La reforma del Centro Cívico de Guadalajara se abordará sin debate ciudadano

Abrir un debate popular para decidir conjuntamente un futuro para el Centro Cívico de Guadalajara. Ese era, a grandes rasgos, el objetivo que perseguía la proposición impulsada por el grupo Ahora Guadalajara para encontrar una solución al deterioro progresivo que sufre este edificio, ubicado en la céntrica Plaza del Concejo de la capital arriacense.

La iniciativa, debatida en el último pleno municipal, fue finalmente tumbada con los votos en contra del Partido Popular y de Ciudadanos, formación que apoyó la investidura de Antonio Román en 2015. Por su parte, el PSOE respaldó la proposición del grupo de confluencia en el consistorio alcarreño.

“Nuestra intención era convocar un concurso de ideas en el que se valoraran las diferentes visiones de los grupos políticos, los técnicos de Patrimonio y Urbanismo, los colegios profesionales, la Escuela de Arte, la universidad y la ciudadanía, para abordar colectivamente el rediseño y uso del Centro Cívico, las Plaza del Concejo y del Horno de San Gil. No queremos limitarnos a aplicar el proyecto de los técnicos municipales que parece que va a solucionar todo el problema”, explica la concejala de Ahora Guadalajara, Susana Martínez, a eldiarioclm.es.

La constante degradación de este espacio público y su entorno ha sido denunciada en numerosas ocasiones por este grupo de confluencia en el ayuntamiento arriacense: “Es vergonzoso que un edificio público esté en estas condiciones. Degradado, abandono, con goteras, socavones en las escaleras, un ascensor averiado y sin accesibilidad. La rehabilitación es costosa, pero el Centro Cívico necesita de una intervención urgente”, asevera Martínez.

Sin embargo, la vía participativa defendida por este grupo de la oposición choca frontalmente con la visión del equipo de gobierno y de Ciudadanos que se limita a ejecutar el proyecto de los técnicos del ayuntamiento para dotar de un uso multifuncional a esta infraestructura.

Jaime Carnicero, concejal de Urbanismo, recordó durante su intervención en el Pleno el origen participativo de la moción sobre el Centro Cívico Municipal y la Plaza del Concejo que surgió “del Consejo de Barrio, uno de los órganos de participación de este ayuntamiento”. Así mismo afirmó que la propuesta de Ahora Guadalajara “incumplía dos puntos de la Ley de Contratación del Servicio Público al no considerar el texto ni la figura de la Comisión de Expertos independiente ni la Mesa de Contratación”, encargada de valorar el proyecto.

Por otro lado y en línea con el planteamiento del equipo de gobierno, Alejandro Ruiz, portavoz de Ciudadanos, justificó su oposición a la moción de Ahora Guadalajara en el hecho de que “abrir un cauce de participación ciudadana, en 2018, para decidir sobre la recuperación del Centro Cívico suponía no ajustarse a los plazos de ejecución de la obra”. Por el contrario, esta formación valoró como “viable y acorde con la realidad” de este espacio urbano, la propuesta del gobierno municipal, basada en el proyecto de los técnicos municipales y que obvia la participación ciudadana.

Al contrario y en consonancia con la visión de Ahora Guadalajara de desarrollar con inmediatez la recuperación de esta infraestructura por medio del consenso y la participación ciudadana se sitúa el Partido Socialista. Lucía De Luz, concejal socialista, considera que “el estado del Centro Cívico es desastroso. Estamos a favor de demoler el edificio y apoyamos la moción de Ahora Guadalajara porque queremos escuchar a los vecinos y expertos con la finalidad de encontrar la mejor solución para este edificio”.

Proyecto actual

El debate en torno a la funcionalidad de este céntrico espacio es recurrente en la política de Guadalajara. Durante la campaña electoral de 2015, el entonces candidato Antonio Román dio a conocer su proyecto de reforma integral del Cívico para convertirlo en un centro de ocio con bolera, discoteca, terraza superior, jardín vertical y nicho de empresas. En paralelo, la Plaza del Concejo se concibió como un auditorio para la organización de actividades de calle. La iniciativa, cuya gestión correría a cargo de una empresa privada, suponía una inversión de alrededor 2,5 millones de euros.

