El Hospital Insular también es el hermano pobre en medicina nuclear

Hospital Insular de Gran Canaria. (ALEJANDRO RAMOS)

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

El complejo hospitalario Insular-Materno Infantil, de Las Palmas de Gran Canaria, ha vuelto a salir perdiendo en sus reclamaciones ante las autoridades sanitarias de la región. Las promesas de que en su servicio de Medicina Nuclear se instalaría un tomógrafo para los diagnósticos de cánceres (conocido como PET) han quedado tan solo en eso, promesas. El Servicio Canario de Salud (SCS) incluso ha borrado ese equipamiento de la lista de objetivos encuadrada en la generosa donación para tratamientos oncológicos proveniente de la Fundación Amancio Ortega. El dinero se destinará, si nadie lo remedia, a la instalación de un ciclotrón en el hospital de La Candelaria, en Tenerife.

“El servicio de medicina nuclear del Doctor Negrín dejará de ser concertado y pasará a manos del Servicio Canario de Salud al igual que otros servicios de hospitalización o resonancia magnética que existen en Canarias”, así lo anunciaba la Consejería de Sanidad en el mes de julio de 2016, dirigida en ese momento por el socialista Jesús Morera. El objetivo era acabar con los conciertos privados de la Sanidad pública en el Archipiélago.

En el año 2006, la empresa Dimec (Diagnósticos Médicos Especiales), filial de Hospitales San Roque, comenzó la gestión del área de Medicina Nuclear en el Hospital Doctor Negrín tras ganar el concurso convocado por la Consejería de Sanidad en los tiempos de Mari Mar Julios (Coalición Canaria).

En aquel momento resultó extraño que se le adjudicara el concurso a Hospitales San Roque y que se instalara ese servicio de medicina nuclear en el Hospital Doctor Negrín. Históricamente donde ha habido más movimiento de pacientes tratados en medicina nuclear ha sido en el área sur, cuyo complejo hospitalario de referencia es el Insular-Materno, en Las Palmas de Gran Canaria.

La medicina nuclear es una especialidad que se utiliza para diagnosticar y determinar la gravedad de varias enfermedades, entre ellas el cáncer. Dentro de ella se puede decir que hay dos vertientes: La convencional, en la que se utilizan distintos radiofármacos y la rama más avanzada en la que se utiliza la tecnología PET (por sus siglas en inglés, Positron Emission Tomography), o tomografía por emisión de positrones. El PET, un tipo de diagnóstico por imágenes, es una herramienta imprescindible para diagnosticar el cáncer, resumen los expertos. “Prácticamente no existe ningún tipo de servicio de medicina nuclear que no disponga de este equipamiento”, aseguran fuentes médicas.

Actualmente, en Canarias hay dos equipos de tecnología PET propiedad del Servicio Canario de Salud. Uno de ellos se encuentra en el Hospital de La Candelaria, en Tenerife, y el otro en el Hospital Doctor Negrín, en Gran Canaria, éste último gestionado por Dimec, la empresa privada que ganó el concurso de la dirección del servicio de medicina nuclear del hospital, desde el año 2006.

En su momento, el SCS compró dos equipos PET, uno para la provincia de Las Palmas y otro para la de Santa Cruz de Tenerife. El de la provincia oriental en principio sería para el Hospital Insular, ya que era donde existía un servicio de medicina nuclear, y el otro para el centro hospitalario de La Candelaria.  Pero por razones que se desconocen el PET de la provincia de Las Palmas se instaló en el Hospital Doctor Negrín y pasó a ser gestionado por el Hospital San Roque. Exceptuando un facultativo, el personal de ese área, el material y el equipamiento pertenecen a Dimec, pero el SCS tiene que pagar por cada prueba que se realice para pacientes del servicio público de salud. Así, la consejera de Sanidad de aquella época, María del Mar Julios, tuvo que asumir las críticas. Impactó la idea de que una especialidad, ubicada en un centro hospitalario público, con material adquirido con fondos públicos, fuera gestionada por una empresa privada. Hoy en día se sigue manteniendo a pesar de que el contrato finalizó en junio de 2015.

