El presidente de RTVC sigue contratando a dedo y a espaldas del consejo rector los programas de Televisión Canaria
Lo que se presentó como un ejemplo de transparencia y de ruptura con la etapa anterior ha resultado ser más de lo mismo: los programas de actualidad y de entretenimiento que contrata para Televisión Canaria el ente público Radiotelevisión Canaria siguen adjudicándose por el método tradicional, es decir, a dedo y, lo que es peor, contraviniendo abiertamente el mandato de la Ley de radio y televisión públicas de 2014, que obliga a su aprobación por parte del consejo rector. Así consta en una profusa documentación facilitada por el Comisionado de la Transparencia a la consejera de ese órgano María Lorenzo, a la que reiteradamente se le ha negado esta información y cualquier otra relacionada con la primera contratación en bloque de la era Santiago Negrín, a finales de 2016, tras inyectarle el Gobierno a RTVC cinco millones de euros para hacerlo.
El presidente de RTVC llegó al cargo proclamando que cambiaría los hábitos de su antecesor, Willy García, imputado en una causa penal en un juzgado de Santa Cruz de Tenerife entre otras cosas por la contratación de programas y producciones técnicas por el método generalizado en el sector. Una de las primeras decisiones de Santiago Negrín fue precisamente personar al ente público como acusación particular en esa causa al considerar que sus intereses podrían haberse visto dañados. Y el abogado que lo representa resulta ser el más agresivo en los interrogatorios a los testigos y a los investigados para tratar de convencer a la jueza y a la fiscal de que aquellos métodos fueron contrarios a derecho. Sin embargo, los documentos de los ocho primeros programas que Santiago Negrín contrató en diciembre de 2016 y que se han ido renovando en la parrilla de Televisión Canaria, se adjudicaron por el mismo procedimiento: a dedo y sin ningún acuerdo del consejo rector.
Ha tenido que ser el Comisionado para la Transparencia el que más de un año después ha facilitado a la consejera María Lorenzo, designada por el Parlamento a propuesta del PSOE, la documentación relativa a esas contrataciones. Y lo primero que llama la atención al analizarla es la total ausencia de actas del presunto comité que, según proclamó Negrín, se había reunido para evaluar las ofertas recibidas tras un comunicado emitido por Televisión Canaria invitando a las productoras a contribuir a la programación de la cadena, diseñada por su equipo de profesionales. Los técnicos de la casa no se reunieron en ningún momento para valorar esas propuestas, pero sí emitieron aseados informes favorables de similar factura para cada uno de los espacios finalmente contratados.
De la lectura de la documentación hecha pública ahora se deduce fácilmente que Televisión Canaria ha empleado el método de todas las televisiones públicas y privadas: diseñar una programación y pedir ofertas al mercado audiovisual de formatos que se ajusten a sus necesidades y a sus presupuestos. Y, como es norma, no decidió unas adjudicaciones en base a ofertas atractivas o económicamente ventajosas, sino que realizó encargos de producción a empresas concretas que se presentaron a aquella convocatoria.
Sin embargo, Negrín acometió ese proyecto de programación y todos esos contratos por importe de cinco millones de euros sin someterlos a la consideración del consejo rector, sabedor de no contar con el respaldo necesario, a pesar de que así lo impone la ley y a pesar de las reiteradas advertencias de la consejera María Lorenzo, según relata ella misma a este periódico.
El equipo directivo del ente cubrió el expediente administrativo de manera impecable, informando favorablemente de cada uno de los proyectos escogidos, aunque para hacer algunas evaluaciones sobre las propuestas pueda leerse en algún informe que una determinada oferta presenta “un precio muy competitivo para tratarse de un prime time” después de haber afirmado que “no existe ninguna referencia en la que basar la valoración presupuestaria del formato, propuesto por ”una productora con poca experiencia en producciones televisivas“.
Los informes jurídicos, todos ellos calcados, no valoran en ningún momento el procedimiento seguido para proponer cada contratación y se limitan exclusivamente a dictaminar acerca de los formalismos del contrato con cada proveedor.
Solo uno de los programas contratados por Negrín en esta etapa presentó certificación de ser una idea original, concretamente el documental La huella isleña, que, con un precio por programa de 26.400 euros, incluye viajes de sus realizadores a Estados Unidos, República Dominicana y Urugay.
Este extremo desmonta también las explicaciones ofrecidas en el Parlamento por el presidente de RTVC de que le resultaba imposible aplicar las exigencias de las leyes de contratación pública porque lo que se contrataba eran ideas originales.
Además de La huella isleña, el programa de humor En otra clave sí cumpliría esas cualidades de idea original. Se trata de la evolución del popular En clave de ja, producido por el mismo equipo al que sin embargo no se le indicó la obligación de sacar a concurso público la contratación de la producción puramente técnica.
Socater, la más beneficiada
De todas las productoras que concurrieron a esta invitación del presidente de RTVC, es la Sociedad Canaria de Televisión Regional (Socater) la más beneficiada de todas. No solo es la que más formatos logra colocar en la parrilla, sino también la que presenta el presupuesto más elevado en uno de ellos, concretamente El foco, el programa político de actualidad estrella de la televisión pública de Canarias.
Aunque en la invitación formulada por RTVC ese prime time de actualidad de 180 minutos netos de duración se presupuesta en 38.000 euros la unidad, Socater fue contratada por 43.000 euros por programa. En total, 516.007 euros por las primeras doce entregas, a lo que hubo que sumar una preproducción (decorados y números cero) de más de 177.000 euros.
El foco se presenta como una idea de Prisa Vídeo, la compañía del Grupo Prisa de la que el presidente de RTVC, Santiago Negrín, fue trabajador en plantilla hasta el momento de ser llamado para este cargo público. Los promotores reconocen en su oferta que es un formato inspirado en La Sexta Noche (de La Sexta), con una vocación de servicio público empleando “el tono de la cuenta de Twitter de la Policía Nacional”, y con sesgos de entretenimiento al modo de En tu casa o en la mía, el programa del showman Bertín Osborne.
La apuesta de la cadena por este programa no solo se ha concretado en su elevado precio (5.000 euros más que el presupuesto base), sino también trasladando a su frente a Juan Manuel Bethencourt, un hombre del núcleo duro del presidente del Gobierno y del viceconsejero de Comunicación, José Luis Méndez, considerado por todos los conocedores del funcionamiento de la casa como el verdadero presidente de RTVC.
El foco sustituyó en la parrilla de TVC a El Envite, el programa de debate político, económico y social que realizaba Videoreport Canarias en la anterior temporada sin coste adicional para el ente público por estar incluido ese formato en el contrato de servicios informativos, actualmente rodeado de polémica al haberse convocado también a espaldas del consejo rector del ente, con Negrín constituido en órgano de contratación unipersonal.
Su audiencia no se está correspondiendo con la apuesta de la cadena ya que jamás se ha acercado a la audiencia media (5,5 de share) que coloca a la Televisión Canaria a la cola de todas las cadenas convencionales que pueden verse en el archipiélago.
Por primera vez desde que llegara a RTVC Santiago Negrín, Televisión Canaria superó un registro de audiencia del 6%, concretamente llegó este pasado diciembre al 6,3%, lo que anima a los defensores de esta programación a afirmar que “vamos por buen camino”.