Esta actuación, que se incluye dentro de la Estrategia europea EDUSI para implantar proyectos de desarrollo urbano sostenible e integral en las ciudades, se beneficiará de la financiación adicional de 9 millones de euros que la Unión Europea ha concedido a los proyectos presentados por el Ayuntamiento de Guadalajara a finales de 2016. Estas obras, destinadas a embellecer el patrimonio urbano de la ciudad son financiadas en un 20% por la institución municipal correspondiente, mientras que el 80% restante se cubre con fondos europeos. Sin embargo, el gobierno municipal aún no ha iniciado la remodelación del Centro Cívico y la Plaza del Concejo.

Desde Ahora Guadalajara critican el incumplimiento por parte del gobierno municipal de este compromiso electoral, coincidiendo con el ecuador de la legislatura. Además, cuestionan la posición del Partido Popular y de Ciudadanos durante la sesión del Pleno: “Me gustaría saber dónde queda la comisión técnica para evaluar la actuación a desarrollar en el Centro Cívico que aparece en su acuerdo de investidura firmado hace dos años”. En este sentido, el Partido Socialista cree que “Ciudadanos tolera todo al PP. Parece un partido de la oposición, pero, es Gobierno”

El casco histórico

La problemática con el Centro Cívico y su paisaje urbano viene de lejos. El edificio negro, tal y como lo conocen popularmente los guadalajareños, en alusión a su color y estética moderna que rompe con el conjunto urbano tradicional del entorno, se construyó hace 40 años. Desde los 80 ha sido sede las Escuelas de la Cotilla, los Patronatos de Cultura y Deportes o asociaciones e instituciones culturales como Radio Televisión Española, Cinefilia o la organización ecologista WWF Guadalajara. En la actualidad, su único inquilino es el ente público RTVE, que próximamente se trasladará a su nueva sede en la Torre de Guadalajara, al otro lado de la autovía, después de casi treinta décadas de ubicación en el Centro Cívico Municipal.

La situación actual de deterioro que arrastra este ‘punto negro’, según lo define Susana Martínez, se ha extendido en los últimos años al resto del casco histórico de la ciudad alcarreña, poblada por multitud de solares vacíos que en el pasado albergaron algunos de los comercios con más raigambre del centro como la pescadería del Maragato, en la Plaza Mayor, o el bar Soria, en la vecina calle de Miguel Fluiters. “Hablamos constantemente de dinamizar el casco histórico. Hagámoslo entonces y que sea extensible a todos los edificios del centro, a las plazas, al paisaje urbano”, enfatiza la edil de Ahora Guadalajara.

En este sentido, el ayuntamiento aprobó en octubre de 2015 la Estrategia de Dinamización del Casco. Dotada de un presupuesto superior al millón de euros, el documento recogía la necesidad de dar uso a los edificios públicos con el objetivo de revitalizar la actividad en el centro histórico. No obstante, el texto se limitaba a mencionar subvenciones para la rehabilitación de viviendas y locales particulares, en tanto que no contemplaba ninguna acción para la recuperación de los edificios públicos. Tampoco recogía la reforma del Centro Cívico y su entorno.

Este último plan generó diversas jornadas de debate sobre movilidad, patrimonio, cultura y turismo, coordinadas por profesionales de los colegios de aparejadores, arquitectos y de la Escuela de Ingeniería de Caminos. Elena Guijarro, presidenta del Colegio de Arquitectos, explicaba entonces a eldiarioclm.es que las alarmas con el Casco han saltado ante la incesante proliferación de solares vacíos y el éxodo hacia otros barrios de quienes buscan ocio y compras. Pero llenar los solares no es la solución. Al menos no la única.

Dentro del mermado Casco Antiguo, la Plaza del Concejo que rodea al Centro Cívico es un símbolo del patrimonio arquitectónico de Guadalajara. En este punto se reunían el consejo medieval de la ciudad, los nobles y la sociedad guadalajareña en el siglo XV para tomar decisiones que afectaban a la vida cotidiana como la ordenación de las calles o la celebración de festividades. Y aquí se determinó también, en 1520, la rebelión de los Comuneros contra Carlos V.