los que se puedan adquirir individualmente por internet.

“No sabemos lo que está pasando realmente, pues desconocemos el impacto de esas especies introducidas sobre estos sensibles ecosistemas donde residen diferentes invertebrados autóctonos”, detalla Ramos, quien indica que las zonas con agua dulce de Canarias a pesar de su reducido tamaño pueden llegar a albergar una gran biodiversidad, especialmente de invertebrados acuáticos.

La introducción de peces de diferentes especies, en su mayor parte a partir de los años 50 de la pasada década, puede estar generando un fuerte impacto sobre estas frágiles comunidades acuáticas locales, especialmente en cuencas de barrancos, nacientes y pequeñas lagunas temporales incluso de la franja costera.

Sin embargo, detalla Juan José Ramos, las comunidades de agua dulce se encuentran escasamente estudiadas ya que los estudios existentes se han centrado principalmente en describir las de invertebrados acuáticos, y se desconoce realmente el número de especies de peces dulciacuícolas, su distribución, el tamaño de sus poblaciones y el efecto de su introducción sobre las comunidades de fauna y flora local.

No obstante, prosigue el naturalista, se conoce la presencia de carpas y carpines desde la primera mitad del siglo XX, Gambusias (Gambusia affinis) desde los años 50 y 60, la introducción de perca americana en Gran Canaria desde la mitad de los años 60 e incluso la suelta sin éxito de truchas en la presa de Las Niñas.

Más recientemente, en los últimos 30 años, se han comenzado a detectar peces provenientes de acuarios como Xipho espada (Xiphophorus maculatus), Ciclido cebra (Archocentrus nigrofasciatus) y algunas otras especies que no han llegado a establecerse.

Para el estudio se realizó un trabajo de campo entre el 1 de enero y el 30 de julio de 2017 con un muestreo en 27 localidades de La Gomera, 47 en Tenerife y 46 en Gran Canaria.

Como resultado se detectaron un total de 12 especies y al menos 2 híbridos de interés comercial - tilapia (Oreochromis mossambicus x O. Niloticus) y carpa koi (Carassius x Cyprinus) diferentes correspondientes a 5 familias de peces (Cyclidae, Poecilidae, Centranquidae, Cichlidae y Siluridae).

La especie mejor representada es la Poecilia reticulata localizada en 35 localidades, seguida de carpín (Cyprinus carpio) en 31 y perca americana en 20.

Se ha calculado el índice de riesgo de establecimiento y expansión de todas la especies localizadas durante el presente estudio, siendo los valores más altos para Poecilla reticulata, Gambusia affinis, Carassius auratus, Cyprinus carpio y Oreochromis mossambicus.

Se aportan datos de cinco especies de caracoles acuáticos frecuentes en acuarios, liberados en el medio natural de las islas aparentemente en tiempos recientes Melaniodes tuberculata, Physella acuta, Planorbella durby, Pomacea canaliculata y Radix auriculata, esta última citada por primera vez para las islas.

Se ha relocalizado el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) en el complejo de presas Las Hoyas - Lujaresjos - Los Pérez en Artenara - Gran Canaria y galápagos de Florida (Trachemys scripta) en 20 localidades, con densidades muy altas en la presa de Ayagaure (San Bartolome de Tirajana - Gran Canaria).

Además se ha localizado por primera vez para el territorio nacional y aparentemente por segunda vez en al Unión Europea una población naturalizada del camarón de cristal o camarón fantasma (Neocaridina heteropoda) en charcos del barranco Grande de Artenara.

“En el transcurso del presente trabajo hemos encontrado que diferentes especies se han introducido para la pesca deportiva (perca americana, carpa), el control biológico (gambusia, gupi, platy), fines de acuicultura (tilapia), motivos ornamentales (carpín, carpa), como cebo vivo para la pesca deportiva (perca sol) o escapes y sueltas deliberadas (xipho, cíclido cebra, gupi)”, explica Juan José Ramos.

Con el objeto de prever y minimizar el impacto de los peces introducidos en medios acuáticos los especialistas realizan una serie de recomendaciones encaminadas al control, erradicación y eliminación de poblaciones naturalizadas en los espacios naturales de las islas.

Así se propone dar prioridad a las especies que tienen posibilidades reales de ser controladas, en especial donde es viable la erradicación total, como por ejemplo los charcos de barrancos.

Y sobre todo se aconseja que en vez de liberar a los ejemplares de acuarios domésticos en el medio natural se lleven a un centro de recuperación de la fauna, a agentes de medio ambiente o a la tienda de animales en la que se adquirieron.