Miguel Altieri, teórico de la agroecología: “Cuando se elige comida rápida, se apoya un sistema alimentario industrial de inmenso impacto medioambiental”
Expertos internacionales, entre ellos el chileno Miguel Altieri, han destacado este martes en la presentación del I Seminario Interinsular de Agroecología (9-13 de abril en Tenerife, Gran Canaria y La Palma), en Santa Cruz de Tenerife, que el futuro de la agricultura en Canarias pasa por la sostenibilidad, la producción de variedades locales dirigidas a lograr un alto grado de autoabastecimiento, y por la defensa y la unión de los pequeños agricultores.
Altieri subrayó en ese acto de explicación del contenido del nuevo seminario sobre agroecología que, “cuando yo elijo comer en una gran cadena de comida rápida, estoy apoyando un sistema industrial que tiene un mayor impacto en nuestro planeta, con una huella social y medioambiental inmensa”.
La cita formativa, organizada por el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), la Fundación Instituto de Agricultura Ecológica y Sostenible (FIAES) y la Universidad de La Laguna (ULL), se celebra durante cuatro jornadas en las islas de Tenerife, Gran Canaria y La Palma, con el objetivo de compartir conocimientos y profundizar en los orígenes del movimiento agroecológico a partir de la participación de referentes en ese campo científico como Miguel Altieri y Clara Nicholls.
La agroecología es una ciencia que emerge en América Latina hace más de 35 años de la conjugación de los conocimientos tradicionales de los campesinos indígenas y de la ciencia moderna (ecología, agronomía, entre otras), de donde surgen unos principios que persiguen una agricultura orientada a lograr la soberanía alimentaria, socialmente justa, sostenible, económicamente viable y culturalmente aceptable.
La agroecología se basa en la producción de alimentos con una mirada integral al ecosistema, incluyendo el entorno social y rechazando la dependencia de agrotóxicos y el uso de transgénicos. Además, rescata los saberes tradicionales de los campesinos, basados en el conocimiento de la natural.
Durante el mismo acto, el consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, Narvay Quintero, destacó la importancia de este tipo de encuentros sobre los retos a los que se enfrenta la agricultura en territorios ultraperiféricos como Canarias, “especialmente sensibles a los cambios económicos y climáticos”. Explicó que “la aplicación de la agroecología en las islas viene a destacar el producto local, una actividad con menor impacto medioambiental y mayor respeto a nuestro planeta”.
Biodiversidad y variedades locales
Además, Quintero sostuvo que esa modalidad “valora la biodiversidad y el fomento de nuestras variedades locales; también la importancia de los pequeños agricultores en la conservación de nuestro paisajes agrarios y sus saberes, como defendemos desde el Ejecutivo canario”.
El consejero Quintero mencionó algunos de los proyectos promovidos por el Gobierno canario para fomentar los productos frescos, de temporada y kilómetro cero, como el plan de frutas y hortalizas en los colegios y el programa Ecocomedores en centros educativos y sociales.
En la misma presentación, Miguel Altieri, uno de los principales teóricos de esta disciplina científica, destacó la importancia de apoyar a los pequeños agricultores: “Son unos 1.500 millones en el mundo, con unos 350 millones de fincas de un tamaño no superior a las dos hectáreas y que ocupan el 20% de la tierra y utilizan el 20% de los recursos (de agua, energía...). La repercusión es cero en el calentamiento global, y esta actividad produce entre el 50 y 70% de los alimentos que comemos en el planeta”.
“Por el contrario, la agricultura industrial, basada en grandes insumos, produce el 30%, ocupa el 70% de la tierra, del agua y de la energía del petróleo, y genera el 35% de los gases de efecto invernadero, que son los que han causado el cambio climático”, agregó.
El investigador chileno comentó que “la gente ignora muchas veces la importancia de la agricultura en nuestras vidas. Todos comemos tres veces al día, y comer es un acto político y ecológico a la vez. Cuando yo elijo comer en una gran cadena de comida rápida, estoy apoyando un sistema industrial que tiene un mayor impacto en nuestro planeta, con una huella social y medioambiental inmensa. Cuando se apoya a los mercados de los pequeños agricultores, se defiende otro modelo opuesto”, añadió el investigador, profesor durante casi 40 años en la Universidad de California, en Berkeley (Estados Unidos) y referente internacional en este campo.
El presidente de la Fundación Instituto de Agricultura Ecológica y Sostenible (FIAES), Jose Luis Porcuna, indicó que la entidad que representa busca a través de esta cita “recoger el espíritu del tinerfeño Antonio Bello [ya fallecido] y abrir diálogos abiertos que integren y reflexionen sobre nuestro desarrollo rural, sobre cómo evolucionan nuestros sistemas agrarios y sobre la importancia de la sustentabilidad, que encuentra a través del trabajo de Miguel Altieri y del grupo de investigadores que encabeza en la agroecología una forma de ser medida”.
La investigadora Clara Nicholls, presidenta de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología y profesora en la Universidad de California, comentó que “muchas de las innovaciones agroecológicas están en los campos de los agricultores. Lo que nos hace falta es dejar la arrogancia a un lado como investigadores y entender que el conocimiento también se crea en las comunidades tradicionales, sin romantizar este conocimiento”.
Nicholls aclaró que la diferencia entre la agricultura ecológica y la agroecología es el componente social y político de esta última. La agricultura orgánica está en pro de un producto como tal sin importar tanto las relaciones sociales del territorio, mientras que la agroecología va encaminada a alcanzar un desarrollo rural ligado a la identidad cultural de esa región“.