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Hola

O mejor dicho: ¡hola!, ¿qué tal? ¿Cómo estás?

Espero que no me haya equivocado y que todo esté yendo bien. Si te ha sucedido algo malo en el camino, no pasa nada: nos sacudimos el polvo, nos curamos a nuestro ritmo y que le den al mundo por mucho tiempo que haga falta. De verdad. Y por favor, no me incluyas entre ellos: no podemos dejar que los malos ganen. Mientras resistamos, estaremos venciendo.

Mi intención más importante siempre es contarte que echo de menos el centro de la ciudad: mi casa. Y cuando hablo de ella, me refiero a ese punto del universo al que regalé lo más importante de mí.

De igual forma que nunca existieron los fantasmas, sino los recuerdos. El muro es un mundo partido en dos, en el que la otra mitad es como si no existiera y los cuentos escritos son verdades que sólo tú podrías entender. En privado. En silencio. En el viento silbado con todas las canciones por las que escribí lo último, y por el que echo a volar esta botella apuntando en dirección a tu magia, la que siempre describo. La más fuerte de todas.

No escribiré ningún pero, ni cualquier símbolo que confunda. De ahí lo explicado. Igualmente, necesitaría nacer de nuevo para -al menos intentar- equilibrar lo vivido. Te confieso que a veces me divierto mucho. Se me da bastante bien. He visto tantas cosas absurdas que me da pena no poder verte y reír muchísimo con más de una vivencia. Mi culpa. Estoy seguro de que a ti, al menos por un segundo, te ha sucedido exactamente lo mismo.

Aprendidos, asimilados, aceptados e interiorizados todos los tiempos verbales posibles… me sigue pasando a todas horas. ¿Qué quieres que te diga? Me acompañas, por muy iluso que suene. Por muy lejos que estés, en cualquiera de los sentidos, de este mundo que ya tenemos la agridulce sensación de conocer.

Siempre seguirá valiendo la pena y es verdad, aunque no lo creas, que sólo haber recibido un hola, una respuesta -al margen de que me puedas odiar, o tenerme indiferencia-, me ha alegrado la vida entera.

O mejor dicho: ¡hola!, ¿qué tal? ¿Cómo estás?

Espero que no me haya equivocado y que todo esté yendo bien. Si te ha sucedido algo malo en el camino, no pasa nada: nos sacudimos el polvo, nos curamos a nuestro ritmo y que le den al mundo por mucho tiempo que haga falta. De verdad. Y por favor, no me incluyas entre ellos: no podemos dejar que los malos ganen. Mientras resistamos, estaremos venciendo.