Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Lo económico es también político
El dinero es político. Cuando decidimos gastar unos euros en comprar una camiseta en una gran cadena comercial no solo adquirimos un bien de consumo más o menos necesario, sino que compramos probablemente explotación laboral a bajo coste para nuestros bolsillos sin que se nos despeine la coleta, porque es mejor no cuestionarse ciertas cosas cuando la precariedad propia no permite suplir nuestras ansias de consumo en compras éticas. Pobres explotando a pobres para que la gran rueda del mercado capitalista siga devorando vidas a cambio de que nuestras carencias vitales se vean cubiertas de forma momentánea por ese estímulo cortoplacista que se formula a través de la adquisición de bienes altamente fungibles. Una camiseta para hoy, otra para mañana.
Y no hay nada más político que los presupuestos de la administración pública. Un ayuntamiento es la parte de esa mastodóntica estructura que más directamente incide en nuestro día a día. Una cotidianeidad que consiste en cruzar aceras, solicitar ayudas, usar locales municipales o pagar el IBI. Si fuéramos seres racionales entenderíamos que, sea el color que sea el que vista al gobierno municipal, lo fundamental en un ente local es favorecer y estimular la vida de su municipio. Pero, en el mejor de los casos, no estamos hablando de seres racionales sino de meros gestores de lo público; y en el peor, de políticos que supeditan el gasto a una ideología dañina y profundamente perniciosa para la sociedad que pretenden dirigir, entendiéndose aquí ‘dirigir’ en una de sus múltiples acepciones: ‘encaminar la intención y las operaciones a determinado fin’.
En Santander ha quedado claro cuál es ese fin. El PP y Ciudadanos han aprobado el presupuesto municipal para 2020 con el apoyo de Vox. A primera vista como titular nos vale: se hace realidad el trifachito santanderino. Ante una más que evidente debilidad del equipo de gobierno, este necesita un apoyo externo para sacar adelante las cuentas públicas y unas cuantas cosas más. Y si ponemos los números encima de la mesa tampoco es para tanto: 300.000 euros de 200 millones es lo que ha exigido el partido verde para apoyar los presupuestos populares. Migajas.
¿De verdad es todo tan naíf? No, sintiéndolo mucho va a ser que no. En un momento en que reconocemos la importancia del lenguaje como vehículo para construir realidades sociales, el concejal Perez-Cosio ha conseguido arrancar a la Alcaldesa de Santander el cambio de denominación del “Contrato de prevención de la Violencia” introduciendo el término “intrafamiliar”. Toda una oda a la negación del terrorismo machista y que sería más que conveniente recordarle a Igual cuando pasee su cargo por las manifestaciones feministas del 8M o del 25N.
También se ha aprobado la partida de una campaña de publicidad para las ayudas a madres gestantes. Os preguntareis qué tipo de monstruo no querría ayudar a las madres gestantes. La cuestión es que ese dinero se detrae de la dotación para el centro de acogida Princesa Letizia, además de ser solo una campaña de publicidad con un sesgo ideológico más que evidente y que la mayoría de las partidas dedicadas a ayudas sociales en este ayuntamiento tan solidario se quedan siempre en el cajón de los incumplimientos presupuestarios. Ósea, más propaganda para quienes pontifican sobre el pecado del aborto y organizan misas por los no natos.
Por eso lo económico es político. Porque la ideología impregna los presupuestos hasta hacer desaparecer el fin último de los mismos, que no es otro que proteger los derechos comunes y hacer del dinero que sale de los bolsillos de toda la ciudadanía de Santander un medio para que la vida en esta ciudad sea más igualitaria. Cuando el PP y un Ciudadanos puesto de perfil para no salir en la foto -no sea que se le manche de rancio fascismo la bandera del falso progresismo liberal - aceptan firmar unos presupuestos como estos lo que nos dicen es que los postulados de la ultraderecha son correctos. Tenían elección. Podían haber mirado hacia la oposición para pactar unas cuentas públicas que no lastraran la vida de muchas, que no golpearen en los derechos de las mueres más vulnerables, de las víctimas y del feminismo, caballo de batalla de un partido que ha decidido hacerlo su mayor enemigo. Han elegido el bando equivocado.
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