“En astronomía nos queda mucho por aprender y La Palma es una pieza clave”
Continuaremos esta sección de Scientia Palmensis dedicada a la labor científica de las personas que han nacido o trabajan en nuestra isla de La Palma con una entrevista al doctor Luis Mederos Martín (Breña Alta, 1958), doctor en Física e investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid. El doctor Mederos cursó el Bachillerato en el Instituto Alonso Pérez Díaz de Santa Cruz de la Palma. Terminado el Bachillerato se trasladó a Madrid para estudiar Física ya que por aquel entonces el estudio de esta disciplina no era posible en la Universidad de la Laguna. Obtiene la licenciatura en Ciencias Físicas, especialidad en Física del Estado Sólido (Teoría Cuántica de Sólidos), en la Universidad Autónoma de Madrid en 1981. El 5 de junio de 1985 defiende en la misma Universidad su tesis doctoral titulada Mecánica Estadística y Termodinámica de sistemas bidimensionales: Transiciones de Fase en Adsorbatos, dirigida por el profesor G. Navascués, obteniendo el grado de Doctor en Ciencias, sección Físicas, con la máxima calificación. Tras un paréntesis para cumplir con el servicio militar, obligatorio en aquellos años, inicia estudios de especialización posdoctoral en el Departamento de Física de la Universidad de Guelph (Ontario, Canadá) bajo la supervisión del profesor D. E. Sullivan, trabajando en modelos moleculares de cristales líquidos. A su regreso a España en enero de 1987 es nombrado profesor titular interino en el Departamento de Física Teórica de la Materia Condensada de la Universidad Autónoma de Madrid. En febrero de 1989 toma posesión como científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas siendo destinado al Departamento de Teoría y Simulación de Materiales del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid. En mayo de 2007 fue promovido a la categoría de investigador científico del CSIC puesto que ocupa hasta la feche. Además de su trabajo en teoría y simulación de materiales, campo en el que ha publicado una larga lista de artículos en revistas internacionales especializadas, el doctor Mederos dedica parte de su tiempo a la divulgación científica, concretamente a la divulgación de la Astronomía (Navegación Astronómica) y la Meteorología, materias sobre las que ha publicado sendos libros.
Doctor Mederos, ha dedicado usted buena parte de su trayectoria científica al estudio de la Ciencia de los Materiales, un campo que ha tenido avances espectaculares en los últimos tiempos. ¿Qué nuevos retos se afrontan en este momento en su campo de trabajo?
-La ciencia de materiales vive en la actualidad un momento clave por su implicación en el desarrollo de nuevas tecnologías. Un simple ejemplo bastará: la implantación del coche eléctrico pasa por la mejora de su autonomía. Y esto requiere baterías mucho más eficientes. Hemos podido leer recientemente en los periódicos noticias sobre una posible nueva batería basada en grafeno, un material con muy pocos años de existencia, con propiedades sorprendentes y con esperanzadoras aplicaciones. Otra característica de la ciencia de materiales actual es su carácter multidisciplinar. Los problemas científicos son hoy atacados por equipos de investigación en los que participan profesionales de distintas disciplinas. Por ejemplo, la implicación de físicos en la investigación de materiales de interés biológico, con aplicaciones en medicina, como membranas celulares y proteínas, permite el uso de técnicas tradicionalmente no utilizadas en biología o medicina, como la simulación por ordenador o la modelización teórica a nivel atómico, que añaden un punto de vista nuevo muy valioso. Un ejemplo concreto de esto es el trabajo que estamos desarrollando en mi grupo sobre el surfactante pulmonar. Este material es un cóctel de lípidos, proteínas y colesterol que tenemos en los alvéolos pulmonares y gracias al cual podemos respirar y evitamos el colapso de los pulmones. Entender a nivel molecular el papel que juega cada componente de este material en el proceso respiratorio es crucial para diseñar y producir surfactante sintético. La mayoría de los neonatos que fallece lo hacen por insuficiencia respiratoria ocasionada por la falta de surfactante (las glándulas que lo segregan se forman al final de la gestación pues antes del nacimiento el feto no utiliza sus pulmones para respirar). En resumen, hemos de entender el término ciencia de materiales de manera muy amplia y desde este punto de vista le podemos augurar un futuro muy excitante a esta disciplina.
-Conocemos su interés por la navegación astronómica una actividad en íntimo contacto con la Física desde muy antiguo ¿Cómo puede La Palma, un punto de referencia en la astronomía mundial, ser receptora de un conocimiento tan interesante?
