Cómo hacer el destino Canarias sostenible o fidelizar a visitantes hiperinformados: los desafíos del turismo que viene

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —
11 de junio de 2023 21:34 h

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Un cliente acude a una agencia de viajes, se coloca unas gafas de realidad virtual y previsualiza el destino. Se sube al avión, mira por la ventanilla, aterriza. En unos segundos está en el hotel. Puede observar la habitación, la zona de piscina. Incluso puede cambiar el tiempo. Con solo tocar un botón, el cielo soleado deja paso a una tormenta. También se pueden visitar los principales atractivos del lugar. Todo el paquete de viaje en esta realidad paralela, “el primer metaverso turístico internacional”, hecho en Canarias.

De momento, según cuenta Juan Guerra, ingeniero informático e investigador en The Wise Dreams, es un proyecto piloto, pero es una de las líneas en las que se trabaja para atraer a los turistas hiperconectados e hiperinformados a los destinos. De eso, del turismo que viene, se ha hablado este domingo en el programa Informe Trópico de Televisión Canaria. La transformación digital es solo una de las piezas del puzle. El debate, sin embargo, trasciende de la visión puramente empresarial. Se discute el modelo económico y social del Archipiélago para los próximos años. Si se va a seguir apostando todo al monocultivo turístico o va a haber una diversificación; si los visitantes tendrán que pagar más para que el destino sea más sostenible o si en algunas islas la actividad tiene que dejar de crecer. 

¿Transita el sector hacia un futuro verde? José María Mañaricúa, presidente de la Federación de Hostelería y Turismo (FEHT) de la provincia de Las Palmas, remarca que el turismo ocupa un 3% del territorio en Canarias, genera el 40% de empleo y representa el 35% del PIB. Afirma que en la isla de Gran Canaria más del 60% del suelo tiene distintos grados de protección ambiental y la planta alojativa ha decrecido. “Somos una industria sostenible como concepto”, afirma el representante de la patronal hotelera, que abunda en que esta actividad ha ayudado a generar “riqueza y empleo” en Canarias, que el visitante viene atraído en esencia por el clima y en que para abandonar el turismo de masas habría que desarrollar otros sectores de la economía y que ello conlleva dificultades. Alude a las empresas tecnológicas. “¿Por qué no está aquí un Microsoft o un Apple? Porque estamos a 3.000 kilómetros del continente y nuestros costes son muy superiores para situar aquí este tipo de empresas. O porque no tenemos incentivos suficientes”, asevera.  

En cambio, para Emma Pérez Chacón, catedrática de Geografía Física en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), no se puede valorar el impacto de un uso por la superficie que ocupa. “Es solo una parte del problema. Tenemos que valorarlo por todo, por la generación de residuos, por la capacidad para depurar el agua, por la energía, los alimentos. Y luego por la capacidad de cada isla para absorber ese volumen de turistas. La pregunta es si realmente necesitamos crecer en número o en calidad. Como hemos crecido hasta ahora, no deberíamos seguir creciendo”, sostiene la investigadora. 

Recientemente, Lanzarote inició los trámites para declararse zona turística saturada. Irma Ferrer, abogada de Transparencia Urbanística, recuerda que la industria se levantó en la isla sobre “un cúmulo de irregularidades” que han terminado en la vía penal. César Manrique ya advertía en los años noventa sobre la “catastrófica especulación” y el riesgo de “destrucción absoluta” del territorio. En el caso Yate se constató que se habían concedido 44 licencias ilegales a hoteles, apartamentos y villas en Playa Blanca, en el sur de la isla. “Es el tramo de costa en proporción a sus kilómetros más ilegal de toda España”, sostiene la letrada, que incide en que en seis de los siete municipios de Lanzarote ha habido alcaldes, jefes de la oficina técnica, secretarios o interventores imputados. “Muchos de ellos están en prisión”. 

Ferrer habla de un círculo vicioso en el que los beneficios del sector turístico no se redistribuyen en la sociedad, sino que se quedan “en paraísos fiscales” y en el patrimonio de los empresarios que “alimentan la infraestructura electoral de los grandes partidos que han gobernado hasta ahora Canarias”. “La realidad es que Canarias es la región con más pobreza infantil de toda España y con más desigualdad social (...) Ese es el resultado real del turismo. todo lo demás es promoción y publicidad”, destaca la abogada. 

Pérez Chacón coincide: “El gran negocio en las Islas no es el turismo, es recalificar suelo. Es una actividad en la que yo compro esta parcela baratita, no haga nada y la recalifico. Y luego vendrá todo lo demás. Uno de nuestros grandes problemas es la corrupción”. 

