“El lector puede encontrar atractiva una visión global de la Edad Media, no solo la de los poderosos, que es la que siempre se nos cuenta”
A Favila, el rey astur hijo de Pelayo, la leyenda le otorga una muerte nada heroica bajo las zarpas de un oso, aunque lo más probable es que fuera víctima de una conjura. Su sucesor, Alfonso I (693-757) , era hijo de una hermana de Favila, Ermesinda, y de Pedro, duque de Cantabria, ducado de límites imprecisos. Este es el contexto histórico de unos monarcas que fundaron el reino de Asturias y que dan vida a 'Mundus Novus' (Pàmies, 2022), la novela histórica de Carlos Serrano, quien va más allá de los mitos que envuelven como una neblina a los monarcas desde Pelayo y da voz también a personajes de a pie que cruzaron las montañas para huir de la guerra o de su señor. Es propiamente el comienzo de la Edad Media en la península ibérica.
Carlos Serrano (Santander, 1995) es profesor de Cultura Clásica en el Colegio San Martín de la capital cántabra. Siempre vinculado al mundo literario, ha ganado premios y certámenes desde su etapa en el instituto Santa Clara de Santander. Ganó el Accésit de Narrativa que otorga el Consejo Social de la Universidad de Cantabria por su libro 'El foramontano' (2017), ganó el Premio Internacional de Narrativa Joven Abogados de Atocha, organizado por Comisiones Obreras en Madrid, y obtuvo una Mención de Honor en la XXIV Edición del Certamen Literario Manuel Oreste Rodríguez-López, organizado por el Ayuntamiento de Paradela en Lugo (2019). El autor compagina su trabajo como docente y escritor con el de reportero para el magacín de viajes Condé Nast Traveler y la revista Salvaje.
¿La Edad Media ha dejado de ser ese período oscuro y confuso que se pasaba rápidamente en el colegio, pasando directamente de la época romana a la moderna?
Es la gran época a la que no queremos mirar atrás como civilización occidental porque todo lo que había sido el clasicismo se había perdido. Es una época que puede ser tan interesante como la Prehistoria y la considero 'nuestra' Prehistoria. Europa se tuvo que reconstruir prácticamente con lo que fue un recuerdo del Imperio Romano y con una religión como el cristianismo, que pensaba más en la vida después de la muerte que en la propia vida.
¿Por qué concretamente el siglo VIII?
Porque es una bisagra entre el mundo romano y la nueva Edad Media, porque sucede la irrupción de los musulmanes. La invasión musulmana rompe por completo la unidad romana del Mediterráneo. Hubo un cambio por completo desde el momento en que el sur del Mediterráneo fue musulmán y el norte católico u ortodoxo.
El nacionalismo español acabó adoptando este período como una de sus bases ideológicas. El concepto de Reconquista no anda muy lejos en el tiempo...
Fue un mundo nuevo. Hubo estratos de la sociedad que lo vieron como algo malo, pero otros como algo bueno, al romperse la servidumbre. Muchos huyeron al norte y se extendieron por comarcas como Trasmiera, ganándole terreno al bosque para establecerse como hombres libres y terratenientes, la base de lo que después serían los hidalgos. En Cantabria eso lo conocemos muy bien.
Usted ha nacido en 1995, pero ¿hasta dónde se remonta su vocación literaria?
Desde muy pequeño. Tenía entonces diarios de viajes y de anécdotas que me hacían gracia.
¿Y cómo se produce el salto a la literatura comercial?
Yo tenía un manuscrito, más largo que el resultado final, y lo mandé a tres o cuatro editoriales. Pámies lo aceptó y han estado atentos, haciendo una labor de editor pura y dura, ayudándome a hacer un libro para el lector y no tanto para mí, porque ese primer manuscrito, no me importa confesarlo, era más para mí.
En su encuentro con Pàmies, ahora comparte catálogo con otros cántabros como Yeyo Balbás y Pedro Santamaría. ¿Hay cantera aquí o es una casualidad?
Yo ya los conocía antes de mandar mi manuscrito a Pàmies, pero es complicado juntarnos y coincidir. En todo caso, estoy seguro de que al editor le interesa hacer cantera.
¿Por dónde discurrirá su trabajo, por la vía académica o por la vía literaria?
Hice un máster de estudios medievales en la Universidad Complutense de Madrid y en ese momento no sabía si tirar por una vía académica (un doctorado, una tesis...) o si lo que de verdad me gustaba era esto: la literatura histórica y, sobre todo, la novela. La historia me facilita encontrar una trama. Lo que hay que hacer es darle vida y hacerla atractiva para el lector. En cambio, en la novela sin más hay que crear la trama y esta ha de ser original y eso es más complicado. Yo me estoy curtiendo con la novela histórica para dentro de no mucho dar el paso a la novela. Si yo tuviese que elegir, me gustaría ser recordado como escritor de grandes novelas, antes que como escritor de grandes novelas históricas.
