La predicción

-¿Y ahora qué?

-Pues ahora a seguir. No queda otra.

-Ya. Me imagino. Pero ¿no has pensado en apostar por algo diferente o te ves en la comodidad de seguir más o menos igual?

-Mira. Te voy a decir unas cosas. Esas personas que te están invitando todo el santo día a que abandones tu zona de confort la verdad es que terminan por ser cansinas. Si se llama confort, por algo será y es porque estás a gusto con lo que te está pasando. Porque ¿para qué complicarse la vida? Lo único que necesitamos es poder dar la primera bocanada de aire consciente una vez nos despertamos. A partir de ahí, todo va de corrido…

-Rutina, querrás decir. ¿No será que con la edad te vuelves un sujeto más conservador?

-¿Y qué hago? ¿Tirarme todos los días por el precipicio a ver qué es lo que ocurre? En la vida necesitamos algo de red que nos ofrezca seguridad. Necesitamos la planificación como eje vertebrador de nuestras actuaciones.

-Sí, claro, pero con cierta perspectiva.

-¿A qué te refieres?

-Por ejemplo. Cuando escuchamos las predicciones meteorológicas, si son de hoy para mañana más o menos aciertan con una alta probabilidad, pero las que dan a semana vista se van modulando poco a poco. Es lo mismo que el típico ejercicio que se suele hacer para proyectar nuestro futuro cuando te preguntas ¿dónde te ves dentro de uno, dos, tres o cinco años? O cuál fue tu proyección desde el pasado, cuestionándote ¿dónde te veías hace uno, dos, tres o cinco años y realmente estás ahora?

-Jolín. Eso es para nota. La cabeza me genera efervescencia. ¿¡Y yo qué sé!? No sé siquiera dónde voy a estar mañana ¿Y pretendes que sepa dónde estaré dentro de un año?

-Bueno, vale. ¿Y de tu proyección de dónde estabas y dónde estás ahora? ¿Ha pasado lo que querías que pasara?

-Pues en ese caso tampoco sé que contestar. La vida la tienes planificada a través del nacimiento, crecimiento y muerte, pero en medio te va dando tumbos hasta colocarte donde menos te los esperas. Tengo la sensación de ser un personaje de un libro. Según dicen los que saben, empiezas a escribir una trama, y la propia trama cobra vida, y luego vas a remolque.

-Quien te oye pensaría que eres un tunicado.

-¿Un tuniqué?

-Un tunicado. Es un organismo pluricelular que sólo tiene algo de cerebro para moverse, y cuando llega al lugar en el que desea, se planta allí y se alimenta de su propio cerebro, lo que le impide seguirse moviendo. Muchas personas son así, si te das cuenta.

-…

-¿Te he dejado sin palabras?

-Pues no sé que decirte. ¡Joder! Menuda mierda esto de tener conciencia.

-Entonces ¿y ahora qué?

-Pues ahora a seguir. No queda otra.

-Ay mi cabeza…