Amistad, ¿apoyo incondicional o puñal invisible?
Probablemente, la amistad es uno de los mayores tesoros que todos nosotros, los humanos, podemos llegar a tener en nuestras vidas. Amigos y amigas, cómplices con quien compartir tus victorias, pero también tus derrotas. Sin duda, algo que nos hace más fuertes y felices, ¿pero realmente es amigo aquel que se hace llamar amigo?
Residimos en un mundo digital, un mundo donde estamos demasiados conectados unos con otros, a través de las redes sociales. Creamos “amigos” de forma sencilla, gracias a este tipo de herramientas digitales, y esto a menudo nos lleva a confundir a un verdadero amigo, de un conocido, e incluso de alguien que realmente no nos desea el bien.
Cuando somos jóvenes, el término amigo nos nace con facilidad. Todo el mundo parece aceptable, tenemos muchas amistades y nos encanta. Pero con el tiempo, con las vivencias, los golpes y la experiencia, la palabra amigo se vuelve más prestigiosa y nuestros amigos menguan en número, aunque mejoran en calidad. Aquí, la frase “mejor que calidad que cantidad”, cobra sentido.
Pero del mismo modo y siendo la amistad algo maravilloso, muchas veces nos vemos traicionados por quienes eran nuestros amigos. Aquellos a los que les brindamos nuestra confianza, nos fallan. Esto puede ser causado por varias razones, pero la principal es que, para esta persona no significas lo mismo que significa ella para ti. A causa de la envidia, a causa de la falsedad, de intereses o de otros aspectos tóxicos, muchas veces aparecen esos puñales, que, disfrazados con la capa de invisibilidad, nos traen la triste realidad.
Una de las mejores formas de descubrir que una amistad es falsa no es otra que atravesar un mal momento, tener una noticia que te pare la vida y te llene de angustia, un golpe fuerte de la vida, una situación indeseable para todos. Cuando las cosas van mal, todas esas personas que se han acercado a ti por conveniencia dejarán de estar presentes, es más, desaparecerán.
Si bien es cierto que esto puede resultar doloroso, con el tiempo agradecerás haber alejado de tu vida a aquellos que estaban ahí por puro interés. Y es curioso, porque hasta en los peores momentos se puede sacar algo bueno, ya que estos tiempos difíciles ahuyentarán a las “hienas”, esas falsas amistades que nos reían a la cara y nos criticaban en la espalda. Y estos puñales de los que hablamos, ya no serán tan invisibles.
Pero claro, entre risas y cervezas uno no sabe quién está porque quiere y quién porque le interesa, por lo que no es sencilla la deducción. Los amigos no se valoran por el tiempo de conocerlos, sino por sus demostraciones de lealtad, cariño y sinceridad, porque a veces quien más crees conocer, es a quien menos conoces.
Hay una frase que nos dice “amigo falso es el que quiere que te vaya bien, pero nunca mejor que a él”, y esta es una cruda realidad, pues la palabra amistad significa, entre otras cosas, alegrarte de la felicidad de esa persona, y por supuesto de su éxito. La verdadera amistad se alegra y mucho entre sí, implica el querer a una persona, y al igual que te alegras por tu madre cuando le va bien porque la quieres, te alegrarás cuando a tu amiga le va bien, porque la quieres.
La amistad conlleva a un tipo de relación que puede llegar a ser un tanto complicada. Si bien es cierto que podemos tener algún que otro amigo o conocido, los amigos que te quieren, aquellos que estarán en los malos momentos, es probable que se puedan contar con los dedos de una sola mano.
En definitiva, podemos decir que, en la prosperidad, nuestros amigos nos conocen, mientras que, en la adversidad, nosotros conoceremos a nuestros amigos y se destapará esa incógnita entre apoyo incondicional o puñal invisible.
Si tienes la suerte de que al leer este artículo has pensado en algún amigo o amiga de verdad, una persona que sabes que estará si llegan malos momento, espero que lo cuides, porque realmente es uno de esos tesoros que nos brinda la vida.
Christian Pérez
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