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Regeneración natural y selvicultura preventiva, claves para los planes de reforestación tras un incendio

Zona afectada por el incendio declarado en Tenerife el pasado 15 de agosto

Efe / Canarias Ahora

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La regeneración natural y la selvicultura preventiva son claves para poder recuperar los bosques y espacios naturales calcinados por los incendios producidos en España, que suman 6.205 este año, según explican a EFE varios expertos consultados tras el incendio de Tenerife, que afectó a unas 14.000 hectáreas y que aún continúa activo.

En España se han calcinado 66.063,51 hectáreas entre el 1 de enero y el 20 de agosto de este año, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco).

En el porcentaje de número de hectáreas calcinadas del Miteco -elaborado con los datos provisionales facilitados por las comunidades autónomas-, se ha contabilizado el de Arafo (Tenerife) como gran incendio, pero no el número de hectáreas quemadas.

Ante esta realidad, son muchas las incógnitas sobre cómo recuperar estos espacios calcinados por el fuego y los procesos a seguir para su recuperación con el paso del tiempo.

Carlos Cortés Sánchez, ingeniero de montes especializado en incendios forestales y bombero del Consorcio de la Diputación de Alicante, explica que las plantas y árboles existentes en los bosques españoles “probablemente tienen un origen de más de 60 años”, lo que significa que en esa época las condiciones climáticas eran “bastante diferentes” a las que experimentan actualmente.

Para Cortés, “la falta de precipitaciones y las altas temperaturas durante todo el año hacen que las especies ardan con igual facilidad porque las condiciones de estrés hídrico son las mismas para todas”.

Sostiene que la regeneración natural es una de las medidas en las que confiar cuando ocurre un incendio de baja o media intensidad, porque “nuestras especies tienen una gran adaptación al paso de los incendios”.

Ejemplo de ello, dice, es el incendio que tuvo lugar el año pasado en Valle d'Ebo (Alicante), que afectó aproximadamente a unas 11.300 hectáreas, y en el que Cortés señala que trabajó en su extinción.

Explica que “puede demostrar” que la regeneración natural es posible gracias a las fotografías donde se observa cómo las plantas empiezan a brotar en ese suelo calcinado gracias a las labores de limpieza, con la retirada de restos de madera quemada.

Cortés advierte de que “no emplear la biomasa disponible” es la causa para la generación de incendios de gran dimensión y que en muchas ocasiones sean “muy difíciles de extinguir”.

“Se libera la energía de la biomasa que está acumulada durante mucho tiempo en el suelo, explica, entonces es imposible que los bomberos puedan apagarlo, al final es una reacción química que desprende una energía descomunal”.

Pero el monte y los bosques no dejan de crecer, según Cortés, y explica que actualmente y solo en la Comunidad Valenciana crecen “unas 3.300 hectáreas al año”, lo que significa que “estamos creando verdaderas acumulaciones de combustible que no se mitigan porque se ha perdido la ganadería y la gestión forestal”, por el abandono de las zonas rurales.

“Al final somos el patito feo de todo esto, ver cortar un árbol está mal visto, sin embargo es bueno porque quitas competencia, los árboles más jóvenes pueden crecer con más vigorosidad y con más recursos”, asegura el ingeniero de montes.

Sergio Gómez, ingeniero técnico forestal que trabaja en el servicio de bomberos forestales de la Comunidad de Madrid, coincide con Cortés y asegura que la selvicultura o silvicultura preventiva es algo que tiene que estar en conocimiento de la población.

Observar como algo “negativo” la eliminación de árboles es una “visión muy urbanita”, subraya, cuando la gente que se dedica al monte o ha crecido en él sabe que es “la mejor forma de evitar futuros incendios”.

En cuanto a la reforestación, Gómez sostiene que “hay que buscar especies que estén adaptadas al sitio concreto donde se necesitan, porque cuanto más adaptadas estén, mejores condiciones tendrán y habrá menos riesgo de entrar en déficit o en problemas sanitarios, que puedan hacer de ellas un combustible más peligroso”.

Otra de las medidas que Gómez propone es que haya una “gestión forestal real y, asegura, que lo que no se puede hacer es plantar solo con la intención de repoblar”, sin tener en cuenta la adaptación y “dejar todas esas plantaciones y esas repoblaciones a su suerte, porque terminan convirtiéndose en zonas con mucha continuidad y con mucha carga de combustible”.

En su opinión, “se debería intentar destinar más esfuerzos a que lo que existe actualmente no se queme e intentar recuperar rápidamente una zona que ya se ha quemado, sin dejar de lado y a su suerte a millones de áreas que hay en condiciones de riesgo de incendio muy importante”, concluye. 

El incendio de Tenerife, camino de la extinción

El operativo contra el incendio, que sigue en fase de estabilización, mantiene desplegados sobre el terreno a 135 efectivos, además de cuatro helicópteros, dos del Cabildo y dos del Estado, junto al personal de coordinación y logística que continúa trabajando en la emergencia.

Los efectivos de tierra pertenecen a las Brigadas Forestales y personal de los Cabildos de Tenerife, La Palma, La Gomera, El Hierro, el Consorcio de Bomberos de Tenerife y las empresas Tragsa y Gesplan.

En los municipios afectados por el incendio, Güímar, Arafo, Fasnia, Candelaria, El Rosario, Tacoronte, El Sauzal, La Matanza de Acentejo, La Victoria de Acentejo, Santa Úrsula, La Orotava y Los Realejos, se mantienen activadas medidas de grado 3.

Además, este miércoles se ha permitido regresar a sus casas a los 20 vecinos que continuaban desalojados en el municipio de Santa Úrsula.

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