Los turistas de la pandemia y cómo la COVID ha transformado al motor económico de Canarias
La pandemia ha puesto patas arriba el sector turístico y con ella también ha cambiado el tipo de viajeros. Canarias ocupaba gran parte del círculo rojo para británicos y alemanes, que veían a las Islas como el espacio ideal donde pasar sus vacaciones e invertir. Con el cierre de fronteras por culpa del virus, han sido los españoles quienes han mantenido a flote (o al menos han insuflado algo de esperanza) los hoteles y apartamentos del Archipiélago. Así lo reflejan los últimos datos del Instituto Canario de Estadística (ISTAC) que analizan el perfil de los turistas en el tercer trimestre de este 2020 y marcan las pautas de qué hacen los viajeros de la pandemia, por qué vienen a las Islas y cuánto han cambiado con respecto al año anterior. Hay varias cosas a destacar.
Este lunes ha entrado en vigor la exigencia de acreditar una prueba PCR negativa en los aeropuertos para entrar en territorio español. Aquellos que provengan de países de riesgo tendrán que poner encima de la mesa 100 euros de más, el dinero que cuesta de forma aproximada este test de diagnóstico, si pretenden hacer turismo por España. Canarias espera una vuelta de tuerca por parte de la Moncloa porque teme un nuevo cero turístico. Y espera que los test de antígenos, desaconsejados por la comunidad científica en asintomáticos e incluso vetados por la Consejería de Sanidad del Gobierno regional en un principio, están en el centro del debate. De momento, todo apunta a que las tendencias del turismo vistas entre los meses de julio y septiembre se mantendrán en las próximas semanas si no cambia el guion de la película.
Canarias recibió 306.350 españoles durante los meses más benignos de la pandemia, un 40,13% del total. Han sido menos que en el mismo periodo de 2019 (569.285), pero la caída no es tan notable como en el resto de regiones. Alemania, por ejemplo, ha pasado de enviar 471.718 turistas al Archipiélago a 130.987. Y la mayor caída pesa sobre Reino Unido: de 1.075.078 a 109.494. Quizá este dato explica la montaña rusa de emociones que ha provocado la entrada y salida de Canarias de la lista negra británica. Porque los ingleses eran los que más venían, los que más gastaban, y de los que más tiempo pasaban en las Islas. De ahí a que el presidente del Gobierno regional, Ángel Víctor Torres, insista en la vuelta del mayor cliente turístico para Canarias, fechado para el 2 de diciembre, cuando Downing Street levante las fronteras, como el momento en el que cogerá impulso la temporada de invierno.
Los españoles son los que menos tiempo pasan en el Archipiélago (una media de 8,37 días) pero sí monopolizan el gasto absoluto. Eso sí, la inversión por pasajero es menor comparada con 2019. Por aquel entonces, ponían alrededor de 1.050 euros por turista. Ese dato ha bajado en 2020 hasta 831. Los británicos también han sacado menos la tarjeta (de 1.305 euros por persona a 1.134). Y en otros países como Alemania o Bélgica el declive no es tan acentuado.
A pesar de que el gasto se resiente, la estancia media sí que aumenta. Lo hace en todos los países menos Bélgica. En 2019, los turistas que pasaban sus vacaciones en Canarias lo hacían por 9,64 días. Curioso o no, ahora pasan más tiempo: 11,45. Es muy probable que la posición del Archipiélago como zona turística segura haya tenido algo que ver. Sorprende especialmente la apuesta de los países nórdicos. Han pasado de estar 9,71 noches en las Islas a casi doblar ese registro, 16,47. Sin embargo, son los que menos gastan de todas las zonas analizadas. Eso, grosso modo, no ayuda a la red hotelera canaria cuando hablan de “turismo de calidad” y no “turismo de camas”.
¿Y a qué vienen todos estos turistas? La tendencia no ha variado. Se producen muy pocos viajes a Canarias por motivos profesionales o de trabajo. La mayoría lo hace para pasar las vacaciones y descansar, aunque estas últimas dos variables fluctúan dependiendo del país de origen. Alemanes y británicos prefieren relajarse mientras que los españoles desean “conocer la isla”. Este es el mismo patrón de 2019 y el ISTAC no profundiza mucho más en el concepto. Así que la respuesta a por qué eligen el Archipiélago se encuentra en la siguiente tabla.
Aquí hay varios aspectos interesantes. Haciendo la comparativa con 2019, el clima, la oferta alojativa, la posibilidad de diversión, el ocio nocturno, la oferta comercial y el precio son menos importantes que este año. Eso no significa que el buen tiempo en el Archipiélago siga siendo su principal atractivo, sino que otros baremos han aumentado en popularidad. La pertenencia a Europa, por ejemplo, ahora es más relevante. La tranquilidad, otro punto que los turistas valoran más. O la red de senderos, que casi ha doblado su puntuación y podría deberse a la intención de los viajeros por alejarse del turismo de masas y centrarse en otras actividades.
Uno de los espacios más destacados corresponde a la seguridad, que ocupa el cuarto puesto en la tabla. El ISTAC ofrece una red de datos más profunda para este apartado. Dice que los turistas valoran muy positivamente la seguridad en los alojamientos, donde se han impuesto protocolos muy estrictos, pero se encuentran algo más contrariados con lo que ocurre en los aviones. En Canarias se han visto imágenes de turistas apelotonados entre los asientos y, sin ir más lejos, la semana pasada un pasajero se reveló en un Binter de camino a Tenerife que decía “sentirse indispuesto” y no portaba mascarilla.
Por último, las actividades más realizadas. Pasar las tardes en las playas ocupa el mayor tiempo de los visitantes, cuyo porcentaje se ha mantenido en torno al 17%. Pasear ha caído algo y el tiempo invertido en piscinas e instalaciones, lugar que podría motivar mayor aglomeración de gente y por tanto más riesgo de contagio, ha descendido varios puntos porcentuales. Las opciones que más crecen son las actividades en el mar, en la naturaleza, los recorridos por las Islas y la oferta gastronómica. Y los que siguen anclados en los puestos bajos son el ocio nocturno, los parques de ocio o atracciones y los tratamiento de belleza. Parece que los turistas están, en líneas generales, concienciados con la pandemia. Y eso lo refrendan los datos de casos de COVID importados en el Archipiélago, que siempre han sido muy pocos (los que ha habido se han debido a las pruebas masivas a migrantes) y nunca han señalado a los aeropuertos como punto de entrada del virus.
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