Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Acércate
La televisión pública canaria ha empezado el año con un lavado de cara bastante simplista, aunque todavía no se sabe si efectivo. El ente público ha decidido utilizar como eslogan publicitario una palabra de ocho letras, acércate. Aunque parezca el título de la última canción de Maluma, es el vocablo que ha elegido Radio Televisión Canaria (RTVC) para aumentar sus índices de audiencia, que parece que no son muy altos.
Hace unas dos semanas, Jordi Évole escribía un artículo para El Periódico de Cataluña sobre la pasividad ciudadana y los intereses políticos que hay detrás. Évole explicaba que la pasividad era el resultado de una situación perfectamente diseñada por el poder político para dejar a los ciudadanos fuera de combate, como si fueran meros espectadores de la realidad e incapaces de cambiarla. Entonces justo me acordé del eslogan de RTVC. ¿Será esta una estrategia más para dejarnos inactivos ante la realidad? Quizá para no hablar de Baltar o del enchufismo del equipo Clavijo, ya demostrado.
Es habitual escuchar que los medios de comunicación son la representación de la sociedad. En el caso de RTVC no es así. La llamada tele canaria hace tiempo que no me representa, hace tiempo que no me apetece ver alguno de los programas que ofrece en su parrilla, salvando los informativos. Encender la caja mágica y poner una tarde cualquiera la televisión canaria es como viajar en el tiempo, un viaje que parece no terminar nunca y que te produce dolor de cabeza. Siempre me pasa lo mismo; por eso, ya no lo intento. Es ponerla y tengo la sensación de vivir en el 2003, con banda sonora incluida.
Willy para los amigos
La mediocridad a la que se ve sometida la televisión canaria es sangrante e insufrible para aquellos que deseamos medios de comunicación fuertes y libres. Una situación insostenible que ya no se puede maquillar, ni siquiera con una campaña publicitaria diciendo a los televidentes canarios que te vean. La Canaria consigue levantarse todas las mañanas gracias al esfuerzo de todos esos profesionales que trabajan y creen en ella. Y lo hacen a pesar de todo, a pesar del caso Willy García, que dejó a Videoreport en números más que rojos, a pesar también de tener unas audiencias cada vez más mermadas por la falta de contenido.
Que los canarios admitamos los supuestos contratos a dedo a productoras amigas por parte del exdirector de la televisión pública canaria Guillermo García y que aquí no pase nada es un expediente equis que todavía no consigo entender. El caso Willy García se resume en una serie de contratos firmados por el exdirector de la tele canaria por un valor superior a un millón y medio de euros. Todo ello con la supuesta finalidad de realizar una serie de programas y entrevistas de dudosa calidad para echarle una mano a la productora de su amigo Francisco Padrón.
¿Será la pasividad de la que hablaba Jordi Évole la que hace que los canarios y los profesionales que trabajan en los medios de comunicación no pongan el grito en el cielo? O ¿será que ya hemos dado por perdida a la televisión pública?