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Desde mi ventana...

Rosario Alises

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Desde mi ventana no veo la pancarta porque vivimos en la misma acera, pero cuando vi la foto en los grupos de whatsapp no pude resistir la tentación de bajar a verla. Es una producción casera, está hecha con un retal de tela que parece que tiene taras en la tintada y sobre la tela ha puesto unos portafolios que protegen las hojas donde ha dibujado motivos infantiles: emoticonos, flores, un tractor, una ambulancia, un cubo de fregona, una jeringa…. Iconos que representan las profesiones, los oficios y las ocupaciones de la gente que tiene que salir de casa para cuidarnos a los demás, para cuidar la vida. Entre dibujo y dibujo, un folio con una palabra que se repite más que nada: “Gracias”. En el centro de la pancarta casera, rodeada por los dibujos y los agradecimientos, la consigna universal, el hastag más abundante en las redes: #LO VAMOS A PARAR.

Son las ventanas de una médica que hace guardias de 24 horas fuera del pueblo. No la hemos visto en la primera semana de la cuarentena, mejor dicho, no hemos visto que tuviera las persianas subidas durante la primera semana, que es el detalle que vamos interpretando como la señal de que está en casa. Pero hoy no solo estaban todas las ventanas despejadas sino que también hemos visto esta pancarta.

Así es que he decidido imaginarme su historia ¿Quién no ha jugado a imaginarse la historia de la gente que vive tras las ventanas que se ven desde la calle, desde el coche?

Digamos que vino anoche, después de estar varios días fuera, tal vez doblando turnos en su puesto de guardia. Digamos que se ha enterado de que aquí, en su calle, las vecinas y vecinos hemos salido cada noche a las ocho a nuestros balcones para aplaudir la labor de todas las personas que nos están cuidando; y digamos que colgar una pancarta es su forma de decir “gracias” y devolvernos el homenaje diario que hacemos a su gremio y al resto de los y las profesionales.

Desde mi posición no la veo pero me emociona esa pancarta casera, elaborada a toda prisa y con trazos simples, nacida de la urgencia por agradecer los gestos vecinales que no ha podido compartir durante la primera semana de cuarentena y expuesta en la ventana desde bien temprano en su primer día libre, después de una semana de ausencia.

La calle está desierta, silenciosa, inactiva; se muestra indiferente a lo que sucede en el interior de las casas. La comunicación, cuando se puede dar, es a distancia y las relaciones sociales se han convertido en sospechosas. En estas circunstancias, la grandeza humana ha encontrado la forma de interaccionar. Música. Carteles. Aplausos. Magia. Teatro.

Creíamos que nos íbamos a escapar de tener una experiencia colectiva como la que tuvieron nuestros padres con la guerra desencadenada por el golpe de estado franquista, o como la que tuvieron nuestros abuelos con la gripe del 18. Pues no. Aquí está. Y creo que estamos aprendiendo, para bien y para mal.

Desde mi ventana no veo la pancarta porque vivimos en la misma acera, pero cuando vi la foto en los grupos de whatsapp no pude resistir la tentación de bajar a verla. Es una producción casera, está hecha con un retal de tela que parece que tiene taras en la tintada y sobre la tela ha puesto unos portafolios que protegen las hojas donde ha dibujado motivos infantiles: emoticonos, flores, un tractor, una ambulancia, un cubo de fregona, una jeringa…. Iconos que representan las profesiones, los oficios y las ocupaciones de la gente que tiene que salir de casa para cuidarnos a los demás, para cuidar la vida. Entre dibujo y dibujo, un folio con una palabra que se repite más que nada: “Gracias”. En el centro de la pancarta casera, rodeada por los dibujos y los agradecimientos, la consigna universal, el hastag más abundante en las redes: #LO VAMOS A PARAR.

Son las ventanas de una médica que hace guardias de 24 horas fuera del pueblo. No la hemos visto en la primera semana de la cuarentena, mejor dicho, no hemos visto que tuviera las persianas subidas durante la primera semana, que es el detalle que vamos interpretando como la señal de que está en casa. Pero hoy no solo estaban todas las ventanas despejadas sino que también hemos visto esta pancarta.