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Miguel Ángel Revilla y López Obrador: una inusual amistad a 9.000 kilómetros de distancia

Revilla y López Obrador adorando el Lignum Crucis del Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

Laro García

Cuando el joven José Obrador Revuelta se embarcó a principios del siglo XX como polizón en un barco, sin papeles, escondido en un barril, con destino a América, estaba muy lejos de imaginar que cerca de cien años después uno de sus nietos pudiera acabar tomando posesión como presidente de México tras un periplo político que le ha llevado a lo más alto por el camino más largo.

“Por el bien de todos, los pobres primero”, suele repetir Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que logró este pasado verano una holgada victoria electoral al tercer intento. AMLO –el acrónimo por el que se le conoce– ha alcanzado el poder repitiendo un lema que bien se podría aplicar a su abuelo materno, que cruzó el Atlántico para alejarse de las penurias que se vivían en España y en busca de un futuro mejor.

Este antepasado del aclamado político mexicano había nacido en la primavera de 1893 en el pueblo cántabro de Ampuero. En concreto, en una casa cuartel de la Guardia Civil, ahora reconvertida en Casa de Cultura, que hace apenas un año tuvo la visita ilustre del que próximamente tomará posesión como máximo dirigente del país azteca.

Precisamente aquel viaje en busca de sus orígenes fue el comienzo de la inusual amistad que mantiene desde entonces con Miguel Ángel Revilla, una estrecha relación personal y familiar que se desarrolla a cerca de 9.000 kilómetros de distancia. El presidente de Cantabria fue el 'culpable' de ese viaje de AMLO, ya que surgió de una carta enviada por el secretario general del PRC invitando al líder mexicano a “reencontrarse con sus raíces”.

López Obrador se desplazó hasta Cantabria junto a su mujer en septiembre de 2017, cuando ya ejercía como candidato oficial, para conocer el pueblo de su abuelo solo unos meses antes de conseguir una contundente victoria que lo llevará al Gobierno pese a los múltiples escollos que ha tenido que superar.

Revilla, que ejerció de anfitrión durante aquellos días, y que no se cansaba de repetir que AMLO iba a “arrasar” en las urnas, acudirá ahora como “invitado especial” a su toma de posesión el próximo 1 de diciembre: “Es un hombre honrado, íntegro, demócrata, pacifista y con unos valores extraordinarios”, destaca el político regionalista, que se muestra convencido de lo “positivo” que será para el pueblo mexicano el mandato de López Obrador.

Una visita inesperada

“Yo tengo mis referentes políticos, aunque no hay tantos que me provoquen intriga o admiración. Sin embargo, sí hay dos personas, dos líderes, que me atraen especialmente: uno es Pepe Mújica, que vino a Cantabria hace dos años junto a su mujer y con el que mantengo una extraordinaria relación desde entonces. El otro es Andrés Manuel López Obrador, al que he seguido muy de cerca por la biografía tan increíble que tiene. Eso fue lo que me empujó a contactar con él”, relata el presidente cántabro.

Revilla siguió con AMLO la misma estrategia que trajo a España al expresidente uruguayo: un primer contacto por carta, el envío de los libros que tanto éxito editorial han deparado al mandatario regionalista y una invitación formal para desplazarse hasta la 'tierruca' con la confianza de que la misiva, si superaba todos los filtros burocráticos, tuviera una respuesta afirmativa. Sin embargo, lo que funcionó con Mújica, se hizo esperar con López Obrador.

“Yo soy un enamorado de México. He salido de España siete veces en mi vida y cinco han sido para ir allí. Le di la Medalla de Oro de Cantabria al pueblo mexicano, que vino a recoger Vicente Fox, en reconocimiento a lo que México contribuyó con la acogida de todos los que aquí hubieran acabado en la cárcel o fusilados. Fue un país absolutamente generoso con España después de la Guerra Civil”, señala Revilla, que lejos de darse por vencido, siguió insistiendo hasta que consiguió contactar con AMLO a través de un empresario cántabro afincado allí.

Esta pista fue la definitiva. Revilla lee al otro lado del teléfono la carta que hizo llegar al presidente electo de México cuando tan solo era un aspirante. “Sabía que si no lo conseguía entonces, cuando fuera elegido iba a ser más difícil”, reconoce. Así, tras varios meses sin noticias, por fin llegó una contestación informando al presidente de Cantabria de que AMLO ya tenía los vuelos y el hotel reservado para pasar unos días en Santander.

“Lo primero que hice fue acercarme al hotel, que está muy cerca de mi despacho, a comprobar que era cierto. Ahí me di cuenta de que iba en serio. Enseguida contesté diciendo que yo mismo acudiría al aeropuerto de Bilbao a recogerlo”, cuenta entre risas, recordando cómo el propio AMLO hizo de fotógrafo improvisado para retratarlo con otros viajeros que le pedían fotos como consecuencia de su fama por sus múltiples apariciones televisivas durante los últimos años.

Una esperanza para México

En esos días, fueron a Liébana, a ganar el Jubileo; estuvieron en Ampuero, en la casa en la que nació su abuelo; acudieron a la Universidad, a impartir una charla; visitaron La Casona de José María de Cossío en Tudanca; pasearon por el Centro Botín de Santander... “En aquel momento, la mayoría de los empresarios cántabros en México me pusieron verde. Me decían que cómo traía a este tío que va a acabar con México. Ya les dije que estaban muy equivocados”.

“Él es un socialdemócrata, y un socialdemócrata en México tiene que ser un radical en determinadas materias: la lucha contra la corrupción es la primera batalla que tiene que ganar, porque se roba a manos llenas. Y luego está la violencia, claro, que es fruto de la desigualdad. Eso es México, el país de las desigualdades. AMLO no va a quitar nada a nadie, pero va a hacer que todos paguen impuestos”, defiende Revilla.

Ambas familias estuvieron conviviendo unos días y fraguaron una amistad que “ha ido a más”, con un contacto permanente, según el relato del presidente cántabro: “Yo, unos días antes de la votación, en Facebook, coloqué un mensaje que publicó un periódico de México con este titular: 'Izquierdista español vaticina que AMLO sacará más del 50% de los votos'. ¡Izquierdista español! ¡Y ponían mi foto! Pues yo no seré izquierdista, pero él sacó el 54%”, bromea Revilla.

Y es que el dirigente regionalista tiene claro que no faltará a su toma de posesión y ya ha diseñado una gira por tierras mexicanas aprovechando la ocasión: “Es un hombre de una honradez probada, de una tenacidad increíble, por el que tengo una profunda admiración. Es un tipo de los que merece la pena conocer, porque su vida es de habérselo trabajado. Tiene mucho mérito llegar ahí en contra de todos los poderes, de los partidos tradicionales, de la banca, de los medios de comunicación… Tenemos proyectos de futuro y volverá por aquí no muy tarde”, adelanta.

A la espera de que llegue ese momento, entre llamadas cruzadas –interrumpidas por el mismísimo Donald Trump, según cuenta el presidente cántabro–, Revilla ya ha puesto en marcha otra vez su estrategia y sus libros viajan ahora con dirección a El Vaticano, con el Papa Francisco como destinatario. “A ver si lo consigo, aunque le he criticado un poco. Me gustaría tener una conversación con él. Prometía muchas cosas y, de momento... le está costando”.

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