“Los Indianos se han convertido en el lunes del Carnaval de Canarias, pero hay que reconducir la masiva asistencia”
El cronista oficial de Santa Cruz de La Palma, Manuel Poggio Capote, asegura en una entrevista con La Palma Ahora que Los Indianos “se han convertido por méritos propios en el lunes del Carnaval de Canarias”. Sin embargo, reconoce que “la masividad de asistentes ha derivado negativamente y ha menoscabado su puesta en escena”, pero considera que “no deberíamos partir de una mirada excesivamente idealizada hacia el pasado más reciente. Se trata más bien de catalogar los recursos actuales y aprovecharlos. La asistencia de un mayor número de participantes, ya una multitud, puede reconducirse estableciendo varias escenas”.
-¿Qué son Los Indianos?
-Los Indianos o la Llegada de los Indianos de Santa Cruz de La Palma es una expresión festiva que destaca por su fuerte componente paródico y burlesco y por su naturaleza de pasacalle colectivo, una manera combinada de celebrar muy palmera, según demuestran otros ejemplos como La Boda de Don Tadeo de Fonseca, el Desfile de las Naciones Desunidas o la aún vigente Banda de Oxford. A la vez, Los Indianos se han convertido en un homenaje a la figura del emigrante, que ha sido común a lo largo de la historia de La Palma, hasta tal punto que puede decirse que el emigrante a tierras americanas es parte consustancial de nuestro ser isleño.
-¿Cómo ve en la actualidad esta fiesta?
-Es evidente que la Llegada de los Indianos se ha convertido por méritos propios en el lunes del Carnaval de Canarias. Es llamativo cómo una convocatoria con unos medios económicos limitados y sin contar prácticamente con una promoción externa haya alcanzado unas cotas de difusión tan amplias. Sin embargo, la masividad de asistentes ha derivado negativamente y ha menoscabado su puesta en escena. Quizás, lo más llamativo haya sido la desaparición del desfile de la tarde, que era la esencia y el germen de la parodia: los indianos retornados que desembarcaban en el puerto presumiendo de fortuna y mostrando toda clase de objetos exóticos. En contraposición, debe subrayarse el cuidado puesto por toda la sociedad en la indumentaria y en esa articulación en torno a la fiesta (algo de lo que en buena parte carecen otras citas carnavalescas del Archipiélago), convertido en marca o símbolo identitario. Se trata de una fiesta que ha arraigado en la cultura de la capital palmera pero que, en cierto modo, corre el riesgo de morir de éxito.
-¿Considera que habría que realizar algún cambio para mantener su esencia?
-Creo que la primera cuestión es que no deberíamos partir de una mirada excesivamente idealizada hacia el pasado más reciente. Se trata más bien de catalogar los recursos actuales y aprovecharlos. La asistencia de un mayor número de participantes, ya una multitud, puede reconducirse estableciendo varias escenas. Lo explico de forma muy concisa: durante la mañana, cabría explorar una versión de Indianos a la veneciana. Es decir, aprovechar ese gusto por las cosas bien hechas —tan característico de la Isla— plasmado, por ejemplo, en la indumentaria indiana, para desarrollar un paseo por Santa Cruz de La Palma. La capital palmera conserva una honda tradición musical de raíces antillanas, un conjunto urbano con personalidad y una vocación por el teatro que se pone de manifiesto en otros muchos festejos locales. Si se lograra volver a concentrar la Batalla de Polvos en la franja vespertina, la mañana es susceptible de dedicarse a una celebración de evidente singularidad. La tarde quedaría reservada a la Batalla de Polvos y al desfile. Los grupos de percusión de la Isla podrían así interpretar congas cubanas en vez de batucadas. Además, dada la enorme afluencia de público foráneo, se perfilarían mejor las jornadas previas. En este sentido, algunas acciones desarrolladas el domingo de la víspera, como Los Indianitos, un festival musical organizado por un grupo local o la recreación de la Casa Tey, han sido muy acertadas.
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