La pasarela del tubo volcánico de la Cueva de Las Palomas no tiene respaldo normativo
La pasarela metálica de casi medio kilómetro situada en el tubo volcánico Cueva de Las Palomas, en el barrio de Las Manchas en Los Llanos de Aridane, carece de respaldo tanto desde el punto de vista planificador como normativo. Y ello es así porque o bien este instrumento no ha entrado en vigor, como ocurre con el Plan de Uso y Gestión, o no contempla la actuación en el caso del Plan General de Ordenación (PGO) y el Plan Insular de Ordenación de La Palma (PIOLP) o no lo cumple.
En este grupo estarían las Normas de Conservación aprobadas en el año 2004 que sólo contemplan “un reducido uso público”, siempre y cuando se utilicen “medios pedestres, y sin que sean admisibles infraestructuras tecnológicas modernas”. Las normas prohíben “cualquier actividad de urbanización o edificación”. Requisitos todos ellos que no parecen estar muy en consonancia con la estructura edificada.
En su momento este enclave fue declarado Zona Especial de Conservación y se incluyó en la Red Natura 2000. Incluso se ha elaborado un Plan de Uso y Gestión que salió a información pública hace apenas tres meses y, por lo tanto, después de la finalización de la pasarela. Por lo tanto, todo apunta a que no hay un documento que en estos momentos avale la construcción de esta obra que parte desde la carretera y desemboca en la Cueva de Las Palomas, en cuyo interior también se abre otro camino de 300 metros.
El actual consejero de Medio Ambiente del Cabildo, Juan Manuel González, deja claro que todos los informes elaborados por el Cabildo y la Consejería de Política Territorial del Gobierno de Canarias han sido favorables. El consejero defiende que se ha cumplido con la normativa correspondiente y con los trámites exigibles, entre ellos la elaboración de un estudio de impacto ambiental. En estos momentos se está redactando el Plan de Explotación y se fijarán las tasas a abonar por las visitas o aparcamientos, entre otros servicios.
Indica el consejero que la ubicación de esta pasarela en la Zona Especial de Conservación, el máximo grado de protección de los espacios naturales, se justifica y avala por el interés científico que despierta la cavidad. El puente hace posible organizar visitas guiadas que nunca podrán superar grupos de quince personas por turno. El objetivo final es impactar lo menos posible al entorno configurado por las lavas que dejó el volcán de San Juan tras su erupción en 1949. Precisamente por este motivo se optó por construir una pasarela de 1,75 metros de altura en vez de abrir un camino a ras del suelo.
Los sucesivos comunicados de prensa que ha elaborado el Cabildo se refieren a las obras como “una adecuación no impactante, acorde con el estatus de protección de la zona” y se defiende que el puente transcurre por una zona intermedia en un área “ya deteriorada”. Aspectos que son negados por los expertos en Urbanismo consultados. “Es una explicación tan cargada de eufemismos que ofende la inteligencia de cualquiera. Es preferible que digan que lo han hecho porque se han puesto de acuerdo las tres Administraciones para que ninguna controle lo que aquí se hace”.
Los expertos en Urbanismo remiten a instrumentos al alcance de todos como el Google Earth para comprobar que, por ejemplo en el año 2000, no existía ningún signo de deterioro en la zona. “Lo que ocurre aquí es muy grave y podría suponer la comisión de un presunto delito contra el medio ambiente. Desde luego si un particular hubiese hecho la obra ya estaría procesado o en la cárcel”.
Al otro lado de la carretera estará ubicado el Centro de Interpretación, con aparcamiento incluido y que en este caso se sitúa en suelo calificado como Rústico de Protección de Infraestructuras, con menos limitaciones que el anterior que es Suelo Rústico de Protección Natural. En estos momentos el Cabildo ha encargado la encomienda de su construcción a la empresa pública Tragsa. El presupuesto asciende a 1,8 millones y la finalización está fijada para el 24 de junio de 2017. Sin embargo, los trabajos se ha ralentizado, entre otros motivos, por la necesidad de trasladar una línea de media tensión que se situaba en los alrededores.
El tubo volcánico tiene unos tres metros de anchura y poco más de 500 de profundidad, en los que habitan varias especies de invertebrados muy adaptados a la vida en oscuridad. El Cabildo, Gobierno central y la Unión Europea (UE) han invertido cerca de 3 millones de euros en estas obras, con el fin de que el tubo pueda ser visitado. La acción se llevó a cabo “acorde con su estatus de protección” y también se ha procedido “al acondicionamiento de accesos a la cavidad y la adaptación del interior de la misma para permitir su visita controlada”, según el Cabildo.
El proyecto se desarrolla a ambos lados de la carretera LP-211 Todoque–Las Manchas, en el entorno del tubo volcánico de La Cueva de Las Palomas y la Cueva del Vidrio. El total de superficie afectada por la intervención es de 214.662 metros cuadrados y consistió en la construcción de accesos y plataformas elevadas, apoyadas en pilares y vigas metálicas. Sobre éstas se colocó una tarima de madera y escaleras con la misma estructura y peldaños de tramex y se hizo un paseo de acceso hasta el jameo principal y de entrada al tubo y un área de aparcamientos, tanto para vehículos como para guaguas.
El recorrido se prolonga hasta el paso de la carretera para iniciar el acceso al futuro Centro de Interpretación, que estará dotado de sala de exposición, recepción, cafetería, tienda, sala de proyección en 5D con capacidad para 70 personas, área administrativa, servicios y almacén. El proyecto incluye, asimismo, un pabellón de acceso al Tubo Volcánico de La Cueva de Las Palomas con aseos, ventanilla de venta de entradas y un pequeño almacén para mantenimiento de la instalación. La ubicación de toda la infraestructura interpretativa, turística y comercial será en la Cueva de El Vidrio y alrededores. También se está acondicionando el acceso a esta Cueva y a su interior para permitir la visita desde el centro de visitantes, además de vías de conexión peatonal entre ambas cuevas que harían las veces de senderos temáticos volcánicos.