Aguacates con sabor a La Palma
“Somos afortunados porque nuestra finca se salvó por muy poco, pero no podemos dejar de sufrir por tantos amigos que han perdido todo. La situación en la isla es devastadora en algunas zonas, y por televisión todo se vive como una película, pero la realidad es muy dura”. Así se pronuncia Jorge Brandon el Gallo, como es conocido en La Palma, cuando me encuentro con él en la Frutería Carmelo del Mercado de Altavista, en Las Palmas de Gran Canaria. Carmelo Ramírez, propietario de la frutería, contaba pocos minutos antes de ese momento que quería que conociéramos “a una persona que está viniendo dos veces a la semana desde La Palma a vender sus aguacates justo desde el corazón del volcán, en El Paso. No puedo ni quiero decirle que no y aquí siempre tendrá él y otros como él, un hueco para vender sus productos”.
En ocasiones las noticias los periodistas se tropiezan con la noticia de la manera más inesperada y esta ha sido una de ellas. Cuando quien esto escribe estaba haciendo su compra semanal en el puesto de siempre, sucedió el momento.
Efectivamente, Jorge el Gallo acude dos veces por semana desde La Palma a vender sus aguacates a Gran Canaria. “Es algo que llevo haciendo hace tiempo, desde antes del volcán, pero en estas semanas esto cobra un sentimiento especial, no te lo puedo negar. Nos levantamos mi mujer y yo a las cuatro de la mañana y las cenizas me bañan cuando salgo de casa; llego a Gran Canaria tras hacer transbordo en Tenerife sobre las cuatro de la tarde y aquí estamos hasta el día siguiente repartiendo, momento en el que toca volver. Esto lo hacemos dos veces por semana e intentamos vender todos los aguacates que tenemos entre mercados de abastos, fruterías independientes y algunos establecimientos de hostelería, aunque en alguna ocasión algunos viajan de vuelta a La Palma. Pero desde el volcán, eso no está pasando porque la gente aquí se está volcando en ayudarnos. Estamos muy agradecidos a la isla de Gran Canaria, la sentimos como nuestra casa y sabemos que se está sufriendo como propia nuestra desgracia”.
Son varias las toneladas que se mueven entre La Palma y Gran Canaria durante los dos trayectos semanales. “Los aguacates no son como los plátanos, que están perdiéndose; de nuestro fruto lo único que verás del volcán es esa ceniza muy residual que está en el fondo de la caja y que notas cuando pasas los dedos sobre ella. Nos dan mucha rabia cosas que están pasando como que se estén tirando plátanos porque no estén bonitos y la gente no los quiera o que las castañas, sí; castañas que no sufren ningún daño estén rechazándolas en mercados como el peninsular y el británico. Nos tratan como apestados y no lo somos: nuestros productos están perfectamente y el sector primario necesita ahora más que nunca de la concienciación y el apoyo de la sociedad en general, si no, ya me dirás cómo lo hacemos”, lamenta Jorge con voz entrecortada entre la indignación y la resignación.
Carmelo Ramírez interviene y le invita a que traiga otros productos en las próximas visitas que él le comprará y pondrá a la venta con un cartel muy claro, “Fuerza La Palma”, para que la gente tenga claro que llevándolo es la mejor manera de apoyar a la isla, consumiendo el producto que da su tierra. Y razón no le falta.
Sobre la situación que está viviendo en primera persona con la gente de su entorno, el ejemplo más claro lo tiene muy cerca: “Mi hijo pequeño ha perdido la sonrisa; para los niños está siendo durísimo porque ven y conocen a amigos que lo han perdido todo e incluso piensan en el momento de poder volverse a ver en el colegio. Con la pandemia creía que los más pequeños habían pasado lo peor, pero por desgracia esto es aún más fuerte”, cuenta mientras muestra una foto de su hijo y se le quiebra la voz. Inma, su esposa, asiente casi sin poder articular palabra.
“El palmero es noble por naturaleza, pero también es muy orgulloso y se niega a aceptar ayuda, así la necesite de manera vital y hasta eso está cambiando ahora mismo. A un palmero nunca le verás pedir seis platos de comida si lo que necesita son cinco, quizás le verás pedir cuatro o ninguno porque preferimos comer lentejas seis días que aceptar según qué cosas. Pero es cierto que hemos visto a la gente del chef José Andrés y de Spar La Palma repartir comidas a centenares de personas y no tenemos más que palabras de agradecimiento hacia ellos. Han conseguido incluso que los que necesitan de esas comidas las acepten y de muy buena manera. El palmero no quiere ayudas, quiere trabajar y cuidar de sus tierras, los que las tenemos” cuenta un emocionado Jorge, que hace llorar a Juani, la esposa de Carmelo.
Antes de terminar, Jorge quería dejar clara una cosa: “Me está doliendo algo que estamos viviendo y son las polémicas cruzadas por el precio del aguacate, por lo que me gustaría darte mi explicación al respecto. Antes del volcán, debido al extremo calor de este verano, habíamos perdido casi el 40% de la producción, eso ha hecho que el precio haya subido pero ni por asomo en ese porcentaje. Lo que sí te aseguro es que nosotros no hemos despedido a ni una sola persona y menos lo haremos ahora, si tenemos que apretarnos el cinturón, lo haremos todos juntos, como una familia que somos, pero por favor, no nos regateen el precio de nuestro esfuerzo, porque ya con eso sí que no pienso dejar pasar ni una. Mi aguacate tiene el mejor precio que puedo dar y me consta que los puesteros que me compran están poniéndole un mínimo margen que permita que la rueda siga girando. ¡Dejémonos de falsas hipocresías y apostemos por consumir lo nuestro aunque cueste un poco más!, porque solo apoyándonos entre todos saldremos de esta, y de las que vengan”.
Sobre las ayudas prometidas no lo tiene nada claro: “El seguro agrario no cubre incidentes procedentes de un volcán, del incendio que sufrimos en 2016 no vimos un duro y no creo que lo veamos ahora. Pero ojo, somos afortunados porque mi finca en El Paso y la de mi mujer en La Breña han salido por ahora intactas, ojalá no se olviden de los que lo han perdido todo, que son muchos”.
Ya en la furgoneta donde encaminaban los últimos repartos del día antes de volver a La Palma, Inma y Jorge se despedían contando que “alguna cajita suelta nos queda por vender, pero seguro que encontramos novia para ella antes de volver”. Si están en Gran Canaria y les apetece sumar fuerzas en comprarles unos aguacates de película, pueden llamarlos al teléfono 657217953 (Inmaculada Lucía SL) y estarán encantados de atenderles. Ahora solo toca esperar a que vuelvan y ojalá en el próximo viaje se atrevan ellos u otros como ellos a traernos plátanos, castañas o cualquier producto de la isla bonita, para que el rugir de este “volcán cabrón” (como se le denominó en un artículo de nuestro periódico) quede eclipsado por la fuerza de una isla como Gran Canaria, ávida y deseosa de llevar a su mesa un poquito de alma palmera.
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