Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.
LA LUZ AZUL DE YOKOHAMA
Contada intercalando episodios ocurridos en el pasado del protagonista principal, el inspector Kosuke Iwata, descripciones del día a día en Japón, y una suerte de guía de viajes de esa región -no en vano Obregón es escritor de viajes- esta ópera prima del autor resulta un gran descubrimiento para todos aquellos que disfrutamos con buenas historias.
Iwata no es como los otros policías de la Primera División de Policía de Tokio, altaneros y muy pagados de si mismos -sobre todo, el insoportable Maroto. No, Iwata es metódico, pausado, analítico y gusta de investigar a fondo, cosa que no termina de encajar con la práctica de los demás policías. Menos mal que también está Sakai, su ayudante, una fémina que no duda en patear el culo a quien sea para conseguir resultados en la investigación.
Según Sakai, el Picasso al que están persiguiendo -el arte no es su fuerte, dado que más que cubismo, el sádico asesino deja grandes trazos de destrucción, más tipo Pollock- es un demente que, poco más o menos, no sabe dónde está su mano derecha. Sin embargo, Iwata no lo tiene tan claro y ve que persigue a un genio en el arte de matar y causar daño, desde las primeras cuatro víctimas; es decir, una familia coreana.
Sumado a todo ello, la filosofía racista de una organización que pugna por volver al “glorioso” pasado de Japón, un delincuente sexual, un prestamista de los que gustan de dejar “constancia” de lo que se les debe, y un gigante impulsivo y xenófobo, el fresco en el que debe empezar a trazar su trayectoria Iwata resulta de lo más enrevesado. Y aún está el misterio de lo que ocurrió con el anterior inspector, que se tiró del puente Arcoiris en plena investigación...
Aderezado con la letra de una canción, sugerente y tenebrosa a la vez, que retumba en la cabeza de Iwata, La luz azul de Yokohama es un relato duro -y no solo por la investigación criminal- que nos da una visión diferente a la que estamos acostumbrados acerca del mundo policial. Tokio es también otro personaje más, pues es entre sus calles, sus barrios, sus autopistas en donde se mueve la acción.
Intensa, cruel, y sincera, La luz azul de Yokohama es un relato que, por su honestidad y veracidad, no deja indiferente. A descubrir.
Agradezco a los responsables de prensa de Ediciones Salamandra las facilidades dadas para escribir esta reseña.
La luz azul de Yokohama
Autor: Nicolás Obregón
Traducción: Maia Figueroa Evans
Número de páginas: 464
Tipo de edición: Rústica con solapas
Sello editorial: Salamandra Black
Colección: Novela negra
ISBN e-book: 978-84-17384-74-6
Sobre este blog
Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.
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