Federico Utrera demanda a 'Canarias7' y a García por ''impagos'' y ''censuras''

El periodista y colaborador de CANARIAS AHORA Federico Utrera ha demandado al periódico Canarias7 ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación de Madrid por “impagos” y “censuras” en el ejercicio de su labor profesional como corresponsal en Madrid, según el texto de la denuncia que se dilucida este lunes en el juzgado de lo Social número 34 de Madrid. Utrera, que llevaba escribiendo en el diario impreso desde 1987 y prestando sus servicios ininterrumpidamente desde 1993, fue despedido verbalmente y por sorpresa el pasado 4 de febrero, sin el preaviso legal de 15 días.

Inforcasa, la empresa editora, se niega a formalizar este despido por escrito y también a pagarle a Utrera sus dos últimas nóminas y el finiquito correspondiente. “Da la impresión de que Canarias7 está pasando apuros económicos, y no sólo con los proveedores. El descenso de ventas, el daño que le está haciendo la prensa por Internet, la caída de la publicidad en papel y su costosa aventura televisiva pueden ser las causas”, dice el periodista, que se siente “pagano” de la “compulsiva afición a jugar en Bolsa” de su antiguo editor: “Si ha perdido mucho dinero no es mi culpa, pero éstas no son formas de concluir unos servicios. Nunca me ha pasado y llevo 25 años ejerciendo el periodismo”.

Utrera ha demandado además al editor Juan Francisco García por “censuras” y no descarta acogerse a la cláusula de conciencia, según estudia también su abogado, Luis Suárez Machota, del despacho SBO en la madrileña calle Velázquez, uno de los más prestigiosos laboralistas especializados en medios de comunicación. “Desde que el PP de Aznar perdió las elecciones, me han censurado varios artículos, puedo demostrarlo con pruebas documentales, y todos curiosamente por críticas de carácter político, todas ellas muy mesuradas”, señala Utrera, que cree que además su relación con CANARIAS AHORA le ha costado el puesto: “Hace un año me bajaron unilateralmente el sueldo un 40%. Era una forma de decirme que o tragaba o lo pasaría mal. Ahora intuyo que mi defensa pública de la profesionalidad de Carlos Sosa y de la veracidad de sus investigaciones no les ha gustado nada. Pero eso sí, mis artículos los siguen vendiendo en Internet sin mi permiso y difundiéndolos en la Red sin pagar derechos de autor. Lo hacen descaradamente con todos los periodistas y serán objeto también de requerimientos de las asociaciones profesionales y de derechos reprográficos a las que pertenezco”.

El periodista y escritor, autor de los libros Canarias, Secreto de Estado, Memorias de Colombine, Diputado Blasco Ibáñez y Después de tantos desencantos, esboza estas censuras en su denuncia y cree que los lectores, tanto canarios como peninsulares, deben saber las interioridades de determinadas prácticas periodísticas para conocer las graves amenazas que se ciernen sobre la libertad de expresión: “Juan Francisco García me ha decepcionado, siempre lo traté con respeto pero a tenor de estas decisiones veo que éste no ha sido recíproco. Desde que comparte la gestión del diario con su hijo, el periódico se va a pique. No se respetan los contratos, los pactos ni la palabra dada, desprecian a los periodistas y no saben gestionar este negocio tan sensible. De hecho me consta que han intentando venderlo en varias ocasiones, pero ahora es mal momento para deshacerse de activos de papel”.

Utrera señala que no existe ninguna cláusula de confidencialidad que le impida divulgar lo que ha visto en los últimos años en Canarias 7 si estima que pone en peligro la libertad de expresión que salvaguarda la Constitución. En su caso, cree poseer algo más de margen para poder denunciar estos abusos ante las asociaciones profesionales y la Justicia, porque tiene nuevo trabajo y posee “algo que no me pueden arrebatar: mi libertad, que administro con mucho cuidado”.

Y por ello ahora se considera más libre, una vez fuera de la “jaula” en la que vivía enclaustrado: “Nunca falté a mi labor, he estado incluso en dos secciones a la vez (política y cultura), sabía que cualquier error me costaría el puesto, pero han sido implacables y desagradecidos. Ni despedirme de mis lectores de tantos años me han dejado. Y ahora la situación económica les impide pagarme mis dos últimos meses de trabajo y el finiquito”.