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La ‘mancha negra’ condena al tomate canario

Tomates afectado por el hongo Mildiu, en un cultivo de La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria).

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

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Una mañana, el agricultor Francisco Llarena acudió al invernadero donde cultiva sus tomates y los vio todos “destrozados”. La tarde anterior se había marchado sin percibir nada extraño, pero “en una sola noche” la mancha negra dejó las plantas “quemadas” y “cayéndose”. A pesar de que las lluvias dejadas por la borrasca Filomena supusieron una bendición en el campo en Canarias, la alta humedad y las bajas temperaturas han propiciado la aparición en el fruto del mildiu, un hongo que provoca daños irreversibles en el cultivo. En La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria), donde se concentra la mayor parte de la producción en el Archipiélago que se destina a la exportación, ha afectado al 30% de la producción del municipio. El seguro no cubre las pérdidas y más de una veintena de agricultores temen no poder hacer frente siquiera a los costes de producción para la siguiente campaña y solo podrán subsistir con ayudas del Gobierno de Canarias. Esto supone, además, otra estocada a una campaña ya de por sí mermada para poder colocar el producto en los mercados europeos golpeados por la pandemia: 40.000 kilos no podrán ser exportados.  

En la zafra de 2019-2020 se exportaron 33.445,8 toneladas de tomates desde Gran Canaria, que aglutina la mayor parte de la producción del cultivo y a las seis de las ocho empresas que se dedican a su exportación. Respecto a la campaña anterior han sido 7.885 toneladas menos, según la Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (Fedex). El final de dicha zafra -que comienza en el mes de junio con la siembra de semillas, continúa en octubre con las primeras recogidas y exportaciones y acaba en mayo- coincidió con el inicio de la pandemia y las restricciones impuestas, que dificultaron la comercialización de la fruta. “Competimos con Marruecos y (en los mercados emisores) no se consume tanto tomate como antes; en ocasiones, solo se ha podido vender a grandes superficies, lo que nos afecta directamente”, explica Juan José Del Pino, presidente de la Cooperativa Agrícola de San Nicolás (Coagrisan), que aglutina a 85 agricultores en un municipio que mantiene unas 150 hectáreas del cultivo, aproximadamente, de un total de 465 en Canarias.

Y es que el cierre de restaurantes en Reino Unido, Holanda o los países escandinavos tiene un efecto que llega hasta Canarias, pues los exportadores de tomates ven reducidos los mercados en los que introducir la fruta. Situar un kilo de tomates de Canarias en países europeos supera los 0,90 euros el kilo, según un estudio de costes de producción de la Universidad de La Laguna (ULL), mientras que en Marruecos la cifra desciende hasta los 0,70 céntimos el kilo. Por contra, el precio de venta ha oscilado entre los 5,14 euros que se pagaba al inicio del siglo a los 3,37 euros que se abonaron de media en la campaña 2018-2019 por cada 6 kilos (la unidad mínima de venta), según Fedex. “En la pasada campaña la pandemia nos ha afectado al final, pero en la zafra actual ha sido desde el inicio. Y a medida que hemos avanzado, se ha ido complicando más por las medidas restrictivas aplicadas en los países destinatarios. Nos está haciendo un roto y nos estamos quedando muy mal”, explica Gustavo Rodríguez, presidente de la federación.

Los datos recogidos en el estudio de la Universidad de La Laguna fueron recabados por un equipo de economistas y compartidos por el Gobierno de Canarias para trazar una foto de los costes de producción y el impacto socioeconómico. La Consejería de Agricultura también encargó un estudio al Instituto Tecnológico de Canarias para realizar un diagnóstico de un cultivo histórico en la agricultura del Archipiélago y ofrecer soluciones que ayudaran a su supervivencia ante la amenaza del Brexit. Mientras que hace 20 años se exportaban 300.000 toneladas en cada campaña, gracias a las casi 3.000 hectáreas de cultivos, en la actualidad ha ido descendiendo hasta situarse en una media de 40.000 toneladas. Ello ha traído consigo la disminución del empleo relacionado con el tomate, desde los casi 18.000 de mediados de los noventa a menos de 2.000 en la actualidad. Las causas hunden sus raíces en el acuerdo firmado entre la UE y Marruecos para la entrada del producto alauí, que produce con unas condiciones laborales que abarata el precio del tomate y contra la que la fruta canaria no puede competir en igualdad, al tener que incrementar la inversión para cumplir las normativas fitosanitarias. A esto se suma la plaga de la cuchara, que cambió la metodología de cultivo para evitar que la mosca blanca, especie que transmitía el virus, se propagara, lo que también elevó el nivel de inversión para producir tomate; en los siguientes años también se sucedieron otras, como el ácaro rojo, la tuta absoluta y las inclemencias del clima, como la tormenta Delta. “El coste se incrementó y muchos productores no se lo pudieron permitir”, añade Rodríguez.

En base a los datos del estudio encargado por el Gobierno de Canarias, y para garantizar la supervivencia del cultivo de tomate de exportación en Canarias, en diciembre de 2020 la Unión Europea aprobó la modificación del Posei, que incluyó incrementar la ayuda por hectárea de 15.000 a 24.000 euros a partir de 2021. Con estos fondos, se garantizaría la continuidad de la actividad; sin embargo, los productores canarios no podrán empezar a percibir la cantidad hasta 2022 porque entró en vigor el 1 de enero de este año y se aplica previa justificación de la campaña anterior. Es decir, durante este año solo podrán acceder a la ayuda de 15.000 euros y, una vez presenten los datos de la zafra actual, podrán cobrar los 24.000 euros por hectárea. “Con lo que se va a ingresar de esta campaña va a ser difícil que se puedan cubrir los costes de producción”, recuerda Rodríguez, quien considera que el año que viene “tiene que ir muy mal la cosecha para no poder continuar la actividad con el dinero destinado por hectárea”.

Por ello, desde el sector reclaman al Gobierno de Canarias que contemple ayudas que permitan a los productores de tomate de exportación en las Islas poder cubrir los costes de la campaña actual y poder llegar a la siguiente. A tal fin, Fedex explica que esperarán hasta finales de enero para presentar los datos trimestrales del cultivo en las Islas que puedan justificar las ayudas y compensar las perdidas por la plaga de la mancha negra. “Algo similar a lo ocurrido con la flor cortada” añade Rodríguez, que no pudo comercializar su producción desde el 14 de marzo al 20 de junio y el Ejecutivo regional ha abonado 5 millones de euros con el fin de paliar las pérdidas. La Consejería de Agricultura ha explicado a esta redacción que están “valorando los daños” en el tomate afectado por el hongo y, una vez tomen una decisión al respecto, “lo comunicaremos”.

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