CRÓNICA
La juventud grancanaria en el ecuador de la EBAU: “Voy a ser profesora de la escuela pública”

Ajetreo en el campus de Tafira de la ULPGC por evaluaciones de la EBAU, Campus Universitario de Tafira.

Gara Santana

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Contra todo lo que se puede pensar de los jóvenes solo por el hecho de ser jóvenes se puede luchar tan solo con pasar un día observándoles entrar y salir de los exámenes de la EBAU. En su conjunto no difieren en nada a esa generación ya criticada en tiempos de Sócrates, hace 2.000 años, cuando advertía en el ocaso de su vida que los jóvenes “ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto, contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros”. Cicerón no cayó hoy por ninguna parte de la prueba de la EBAU en Gran Canaria, pero sí lo hicieron emociones eternas, nervios como si realmente en estos días se decidiera el futuro y un patrón localizado: el primer mensaje después de cada examen, para los padres.

“Inglés creo que bien”, escribía por whatsapp Paula enel grupo de su familia. No le preocupaba especialmente este examen, pero teme por el de Historia Contemporánea de España: “Ojalá me caiga la Constitución de Cádiz, porque los Pactos de La Moncloa, es que no me entran en la cabeza”, explicaba. Cuando le preguntamos a Paula a qué le gustaría dedicarse, asegura sin una inflexión en su voz: “Voy a ser profesora de la escuela pública”. Fiel a una saga familiar de personas dedicadas al magisterio, la estudiante se confiesa como defensora de la educación pública y gratuita.

“Yo quiero hacer Turismo y viajar por todo el mundo”, nos explicaba Hugo Báez tras examinarse de Alemán. Salió contento porque hizo el Bachillerato en un Colegio Alemán, y no le supuso un esfuerzo enorme someterse a la prueba. Habla también en nombre de su compañero, que no habla sino asiente mientras revisa después de 1.000 veces, pero por penúltima vez, los apuntes del examen siguiente. Cuando le preguntamos a Hugo en qué puesto se ve a sí mismo dentro del sector turístico tiene claro que “en uno que pueda viajar y conocer el mundo”.

Y el mundo no es el que los adultos maldicen sino el que ellos proyectan y lo encaran sin prejuicios y deseando, primero que nada, “ser feliz”. Esto responde Iago, de 18 años, tras examinarse de Inglés. Quiere ser, además de feliz, ingeniero informático. “Empiezo aquí la carrera y, si me gusta, la continúo en la Península” todo esto antes de formar una familia.

Del mismo examen salía Claudia que nos cuenta que le fue bien, “bueno, creo, para no gafarlo”. El texto que tuvo que analizar era un fragmento de la autobiografía de Britney Spears y admite que no sabía que la cantante “había sufrido y lo sexualizada que estuvo desde niña”. Unos minutos más tarde, nos hablaba del mismo texto Carlos, que no tenía miedo de gafar nada porque lucía en el cuello orgulloso una medalla, que sostuvo en sus manos cuando le preguntamos que qué virgen era, haciendo el gesto que se hace justo antes de besar un amuleto, pero se contuvo. A Carlos no le pilló por sorpresa el abuso y las violencias narradas en el texto de Spears porque se confiesa un “amante de la cultura pop” y de la Virgen del Pilar.

En Lengua el texto al que tuvieron que enfrentarse fue uno que tarde o temprano llega a la vida de todos, Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, al que los estudiantes tendrán oportunidad de acercarse no porque se lo pida el sistema, sino porque se lo pidan el alma y el cuerpo. Ahora tendrán que esperar a ver qué dice de su futuro inmediato una nota del 1 al 10, luego en el futuro a medio plazo se darán cuenta de que tuvieron que tomar decisiones muy importantes en un momento de la vida lleno de revoluciones, con adultos que saben de esas revoluciones, pero que les exigen obviarlas. Por último, en el futuro lejano verán que la vida ya no es lo que era y que los jóvenes ya no respetan a los mayores.

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