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El nuevo Barça de Pesic rompe en Gran Canaria el idilio blanco con la Copa

FC Barcelona Lassa, campeón de la Copa del Rey 2018.

Canarias Ahora Deportes

Las Palmas de Gran Canaria —

Gran Canaria volvía a ser el escenario de una final de Copa del Rey entre los colosos Real Madrid y Barcelona. 2015 fue la última vez en la que ambos conjuntos lucharon por hacerse con el trofeo, también en la Isla, el final de una hegemonía de cinco partidos en seis años entre blancos y blaugranas: 3-2 fue el balance, a favor de los merengues. Fue el segundo año, el de la continuidad del dominio de los de Laso con cuatro copas consecutivas y el inicio del ostracismo de los catalanes. Hasta este 2018. El nuevo técnico ha conseguido transformar al Barça y hacerlo campeón por 90 a 92, tras un final de infarto.

El primer balón lo ganaban los blancos, pero disparaban primero los blaugranas. La respuesta del Real Madrid, bajo la batuta de un Doncic emparejado con Hanga, no tardaba en llegar. Con el 6-6 y la igualdad como dinámica, Sanders le pegaba un codazo en la cara al esloveno al sacar la pelota y el árbitro pitaba antideportiva. El Madrid, con una defensa bien plantada e impenetrable, se fue alejando en el marcador: un triple de Thompkins ponía un +8. A segundos de acabar el cuarto, Campazzo robaba la última posesión del Barça, se la daba a Rudy y este recibía un gorro espectacular de Hanga; en transición, cuando faltaba un segundo, Rivas recibía falta de Rudy y dejaba el marcador 21-15.

El segundo cuarto comenzaba con cinco seguidas de Pau Rivas, pero el Madrid no se amilanó. Pesic movía sus piezas constantemente hasta que encontró la clave: Sanders en lugar de Hanga para defender a Doncic (máximo anotador hasta ese momento con 9 puntos, a los que se le sumaban sus 3 rebotes y 2 asistencias) y agresividad para impedir la penetración en la zona. En ataque, le daba los mandos a Heurtel y el francés se puso a jugar. A pesar de que no tuvo una incidencia significativa en estadísticas, la defensa del Madrid era incapaz de frenar su creatividad, apoyada en los bloqueos de Tomic. Oriola cerraba con un triple un cuarto claramente azulgrana (parcial de 13 a 25) y Doncic, errando el triple, no pudo evitar el 34-40.

Tras el descanso, dos triples seguidos, uno de Rivas (que se iba hasta los 17 puntos) y otro del nombre destacado del cuarto: Adam Hanga, que se puso el mono de trabajo para demostrar por qué es uno de los mejores defensas de la ACB haciendo muchísimo daño en transición: el Barça abrió una brecha que aumentó hasta los +18 a cinco minutos de llegar al último cuarto. Un acierto del 50% en tiros desde la línea de 6,75 y la batalla en el rebote (superando por más de diez a los blancos) estaba matando a los de Laso, negados de cara al aro desde el triple --incluso con tiros limpios y abiertos de especialistas como Rudy o Carroll (21% de acierto)--, que les llevó a acabar el último cuarto moribundos, perdiendo por 15 puntos de distancia.

En el Gran Canaria Arena solo se escuchaba la alegría de los aficionados blaugranas: el sector blanco no se movía y mantenía un silencio sepulcral. Un atisbo de esperanza gracias al acierto antes negado a Carroll y Rudy unido al liderazgo de Campazzo, cumplido el ecuador del último cuarto, reducía la ventaja hasta un +6; se despertaba la afición madridista y se diluía la blaugrana a 2:18 del final. Los minutos pasaban y el Madrid iba acercándose cada vez más hasta ponerse a cinco, pero el Barça supo jugar los instantes decisivos para mantener la ventaja: en una jugada en el último minuto de juego, Sanders volvía a poner el +7 con un gancho providencial y tras un tiempo muerto a Rudy se le agotaba la posesión en el saque; pero aún con esas, el Madrid se resistía dando sus últimos coletazos. Thompkins robaba un balón y anotaba un triple para dejar la diferencia en tres puntos y en la siguiente, de nuevo desde el perímetro, la reducía a dos a 11 segundos del final. Oriola fallaba sus dos tiros libres y en una última posesión de infarto, Causeur la tuvo para ganar en un tiro abierto, pero erró con falta de Claver que el árbitro no pitó y el Barcelona venció por 90 a 92, a pesar de los 38 puntos de los blancos en el último cuarto.

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