El Parlamento Europeo ha dado esta semana un paso adelante en una de las reivindicaciones permanentes del sector productor de miel español: un etiquetado claro, que recoja las mezclas de mieles, los países de procedencia y el porcentaje de cada uno. Un paso positivo, pero aún insuficiente para el sector.
“Tenemos dudas de cómo se va a hacer la norma sobre el etiquetado y cuál va a ser la letra pequeña, suena bien la música, pero tendremos que leer la partitura”, señala a AgroalimentariaCLM, Mario F. Navarro, presidente de la Asociación Española de Apicultores.
El Parlamento fijaba el martes su posición sobre la revisión de las llamadas directivas sobre desayuno, que incluye normas sobre etiquetado, composición, nomenclatura, etiquetado y presentación de una serie de alimentos y bebidas habituales en esa primera comida del día, entre ellos la miel.
Con 522 votos a favor, 13 en contra y 65 abstenciones, los eurodiputados apoyaron que aparezca el nombre del país donde se ha recogido la miel. En el caso de que la miel utilizada proceda de varios países, deberá aparecer en orden descendente en función de la proporción de miel que contengan.
Además, para atajar el fraude en la miel, el Parlamento propone un sistema de trazabilidad que permita identificar el origen, con una excepción para los pequeños apicultores de la Unión Europea. También plantean establecer un laboratorio de referencia para la miel para detectar si ha habido adulteración mediante análisis sistemáticos.
El ponente, el austriaco Alexander Bernhuber señaló en su exposición que la intención de acabar “con las prácticas fraudulentas en torno a las etiquetas de la miel, que en el futuro deberán indicar claramente los países de origen y, en el caso de las mieles mezcladas, las proporciones respectivas de los países de origen en porcentajes”. Esto, junto con otras medidas, “protegerá a los consumidores y apicultores de la miel adulterada y facilitará la elección informada de los consumidores a través de una mayor transparencia”, explicó.
Evitar la triangulación y el sobrecalentamiento
Los productores de miel, los apicultores, llevan años reivindicando un etiquetado claro para la miel que recoja la procedencia, las mezclas y el porcentaje de cada país. Este nuevo paso es “positivo”, pero quieren ir más allá. Navarro explica que “nos alegramos porque una parte de las reivindicaciones que tenemos desde el 2018 se están cumpliendo, pero solo una parte porque aún queda mucho por hacer”.
Los apicultores españoles llevan desde el 2018 pidiéndole al Gobierno que en los “botes de miel con mezcla que se están vendiendo en grandes superficies y en supermercados se establezca de dónde viene la miel y el porcentaje de cada país”. “Esto es básico para que el consumidor se dé cuenta de que, a veces, la miel está etiquetada por España, pero no es española”, resalta.
Especificar en el etiquetado el porcentaje de miel de cada país es un paso positivo, sin embargo, para Navarro es algo “relativo porque va a especificar las mezclas del último que envase”. “El primero, el que lo hace al por mayor, hace una mezcla y eso no va a venir en el etiquetado. Lo que vamos a ver en el bote del lineal del supermercado es del último que lo envase”, recalca.
Y esto no va a evitar “un problema muy gordo que tenemos, y es que Europa sigue permitiendo por las leyes de aduana que la miel se triangule”. Es decir, “nos siguen entrando mieles en España que vienen etiquetadas como miel de un país de la UE, pero el origen real de esa miel no es de la UE, sino de terceros países, principalmente de China, con lo cual aún se va a seguir permitiendo enmascaramiento de la miel que viene adulterada en un 40%, según la propia Unión Europea”, recuerda.
Además, aún no se va a abordar otro problema y es que en España se sigue permitiendo “sobrecalentar la miel a 80 grados y eso es quemar la miel, es permitir que se sigan vendiendo siropes de azúcar a los consumidores con la apariencia de miel cuando no es miel y eso lo permite solo España, hay otros países de la UE que prohíben sobrecalentar la miel a más de 45 grados que es su estado natural, eso no está regulado y no lo quieren meter mano”, asegura.
El Gobierno “no habla con los productores”
El sector productor de miel lleva varios años con estas reivindicaciones, pero apenas se ha avanzado. “En los últimos cuatro años el Gobierno a nivel estatal, pese a que tenía obligación, no lo ha hecho, no están cumpliendo lo que el Parlamento español le comandó al Gobierno. Con las asociaciones de apicultores no habla, solo habla con las asociaciones agrarias, y hay que recordar que los sindicatos agrarios no representan a todos los apicultores, porque los apicultores están en las asociaciones que son pequeñas o regionales, y las asociaciones no están siendo escuchadas ni en lo que se refiere al fraude, ni en luchar contra las enfermedades, en los problemas del sector. Al final, el Gobierno está tomando decisiones por su cuenta sin contar con los productores que somos los que tenemos el problema”, apunta.
Lo que sí ha mejorado es la información y educación del consumidor y la percepción que tienen a la hora de acudir a la compra de miel, muchos ya van directamente a comprar al productor y se interesan por la procedencia de la miel y por los orígenes florales, asegura el presidente de la Asociación Española de Apicultores.