Yo me estoy curtiendo con la novela histórica para dentro de no mucho dar el paso a la novela
Luego usted quiere ser considerado como novelista, sin adjetivos, aunque por formación y gustos se interne por ahora en lo histórico. ¿Quiénes son sus referentes en este campo?
Carlos Ayala [catedrático de Historia Medieval de la Universidad Autónoma de Madrid] es el básico. Claudio Sánchez Albornoz, por su forma de contar la Historia y la cantidad de datos que aporta es fundamental. También he seguido las crónicas asturianas, que son 150 años más tardías [de los hechos relatados en la novela]. Ahí empieza el concepto de Reconquista, en realidad. Creo que el lector puede encontrar atractiva una visión global de la Edad Media, no solo la de los poderosos, que es siempre la que se nos cuenta.
A una persona que entre en la librería y vea su libro, ¿cómo le convencería de que merece la pena llevárselo a casa y leer esas más de 600 páginas?
Es tan largo porque intenta representar todos los estratos de la sociedad. Los que escribimos novelas históricas tendemos a centrarnos en personajes muy importantes, en reyes, conquistadores... En cambio, aquí hay un elenco de personajes, al menos diez importantes, desde el hijo de un obispo hasta una musulmana beréber que busca refugio en el norte, pasando por un caudillo como Alfonso que tiene que decidir si quiere ser rey como Pelayo, a cuyo hijo, Favila, asesinaron.
¿Quién aparece en el libro?
Alfonso es el yerno del rey astur Pelayo y casó con su hija Ermesinda. Era hijo de Pedro de Cantabria, de ese Ducado de Cantabria que no se sabe muy bien por qué tierras se extendía, norte de La Rioja, Frías, Medina de Pomar... hasta Campoo. Ambos grupos buscaron refugio de los musulmanes en las montañas, también porque no eran partidarios del rey Witiza, que 'trajo' a los musulmanes a España.
Utiliza, para trazar paralelismos con los personajes, el Apocalipsis de San Juan. ¿Es un truco narrativo o hay algo más?
Quería que el lector fuera consciente de la incertidumbre que se vivía en esa época. El Beato de Liébana bebió de este contexto. Él vivió en la época en que se desarrolla el libro. El Apocalipsis ha sido canónico hasta época reciente, pero entonces se daba todo por hecho. El Apocalipsis en realidad prometía un mundo mejor: la llegada de la Jerusalén celeste. Ellos sabían que esa Jerusalén podía darse en ese reducto de las montañas a donde los musulmanes no podían llegar.
El Paraíso andaba por aquí cerca, entonces.
[Sonríe] Eso es. Era a lo que se aferraban y, si no, eran cristianos y morirían como tales y no en el 'error' musulmán.
Y se establecen paralelismos con los personajes.
Eso es. Por ejemplo, hay un Fruela I [hijo de Alfonso I], el guerrero que tenía fama de sanguinario y cuyo cariz es parecido al de la Bestia del Apocalipsis. Su propia madre, Ermesinda, hija de Pelayo, es la mujer que pare a la Bestia, consciente de que pudo dar a luz a lo que luego podía ser un tirano; y Alfonso I puede ser ese Caballero Blanco que lidera los ejércitos. El Apocalipsis habla de cuatro jinetes y uno de ellos representa la victoria.
El Camino de Santiago fue un movimiento geopolítico sin igual
Otro personaje importante es la propia Iglesia.
Tiene un papel muy importante al legitimar el poder de un rey. Además, en aquella época se estaba creando la iglesia del norte, por medio de Elipando [arzobispo] de Toledo, influido por la idea de que el Juicio Final es una patraña para meter miedo y someter a los cristianos. Elipando es más partidario de una fusión con las nuevas ideas que traen los musulmanes y que el castigo no es el fin del mundo. Quiero que la gente entienda que la Iglesia no estuvo siempre en contra de los musulmanes y que hubo una convivencia desde el principio.
¿Qué está escribiendo ahora?
Estoy escribiendo una nueva novela para Pàmies. Es más corta.
¿Se puede saber de qué va?
Del descubrimiento de sepulcro del Apóstol Santiago. Fue una de las grandes invenciones que encantaría a los politólogos actuales. El Camino de Santiago fue un movimiento geopolítico sin igual.
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