Los awara, los primitivos habitantes de La Palma, “tenían una cantidad infinita de posibilidades para tallar petroglifos sobre diques (existen miles en la Isla) y, sin embargo, tan sólo eligieron unos pocos -hemos contabilizado 23 diques- que representan poco más de un 1 % del total de estaciones rupestres de La Palma”, explica Miguel Martín, prehistoriador y director de la revista Iruene, pionera en los campos de la ideología, la cultura y las cosmovisiones de los antiguos canarios.
“Un dato de enorme interés es que todos los diques se localizan por encima de los 1.800 metros sobre el nivel del mar, en las estribaciones interiores y exteriores del colosal cráter de La Palma”, indica Miguel Martín. “Ocho se ubican en la misma crestería, seis en la cara interior de La Caldera de Taburiente y nueve en el perfil exterior”.
En este sentido, se pregunta: “¿por qué, de los miles de diques que existen en la Isla, tan sólo se eligieron unos pocos para tallar grabados rupestres? ¿Existe una explicación para este enigma?”. Apunta que, en el número 4 de la revista Iruene, se intenta dar respuesta a estas cuestiones. Señala a LA PALMA AHORA que la elección de los emplazamientos tiene que “ver con el cosmos y, sobre todo, con el Sol y la estrella Canopo”. La alineación del dique “coincide con algunos de los solsticios y, en otros casos, con el ocaso de la estrella Canopo”, subrayó.