Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Sentimientos humanitarios 'versus' sensibilidad humanística
No debieran ser incompatibles. Sin embargo, ambos conceptos pueden confrontarse puntualmente por discrepancias de interpretación bajo influencias emocionales, intereses políticos o vocaciones ideológicas.
Como referencia a esta reflexión, apuntemos hacia el magnífico conjunto escultórico (hoy abandonado al vandalismo callejero) de Juan de Ávalos -Santa Cruz de Tenerife-, en la otrora hermosa fuente donde confluyen la avenida de Anaga y la Rambla de Santa Cruz. Una gran obra del insigne escultor, considerado el número uno en la España del siglo XX. Significa un privilegio disponer y disfrutar de este valioso patrimonio cultural por su elevado rango artístico y por la incuestionable entidad de autor.
¿Dónde radica la polémica? De un lado, la Ley de Memoria Histórica, en cuanto afecta a la supuesta simbología franquista del monumento. De otro, la necesidad cultural de restaurar, mantener y conservar esta joya escultórica en un entorno urbano que se caracteriza por la precariedad de su patrimonio histórico y el deficiente tratamiento institucional que se aplica a los pocos casos locales que requieren un mínimo respeto oficial hacia los BIC, bienes de interés cultural.
A favor de la ciudadanía y para protección de sus derechos, es imprescindible armonizar los legítimos sentimientos, aludidos en el título, con la sensibilidad de que la cultura de un pueblo se mide, entre otras cosas, por cómo cuida su patrimonio.
La posible solución al conflicto creado desde facciones adversas la proporciona la propia Ley de Memoria Histórica que reza así:
“Artículo 15: Símbolos y monumentos públicos. 1. Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otras menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Se incluirá la retirada de subvenciones o ayudas públicas. 2. Lo previsto en el apartado anterior no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley”.
Está claro que lo subrayado en el punto 2 es de aplicación directa al caso. Por otra parte, no depende de la voluntad política, sino de la intencionalidad y el cálculo de votos que se ganen o pierdan según se tome una u otra decisión.
Puntualizaciones que ayuden: Juan de Ávalos fue depurado en 1942 por el antiguo régimen (afiliado al PSOE, carné nº 7 de Mérida) y exiliado en Portugal. Lo que no fue óbice para que sus obras jalonaran gran parte del territorio español en plena dictadura.
Testimonio captado a vuela pluma: “La obra de bronce representa a un ángel volando con las alas extendidas, que supuestamente alude al avión en el que partió desde Canarias Francisco Franco para iniciar el golpe militar. Sobre el ángel se encuentra la escultura que representaría al dictador (J. J. 28/10/2017)”.
Comentario: se trata de un conjunto monumental, paradigma de la corriente figurativa. Es una alegoría abstracta que supuestamente homenajea a Franco, aunque la imagen no lo representa directamente porque ni se le parece. Las alas de ave no son de avión que, si se hubiera pretendido simbolizar, mejor se ajustaría un dragón rapide con un lanzallamas en las fauces. Es lo que tiene la abstracción en el arte, que cada uno puede ejercitar libremente su albedrío y ver lo que desea que sea.
Les remito al artículo (archivado en el blog referido en la firma): La quema de libros, una mala costumbre (04/03/2014), publicado por la presidenta de la Asociación Viera y Clavijo para la rehabilitación del Patrimonio, donde se alude a este caso y del que extraigo el siguiente párrafo: “Por tratarse de un simbolismo etéreo e indefinido, lo más inteligente y ajustado sería cambiar el nombre de la alegoría, como la placa de cualquier calle, y titularla con alguna alusión épica a la gloria guanche o personalizar una antropomorfia o reencarnación de algún símbolo toponímico local…”.
Como suele pasar, la sociedad civil es la única capacitada para resolver sus propios problemas. Quizá haya que organizar una recogida de firmas masiva para evitar la posibilidad de una demolición tipo talibán. No es imaginable el bochorno internacional si llegase a cometerse aquí tal brutalidad, como un alarde de analfabetismo.
No es afrenta a la memoria histórica ni a la legitimidad de su ley. Por el contrario, el recuerdo merece el respeto a las víctimas. Que no deben olvidarse jamás, para garantía de que nunca vuelva a repetirse tragedia parecida; con la convicción de que en una contienda así nunca hay ganadores ni vencidos; pues a la larga todos pierden.
Conducir con la mirada fija en el retrovisor no es seguro, pues aparte de que el pequeño espejo puede distorsionar la imagen, lo verdaderamente saludable es ver lo que tenemos por delante sin dejar de vigilar el pasado… Y usar bien los intermitentes para no confundir al prójimo.