-La navegación astronómica fue la solución que se encontró a uno de los problemas científicos más apasionantes de la historia de la ciencia: encontrar la posición, especialmente la longitud, de un barco en alta mar cuando no tenemos referencia alguna a puntos conocidos de la costa. Se tardaron tres siglos en encontrar la solución, desde los comienzos de la navegación oceánica en la segunda mitad del siglo XV hasta la invención y perfeccionamiento de los instrumentos necesarios, especialmente el cronómetro, en la segunda mitad del siglo XVIII. La resolución de este problema necesitó del progreso de la astronomía (necesitamos conocer con precisión y con antelación la posición de los astros en el cielo), la óptica (sin ella no habría sido posible el sextante) y la técnica que permitió el desarrollo de los instrumentos necesarios (los ya mencionados cronómetro y sextante). Supuso además el establecimiento de centros científicos como el Observatorio de París, fundado en 1667, o el Observatorio de Greenwich, fundado en 1675, dedicados a la confección y publicación de efemérides astronómicas, es decir, la publicación por anticipado de las posiciones de los astros en el cielo necesarias para la práctica de la navegación astronómica. En España fue la Armada la encargada de este cometido por medio del Real Observatorio de Cádiz fundado en 1753. Hoy día, hemos aprendido a usar la misma idea básica que sustenta a la técnica de la navegación astronómica (tal y como vemos nosotros el cielo en este instante desde nuestra posición solo lo vemos nosotros) para desarrollar el GPS que podríamos calificar como la navegación astronómica del siglo XXI. Desde aquellos observatorios del siglo XVII hasta el Observatorio del Roque de Los Muchachos hemos aprendido mucha astronomía. Pero nos queda mucha más por aprender, solo entendemos una pequeña parte de lo que vemos cuando levantamos la cabeza y miramos el cielo. Agujeros negros, materia oscura, energía oscura, etc., son cosas de las que hemos empezado a oír hablar no hace muchos años y de las que aún tenemos muchísimo que entender y aprender y en esa tarea La Palma con su observatorio es una de las piezas clave.
-Tiene usted una gran habilidad para transmitir y divulgar el conocimiento científico. ¿Qué cree que puede aportar la ciencia para La Palma, principalmente para los más jóvenes?
-La enseñanza que debemos extraer de la historia que he resumido en mi respuesta anterior es que el conocimiento, la investigación, es la base del progreso de las sociedades. No importa el tiempo que tardemos en aprender algo, lo fundamental es no perder el afán por el conocimiento. No podemos saber cuándo nos será útil algo que hemos aprendido, y no debemos esperar a necesitar el conocimiento para adquirirlo porque no podemos saber cuánto tiempo nos costará adquirirlo. La curiosidad, el deseo de entender lo que nos rodea, desde lo más pequeño hasta lo más inmenso, desde un átomo hasta las galaxias de los confines del Universo, son cualidades que no deberíamos sustituir por la inmediatez de los resultados, aunque no sea precisamente lo más sencillo de conseguir en estos tiempos de redes sociales, de influencers y de competición para ver quién tiene más amigos en Facebook o tiene más seguidores en Twitter. Y creo que ahora que tanto se habla de globalización en el contexto económico es bueno que recordemos que la ciencia ha sido siempre, desde sus comienzos, una actividad global, una actividad que nunca ha reconocido fronteras. Esto es en mi opinión muy destacable porque no se ven fronteras en las imágenes de la Tierra que recibimos desde el espacio. La ciencia es una actividad que nos demuestra cada día que la dirección correcta es trabajar en equipo, es eliminar fronteras en lugar de levantar nuevos muros. Valoramos los progresos científicos porque mejoran nuestra calidad de vida, pero no dejemos de lado las otras enseñanzas que nos proporciona la ciencia: el tesón, la constancia, la flexibilidad mental, la amplitud de miras, la creatividad… Así que lo más importante que la ciencia puede aportar a los más jóvenes es una actitud adecuada ante el universo que nos rodea y, muy especialmente, ante los otros seres humanos que comparten este planeta con nosotros.
¿Algo que se haya dejado en el tintero y que le gustaría añadir?
-Esta entrevista me ha pillado por sorpresa. Han pasado muchos años, 42 concretamente, desde que abandoné La Palma al finalizar el bachillerato. La entrevista me ha traído de vuelta a la mente a los compañeros de esos siete años en el instituto, las mañanas de los días de verano en Los Cancajos, y tantos recuerdos de aquellos años. Y también me ha hecho recordar el esfuerzo de mis padres que hizo posible que un chico de Las Ledas como yo pudiera estudiar. Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer a mis padres y a mis hermanos el apoyo que siempre me prestaron. Y también quiero agradecer a La Palma Ahora esta entrevista que me ha revuelto las entrañas: me prometo a mí mismo que visitaré La Palma con mayor frecuencia.