Ese mismo año de 2015, Coalición Canaria y el Partido Socialista Canario llegaban al Gobierno mediante un pacto que nació con sus días contados. Desde el principio de su mandato, el consejero de Sanidad, el socialista Jesús Morera, hacía mucho hincapié en su  intención de “revertir la prestación” de medicina nuclear al Servicio Canario de Salud.  Su intención era que el servicio, con un coste anual de 3.119.814 millones de euros, pasara a manos del personal del Servicio Canario de Salud.

Según un informe elaborado por la dirección de gerencia del Hospital Doctor Negrín en el año 2016,  la gestión del servicio de medicina nuclear del hospital podría ser asumida sin problemas por el personal del hospital y, además, esa gestión directa supondría un ahorro de 785.000 euros al año, con una cantidad anual de 2.335.000 millones de euros. La misma dirección, con José Miguel Sánchez al frente, fue destituida en el mes de enero de 2017, después de que el PSOE fuera expulsado del Gobierno por el presidente Clavijo y la Sanidad pública pasara a manos del consejero José Manuel Baltar, hasta aquel preciso instante director general de Hospitales San Roque..

En su primera intervención como consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias después de que se rompiera el pacto entre el PSOE y CC, José Manuel Baltar (CC), afirmó que no existía expediente administrativo para recuperar la gestión del servicio y que no se justificaba su retroversión al sistema público.  El consejero dijo en el Parlamento que había pedido informes a los tres jefes del servicio de medicina nuclear en Canarias, pero a fecha de hoy no hay novedades.

Además, Baltar explicó que sólo existía un cruce de cartas entre Sanidad y la empresa que prestaba el servicio en el momento en el que acabó el acuerdo en junio de 2015. Se comunicó la finalización del contrato y la idea de volver a sacarlo a concurso, por ello se solicitó a la empresa la continuidad del servicio en las mismas condiciones hasta resolver la adjudicación.

Ahora, casi dos años después de que expirara el contrato, según el director del SCS, Conrado Domínguez, “se está preparando un informe de evaluación económica de la prestación actual frente a una prestación totalmente pública, esperamos tenerlos antes del verano y, según esos resultados, tomaremos la decisión acorde a ese informe”, aseguró a Canarias Ahora.

El maná de Amancio Ortega

En el mes de mayo de 2017, Amancio Ortega dueño de la cadena textil más conocida del mundo, Zara, anunciaba que iba a realizar a través de la fundación que lleva su nombre una donación de 17,7 millones a Canarias para la lucha contra el cáncer.  El Servicio Canario de Salud emplearía la donación en adquirir tres aceleradores lineales, cinco mamógrafos digitales, dos aparatos de radioterapia superficial, dos sistemas de resonancia magnética, tres gammacámaras, un SPECT (tomografía computerizada de emisión monofotónica), tres equipos TAC (tomografía axial computerizada) y tres dispositivos de braquiterapia.

Cuando se publicó la noticia se informó que al servicio de medicina nuclear del Hospital Insular se iba a destinar una gammacámara (un dispositivo de captura de imágenes, comúnmente utilizado en medicina nuclear como instrumento para el estudio de enfermedades). “En el Hospital Insular ya hay tres gammacámaras, aunque alguna ya es más vieja lo verdaderamente importante es traer un PET”, relatan las profesionales de Medicina Nuclear del complejo hospitalario Insular-Materno Infantil.

“Cuando vimos la noticia contactamos con la gerencia del hospital porque no creemos que sea beneficioso, no solo para nosotras, sino para todos los pacientes de la provincia de Las Palmas”, cuentan. “Además, todas las áreas del hospital nos apoyan para que se ponga un PET aquí porque son pruebas que se piden desde cualquier servicio clínico”, argumentan.

En julio de 2017, a raíz de todo el revuelo que se generó por el anuncio del dueño de Inditex, la gerencia del Hospital Insular convocó a los trabajadores del servicio de medicina nuclear para informar de que sí se instalaría un PET. Paralelamente, en el Parlamento de Canarias Baltar anunció que así estaba contemplado en el plan y que, por lo tanto, se instalaría en el veterano complejo hospitalario de Gran Canaria.