El presidente de la patronal hotelera discrepa con esa visión. “La pobreza en Canarias tendrá que ver con que no tiene otros sectores desarrollados, no tiene un sector industrial, tecnológico... El sector turístico es responsable de la parte de la economía que genera, no del resto”, señala. “Lo que no debemos hacer es seguir dañando nuestro paisaje”, coincide, no obstante Mañaricúa, que incide en la necesidad de “mantener las camas” actuales.  

Ecotasa

Al debate sobre los límites del crecimiento turístico se le suma el de la ecotasa, el de gravar la estancia de los visitantes en las Islas con una cantidad que podría oscilar entre uno y tres euros al día y que, según algunas estimaciones, podría reportar a las arcas públicas entre 300 y 400 millones de euros al año para compensar los efectos negativos de la actividad sobre el territorio. Eduardo Parra, profesor de Organización de Empresas y Turismo de la Universidad de La Laguna (ULL), explica que esa tasa opera desde hace años en destinos como Venecia o París y que, lejos de bajar, el número de visitantes ha crecido. “Si nosotros sabemos venderle al turista que ese dinero va a tener un efecto positivo sobre los bienes o sobre los recursos del territorio o del modelo turístico, el turista va a venir, dice.

Para Parra, se trata de ser “creativos e innovadores” en el uso de unos fondos que, en su opinión, deben servir para hacer de Canarias un destino más sostenible y, por tanto, para cambiar el modelo turístico de los próximos diez o quince años en el Archipiélago. “El que viene, ya tiene un beneficio, que es disfrutar de la naturaleza, del aire limpio, del agua limpia. Y eso hay que mantenerlo. No nos terminamos de tomar el medio ambiente en serio. Sobre un paquete de una semana turística, una ecotasa no va a representar un porcentaje muy alto”, agrega la geógrafa Pérez Chacón. 

Para Mañaricúa, lo que puede espantar al turista es “el conjunto de costes que hacen que un destino sea más o menos competitivo”. “Hay que tener cuidado con incorporar este tipo de costes (la ecotasa, la tasa de emisiones y la tasa del queroseno, que será la tercera), que pueden hacer que la industria de turismo sea una industria para ricos”. El presidente de la patronal hotelera de Las Palmas señala que el gasto turístico ha subido por la inflación, pero niega que el visitante que viene a las Islas sea un turista de mayor gasto. “Es un turista que para hacer las mismas compras está dando un 10% más”, afirma. Y añade que, para un alojamiento extrahotelero que cobre 40 euros por noche para dos personas, esa ecotasa puede representar un incremento del precio del 10% si se cobra dos euros a cada una. 

Formación y digitalización

Otra de las aristas del turismo 4.0 tiene que ver con la formación. “Aquí hay más demanda de trabajadores que trabajadores del sector. Se está contratando gente que no tiene formación adecuada, pero porque los centros de formación, tanto reglados como no reglados, no dan abasto con las necesidades del sector”, explica Manuel Sánchez, director del Hotel Escuela de Gran Canaria. “Quien mejores condiciones ofrece se lleva a los mejor preparados. Aquí vienen cadenas europeas con un contrato para cuando el alumno termina. La sostenibilidad, la inteligencia artificial, la robótica y la digitalización están ya inmersas en la formación de futuros profesionales”, afirma el representante de Hecansa. 

Para Raúl Domínguez, CEO de Maarlab, la digitalización es “el mejor marcador de sostenibilidad” para el futuro. Su empresa desarrolla soluciones tecnológicas y dinamiza proyectos para la transformación. La clave, dice, es establecer una relación directa con el turista y reducir la dependencia de los turoperadores. “Hoy internet nos permite construir esa relación con el turista y, sobre todo, blindar esos clientes que eligen Canarias, poder fidelizarlos”. El turista digital es “ese turista hiperinformado, hipercomunicado y empoderado que está marcando la demanda”. Un visitante por lo general más joven que “controla y tiene la capacidad de hacer el viaje a su medida, consume directamente y, además, tiene una necesidad de instantaneidad. Lo quiere todo ya, ahora”, lo que obliga a los destinos a “adaptarse y dar respuesta a esa nueva necesidad”. 

Tanto Domínguez como Pérez Chacón apuestan por una industria que transite de los servicios al conocimiento y que evite la fuga de talento. “¿Qué mejor industria para Canarias que una industria que no contamine, que sea la de la inteligencia?”, zanja la geógrafa.