MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Los esfuerzos gubernamentales para frenar la obesidad se deberían centran en la imposición de impuestos sobre las bebidas azucaradas para fomentar hábitos saludables entre los niños, según un informe elaborado por expertos internacionales en salud pública, publicado en la revista 'The Lancet', en el que se asegura que “los esfuerzos para frenar la epidemia de obesidad acaban de empezar y son insuficientes”.
“Mediante la imposición de impuestos sobre las bebidas azucaradas y la limitación de la comercialización de alimentos poco saludables para los niños, los gobiernos pueden conseguir de una manera más sencilla que los niños tomen decisiones saludables”, asegura el autor principal del estudio, Steven Gortmaker, profesor de sociología de la salud en Harvard School of Public Health (HSPH).
“Los impuestos especiales y restricciones a la comercialización destinados a desalentar el tabaquismo han sido eficaces en el control del tabaco y es probable que sea eficaces también en la reducción del consumo de bebidas azucaradas”, señalan los autores.
“El consumo de bebidas azucaradas aumenta el riesgo de exceso de peso y la obesidad que puede conducir a una serie de problemas de salud, como diabetes tipo 2, y no tienen ningún valor nutricional adicional más allá de las calorías que aportan”, explica Gortmaker.
Organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otras, deben participar con el sector público y privado para controlar la obesidad en los niños, con estas y otras estrategias costo-efectivas que fomenten hábitos saludables de alimentación y actividad física, dicen los autores en su artículo.
En los últimos 30 años, la obesidad, definida como un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 en adultos, ha aumentado a nivel mundial tanto en países ricos como pobres, y en todos los segmentos de la sociedad.
El director de la división de nutrición, actividad física y obesidad de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, William Dietz, asegura que “si continúan las tendencias de Estados Unidos, basadas en datos históricos desde 1988, se prevé que la obesidad entre los adultos aumente del 32 por ciento actual a aproximadamente el 50 por ciento en 2030. Asimismo, se prevé que el aumento de los gastos para el tratamiento de la obesidad y las enfermedades asociadas, ascienda hasta los 66.000 millones anuales en Estados Unidos en 2030”.
ESCASEZ DE DATOS
Los investigadores han visto que muchos países carecen de datos básicos sobre el peso y la altura de los niños, por lo que los autores del estudio instan a los gobiernos a “poner en marcha un esfuerzo coordinado para vigilar, prevenir y controlar la obesidad y la salud a largo plazo, así como las inversiones sociales y económicas dedicadas a ella”.
La mayoría de los países todavía necesitan datos básicos ya que sólo un tercio de los países de la Unión Europea tienen datos representativos sobre el peso y la altura de los niños. De igual manera, pocos países han establecido metas para las tasas de obesidad, cambios en la ingesta alimentaria, o para fomentar la actividad física.
Por su parte, los esfuerzos realizados por la industria alimentaria destinados a reformular sus productos y llevar a cabo otras medidas para fomentar una alimentación saludable “deben ser independientes para evaluar su eficacia”, según los investigadores.
El equipo de Gortmaker pide la colaboración de varios niveles de la sociedad para que se realice una lista de intervenciones dirigidas a niños, adolescentes y adultos, “algo que se ha estimado que puede ser rentable”.
Además de los impuestos sobre los alimentos y bebidas poco saludables, las restricciones a la comida basura y la publicidad en televisión de bebidas para niños, los autores recomiendan “educación escolar y programas de nutrición y actividad física para los niños y así como algunas intervenciones para perder peso”, concluyen.