“En el mes de agosto nos reunimos en varias ocasiones con proveedores y con gerencia para ver los equipamientos de unos y otros, para ver cuál era el mejor para el complejo hospitalario”, aseguran varios trabajadores. “Aparentemente estaba el proceso en marcha”. Pero, por razones que los propios sanitarios desconocen, todo quedó parado y tras varios vaivenes, las autoridades sanitarias convocaron a la jefa del servicio de medicina nuclear el pasado 20 de diciembre para volver a negarle el PET.

Según su testimonio, director de SCS, Conrado Domínguez, les dijo que no había posibilidad de instalar un PET en el Hospital Insular y que en realidad no la había habido nunca. La razón: que no había suficiente suministro de radiofármacos PET a Canarias y que por tanto no tenía sentido instalar más equipos PET en las Islas. Además, les informó de que la prioridad era instalar un ciclotrón poder garantizar el avituallamiento de los PET que había.

Para poder realizar muchas de las pruebas de medicina nuclear hay que administrar a los pacientes unos radiofármacos, que se producen en un acelerador de partículas, ese acelerador de partículas se llama ciclotrón y actualmente en  Canarias no existe ninguno. Los radiofármacos vienen de Madrid o de Sevilla.

Entre 2005 y 2006 hubo intención por parte del Cabildo de Tenerife de comprar un ciclotrón para instalarlo en el Instituto Médico Tinerfeño, S.A. (Imetisa) pero a la hora de llevar a cabo la operación y con todo preparado, la Corporación insular la interrumpió y nunca se supo por qué. Ahora, más de una década después, la idea es traer un ciclotrón al Archipiélago.

Según los trabajadores del Hospital Insular, el director del SCS les dijo que el ciclotrón era necesario ya que había problemas con el suministro de los radiofármacos que venían de Madrid. “Nosotros hemos investigado y hemos comprobado que nos es cierto que haya problemas con los radiofármacos PET en Canarias”, cuentan. “En caso de que no hubiera suministro para todos, la labor del SCS sería apoyar a la Sanidad Pública y no a Hospitales San Roque”, recalcan.

Además, recuerdan que en caso de que la prioridad fuera instalar un ciclotrón, habría que realizar una inversión inicial muy fuerte y tendría un mantenimiento muy caro.  “¿En caso de montar un ciclotrón será para abastecer a dos privados?”, se cuestionan. “Para rentabilizarlo hay que tener cuatro PET, de los tres que hay ahora dos son de gestión privada”, afirman.

Distintas fuentes garantizan que antes de que se rompiera el pacto de Gobierno de CC y PSOE, el antiguo consejero de Sanidad, Jesús Morera, tenía intención de instalar un PET en el Hospital Insular y montar un ciclotrón en Canarias. La discusión se generaría a la hora de decidir qué isla capitalina sería la apropiada para alojar el bunquer. Fuentes consultadas por este diario aseguran que “el ciclotrón está muy cerca de las Islas y que se alojará en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), en Tenerife”.

Cierto es que los radiofármacos tienen una vida muy corta y si hubiera un ciclotrón en Canarias, los equipos PET podrían tener dos turnos, incluso alguno nocturno, ya que  ahora mismo solo funcionan por la mañana debido al escaso suministro de radiofármacos desde la Península.

Es indudable que Canarias, una de las comunidades autónomas con la sanidad peor valorada del país, tiene que estar a la última en equipamientos de medicina nuclear. Con dos millones de habitantes, las Islas cuentan con una media anual de 6.868 personas a las que se les detecta un tumor maligno (3.980 hombres y 2.888 mujeres). Por ello, y después de un año de estudios e informes, sigue sin haber una solución para los diferentes servicios de medicina nuclear de las Islas, y los 17,7 millones de euros donados por la Fundación Amancio Ortega siguen sin verse reflejados en la mejora de los equipos sanitarios.

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