Envoltorios reutilizables de cera de abeja para combatir al plástico
Algodón con certificado ecológico, resinas vegetales y cera de abeja son los tres ingredientes que la tinerfeña Natalia Díaz Luis utiliza en su fórmula secreta para crear envoltorios ecológicos y combatir al plástico. Con la intención de mezclar la biología y la apicultura, sus dos especialidades, con la preservación del medio ambiente, la joven impulsó Eco-Alpispa. Se trata de una iniciativa pionera en Canarias que nació en Icod de los Vinos en 2017 y que ya ha saltado a toda España.
Los envoltorios de Eco-Alpispa están formados por un pedazo de tela encerado con cera de abeja, adornado con diseños diversos, que adquiere la forma de lo que quieras cubrir. Son sencillos, pero su principal fortaleza es que no son de usar y tirar, a diferencia de los plásticos o aluminios. “Si lo cuidas bien te dura como mínimo seis meses”, señala la fundadora. “Envuelves el bocadillo y, cuando te lo comes, lavas el envoltorio con agua fría bajo el grifo, lo secas y lo vuelves a usar”, cuenta Díaz.
Natalia Díaz ha recuperado esta “antigua técnica” que se ponía en práctica “hace muchos años” y que tiene en Estados Unidos su principal impulsor. Los materiales utilizados no son fáciles de conseguir, ya que todos deben tener el certificado ecológico. “Algo que siempre intento es conseguir las materias primas de la forma más local posible”, detalla.
Su objetivo principal es intentar ganarse la vida de forma sostenible y poniendo su granito de arena para contribuir al cuidado del planeta. Una vez fabricados estos materiales, la tinerfeña cuenta con la colaboración de distribuidoras que se encargan de acercar los envoltorios sostenibles a los puntos de venta.
Actualmente ya suman 29 los espacios físicos donde pueden adquirirse y están repartidos por toda Canarias y también en algunas zonas de la Península, detalladas en su página web. “Estamos en Andalucía, Asturias o Madrid, principalmente en herbolarios, establecimientos de comida ecológica y tiendas de souvenirs”, señala Díaz. Otra forma de conseguir los envoltorios es a través de Internet.
El volumen de demanda de este material alternativo depende del nivel de sensibilización de las personas. “A primera instancia, gastarse unos ocho euros en un envoltorio puede parecer caro, pero te dura seis meses y, lo más importante, estás colaborando con el cuidado del Planeta”, sentencia Díaz.
Para ello, la bióloga desarrolla una importante labor de concienciación a través de las redes sociales. “Lo ideal es incluir en nuestra rutina cambios muy chiquititos, al menos llevarnos una bolsa que no sea de plástico cuando vamos a comprar el pan, o usar botellas de acero inoxidable o de cristal”, sugiere.
Uno de los grandes peligros que hacen que la lucha contra el plástico no triunfe es percibir que los efectos de su uso excesivo serán visibles a largo plazo. “Las secuelas las tenemos ya”, puntualiza. “Lanzar plásticos al mar contamina los peces que nos comemos y esto a su vez nos produce enfermedades endocrinas”, ejemplifica.
Sin embargo, insiste en que “las cosas están tan mal” que es la Administración la que tiene que implantar medidas. “No deberían siquiera venderse bolsas de plástico en los supermercados, porque al final por dos céntimos más la gente la compra”, subraya.
También reivindica que la cesta de la compra no puede ser más cara solo por optar por productos respetuosos con el medio ambiente. “Hay que hacer que sean más accesibles y estén al alcance de todo el mundo”, solicita. A esto se le suma el desconocimiento de las alternativas que están surgiendo cada vez con más fuerza. “Hay cepillos de dientes que no se hacen con plástico, sino con bambú, pero hay mucha gente que no los conoce”, explica.
Pero Díaz cree que el futuro próximo se teñirá de verde y no pierde la esperanza ni la ilusión. “Lo importante es que están surgiendo nuevas empresas impulsadas por jóvenes que apuestan por el emprendimiento sostenible”, concluye.