Itinerarios individuales y menos burocracia para reducir el paro y la pobreza en Canarias

Natascha García (DE RADA)

Alba Morales

Las Palmas de Gran Canaria —

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Según el informe El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008 – 2019, el 35% de la población canaria se encuentra en riesgo de exclusión social. Los datos de desempleo siguen el mismo camino. En el tercer trimestre de 2020, la tasa de parados en Canarias es del 25%, casi 10 puntos más alta que el conjunto nacional. Estas cifras son el punto de partida de la estrategia diseñada por el proyecto de Canarias Importa en su área social. 

Liderado por Natascha García, gerente de la asociación de inclusión social y laboral de las personas con discapacidad ADEPSIS, este eje estratégico propone la reducción del paro y pobreza en las islas y la adopción empresarial de la Innovación Social y de Responsabilidad Social Corporativa. Hay que “incorporar acciones innovadoras en el ámbito del bienestar social, diseñar nuevas formas de gestionar la atención a las personas y los servicios sociales incorporando nuevas estrategias, nuevas fórmulas...” La tecnología constituye una herramienta para acabar con las dificultades de las “personas en situación de discapacidad, mayores, etcétera”. La integración de la Responsabilidad Social se centra en el mismo problema, pero en el ámbito de las empresas. Las empresas no solo deben “cumplir en cuanto al cumplimiento de medidas cautelares como el cuidado medioambiental”, sino también en “planes de igualdad, incorporar en sus empresas colectivos vulnerables como pueden ser personas con discapacidad o personas en riesgo de exclusión”. Parámetros como los citados son algunos de los que, indica García, reconocen a aquellas empresas socialmente responsables. 

La iniciativa de disminuir el paro y la pobreza se antoja complicada. “Implica muchas variables”, manifiesta. Educación, Servicios Sociales, Empleo... “Llevamos haciendo durante muchos años políticas que realmente no trabajan de forma personalizada e individualizada para cambiar esta situación. No hay una única solución”. La gerente expone en esta línea el desarrollo de nuevas fórmulas y maneras de administrar unos servicios sociales “muy burocratizados y muy centrados en la gestión de ayudas”. Los trabajadores, añade, deben “hacer un proceso más de trabajo de tutorización, de capacitación, de empoderamiento, de enseñar itinerarios individuales... El empleo y las acciones formativas tienen que ser integrales y facilitar a aquellos colectivos más vulnerables, personas en riesgo de exclusión, personas con discapacidad, un trabajo más a largo plazo”. Sin embargo, reconoce que el tejido social “está desorganizado, infradotado en recursos humanos y económicos”.

La inclusión de entidades como ADEPSIS, de profesionales del ámbito sanitario de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) o de entidades de La Palma es un ejemplo de la apuesta por la suma de todos los colectivos. “Sumar al sector empresarial como motor de desarrollo económico, a la Administración encargada del diseño de normas, legislación y respuesta pública a las necesidades de los ciudadanos y el tercer sector junto con la universidad como elementos claves e interlocutores necesarios para avanzar y transformar a Canarias”. Esta iniciativa tiene el ADN de la pandemia. “Hemos aprendido, creo yo, bastante con la COVID. Está claro que el sistema económico en Canarias es frágil. Dependemos mayoritariamente del turismo. A nivel social tenemos una fragilidad importante, desempleo. Si seguimos usando las mismas fórmulas vamos a seguir obteniendo los mismos resultados”.

“No decimos nada descabellado”. Natascha García defiende las propuestas, reconociendo al mismo tiempo que alguna implicará “cambios en el sistema actual porque el foco debe centrarse mucho en la persona, en la comunidad, en la sostenibilidad. Requiere otras formas de organización y priorización”.

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