La Virgen del Pino regresa a Teror
Unas 50.000 personas se han congregado este sábado en Las Palmas de Gran Canaria para acompañar a la Virgen del Pino de regreso a su basílica de Teror tras estar dos semanas en la catedral de la capital en conmemoración del centenario de su declaración como Patrona de la Diócesis de Canarias.
Gentes variopintas y de casi todas las edades, desde grupos de jóvenes a personas de avanzada edad, y pertrechadas en muchos casos con botas, bastones y mochilas para hacer más llevadera la procesión de unos 25 kilómetros de recorrido que acompaña a la imagen de la patrona, se han dado cita desde tempranas horas de la madrugada con ánimo de participar en estos actos en la catedral.
Un templo que llenaban y desbordaban los fieles desde antes de las seis de la mañana, cuando se celebró una misa de despedida a la Virgen del Pino oficiada por el obispo de la Diócesis, Francisco Cases.
Los aledaños de la también llamada catedral de Santa Ana se convirtieron momentos después, cuando la imagen fue sacada de ella para emprender la marcha hacia Teror, en una nube de teléfonos móviles y tabletas con los que quisieron capturar la imagen de ese momento innumerables personas que dieron pruebas de su ánimo y su fervor pese a que aún no habían dado las siete de la mañana.
Personas entre las cuales estuvieron, en representación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, sus concejales de Participación Ciudadana, Carmen Guerra; Asuntos Sociales, Rosa Viera; Cultura, María Isabel García-Bolta; y Distrito Vegueta-Cono Sur-Tafira, Cristian Santana, han precisado a Efe fuentes de la corporación.
La comitiva de acompañamiento a la Patrona de la Diócesis de Canarias inició luego su camino hacia Teror recorriendo céntricas vías del casco antiguo y otras zonas de la ciudad como las calles Obispo Codina y Muro, la Alameda de Colón o la Avenida Primero de Mayo, que, pese a la hora temprana, se llenó de un extremo a otro de peregrinos a los que saludaban muchos vecinos desde sus balcones.
Entre ellos hubo también público de todas las edades, ancianos, adultos y hasta niños aún con el pijama puesto que observaban, entre curiosos y festivos, el acontecimiento.
La marcha de los peregrinos, encabezada por la Virgen del Pino instalada a bordo de un coche cedido por el ejército y engalanado para la ocasión y acompañada por Francisco Cases, fue encaminándose después hacia vías más amplias, como la carretera del Centro, para enfilar rumbo hacia Teror, en una ruta a la que se han sumado alrededor de 50.000 personas, según cálculos de la Policía Local.
Coreando rezos de rosario y canciones religiosas animados desde un coche con megafonía que forma parte de la comitiva, los fieles que han querido hacer el camino de regreso junto a su patrona han marchado formando una marea de pañuelos amarillos con la imagen de la Virgen del Pino que se han confeccionado con motivo de su visita a la capital de su isla.
Una visita que no se repetía desde el año 2000 y que, como en otras cinco ocasiones anteriores en que se había llevado a cabo a lo largo del siglo XX, han vivido los fieles de Gran Canaria como un acontecimiento único.
Igual que ocurriera cuando se produjo la bajada de la Virgen del Pino desde su basílica a la catedral, el pasado 31 de mayo, la procesión de este sábado ha precisado organizar un plan de cierre al tráfico de calles y carreteras y un dispositivo de personal de seguridad y sanitario formado por más de 200 efectivos.
Un total de 41 agentes de Policía Local, 60 voluntarios de Protección Civil de Las Palmas de Gran Canaria y 70 de agrupaciones de otros municipios de la isla, así como 30 bomberos de la capital y sanitarios de Cruz Roja, entre otros, integran dicho dispositivo.
