Un espacio desde el que abordar la realidad de la prostitución sin juzgar ni estigmatizar

Encuentro entre residentes del barrio de Arenales y otras personas sensibilizadas con la realidad de la prostitución. Canarias Ahora

Jennifer Jiménez

15 de noviembre de 2021 21:19 h

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“Hay que poner el foco en por qué un hombre consume prostitución, no solo van a consumir sexo, sino a suplir sus carencias emocionales y necesitan sentirse superiores con nosotras”. Así lo asegura Fénix-x superviviente de trata que lleva cinco años “tratando de no volver a la prostitución”. Ha compartido su experiencia con vecinos, vecinas, psicólogas, trabajadoras sociales y personas de distintos ámbitos ligadas al barrio de Arenales, en Las Palmas de Gran Canaria, en un encuentro desde el que se ha abordado esta realidad sin juzgar a las mujeres ni estigmatizarlas. “El sexo para esos hombres no es el fin, es un medio para superar esas carencias”, afirmaba una psicóloga que también participaba en la actividad (denominada World Café) donde se pusieron de manifiesto palabras como poder, trabajo, dignidad, estereotipos o barreras. 

Quienes participaron en el encuentro rotaron por tres mesas coordinadas por dos personas que planteaban una pregunta al grupo. ¿Qué percepción tenemos de la prostitución? ¿Con qué obstáculos se encuentra la sociedad para dar una solución a este fenómeno? ¿Qué podemos aportar desde el territorio canario a esta realidad teniendo en cuenta los desafíos identificados? Durante unos 20 minutos cada mesa abordaba esta realidad, donde todos los miembros exponían su postura y escribían palabras clave en el mantel con un rotulador. Una antigua vecina del barrio señaló que crió a sus hijas pequeñas en la zona y que ellas le preguntaban que qué hacían las mujeres que se encontraban en la calle Molino de Viento, ella les contestaba que estaban trabajando y que tenían que ser tratadas con respeto. “Si ustedes tienen un problema en el barrio tengan en cuenta que esas mujeres son las primeras que las van a ayudar”, apuntaba. 

Fénix-x, que este lunes tenía programada una visita guiada por su exposición de cuadros en el Centro Cívico Suárez Naranjo asentía con la cabeza y aportaba contexto desde su experiencia. Aseguró que en estos cinco años que lleva fuera de este sistema le ha sido muy difícil seguir adelante e integrarse ya que la sociedad mucha veces la rechaza y la apunta con el dedo. “Yo a veces digo que agradezco llevar mascarilla”, señaló. Una maestra de un colegio del barrio escuchaba con mucha atención su historia y explicaba que en el centro trabajan un programa de educación afectivo sexual. 

Durante la primera pregunta se abordaron tópicos como el hecho de que “la  prostitución sea dinero fácil”, que “la mayoría esté ahí porque quiere” o que se romantice esta actividad muchas veces. Todas las participantes y los cinco hombres que también acudieron al encuentro afirmaron que existen diversidad de motivos y que no es una realidad homogénea. Pusieron de manifiesto que aún hay personas que evitan determinadas calles del barrio, que agachan la cabeza o miran a otro lado. También hay quien relaciona la prostitución con violencia y drogas. Entre las participantes había quien sí la calificaba de trabajo y quienes consideraban que era una situación a la que se ven forzadas. 

Durante el debate también salió la palabra “servicio” al haber personas que pusieron de manifiesto que también existe el llamado “turismo sexual” que considera la prostitución “un servicio más”. Hubo consenso en que existe una masculinidad tóxica y en que en esta realidad pesan los estereotipos de género y la educación. Fénix-x también hizo hincapié en que la sociedad cree que si eres prostituta solo puedes tener ese rol y te juzgan quien las ve en otro contexto. “Parece que si eres prostituta tienes que serlo toda la vida y tenemos mucho que mostrar”, apunta, para añadir que muchas veces no se les permite a estas mujeres explorar lo que quieren o lo que les gusta ya que solo se les encasilla en ese papel. “Sabemos lo que no nos gusta, pero no lo que sí”, afirmó. También puntualizó que por lo general nadie se acerca a estas mujeres a preguntarles cómo están. 

Idaira Alemán, trabajadora social de Cáritas y responsable del proyecto Centro Lugo señaló que muchas veces se deshumaniza a estas mujeres y que la gran pregunta es ¿cómo volvemos a activar la empatía en el ser humano? Así mismo, valoró que el encuentro había sido un ejemplo de que se puede aportar y debatir escuchando todas las posturas y evitando los extremos. Pese a que las personas que participaron en la actividad tenían distintos planteamientos y puntos de vista no se encasillaron entre dar respuestas desde una mirada abolicionista o regulacionista y reflejaron que cualquier avance en este sentido debe pasar por la escucha activa a todas estas mujeres ya que no todas necesitan la misma solución. Otros integrantes del debate añadieron que hay que huir de realizar una mirada paternalista y no ayudar, sino acompañar a estas mujeres para que escojan su destino. 

Este proyecto, coordinado por José Carlos Suárez Herrera, de la Cátedra UNITWIN/UNESCO de Sistemas Locales de Salud de la ULPGC, ha formado parte de las jornadas de Conviviendo Arenales, proceso comunitario que se desarrolla en el barrio de Arenales y que pretende la mejora de la convivencia en la zona. Cuenta con el apoyo del Centro Cívico Suárez Naranjo, el centro Lugo, de Cárritas y Farapi koop, Welcome to San Borondón y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Su celebración se llevó a cabo en el Café Perojo.

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