Las excavaciones arqueológicas de este año en la Cueva de la Mora, dentro del término municipal de Huerta de Marquesado, no han defraudado. Si ya en la pasada campaña –la primera que se llevaba a cabo en este punto– hacía presagiar a los directores de las excavaciones, Santiago David Domínguez y Miguel Osma, la gran potencialidad del este yacimiento para conocer amplias etapas de la prehistoria en la Serranía de Cuenca, las prospecciones arqueológicas desarrolladas este mes de julio lo han constatado.
Y es que, a pesar de no tratarse de una actuación de envergadura, los resultados de los trabajos han sido fantásticos, puesto que se han encontrado evidencias del cementerio en cueva más antiguo de La Serranía de Cuenca; concretamente, de hace 4.500 años.
Un equipo de cuatro personas, con un peón arqueológico, dos directores –Santiago David Domínguez y Miguel Osma– y un técnico especialista en cerámica, han llevado a cabo las tareas, que se han centrado en continuar con el sondeo arqueológico del año pasado en el interior de la cueva e iniciar otro más próximo a la entrada de la cavidad de un metro y medio cuadrado aproximadamente.
Son excavaciones promovidas por el Ayuntamiento de Huerta del Marquesado, que han conllevado una inversión cercana a los 5.000 euros, que ha sido financiado en su mayor parte con fondos municipales, aunque, en esta ocasión, ha contado con colaboración económica de la Diputación de Cuenca.
Tras procesar los niveles más superficiales de la prospección arqueológico correspondiente a la época de los pastores, muestra del uso pastoril de esta cueva, se encontraron con un nivel indemne con material prehistórico, en el que, según detalla Domínguez, lo más reciente eran cerámicas bruñidas junto a restos humanos quemados de prácticamente todo el cuerpo, desde falanges de manos y pies hasta fragmentos de brazos, cráneo, costillas e, incluso, muelas.
Carbono 14
La sorpresa venía con las pruebas de carbono 14, que, tal y como explica el codirector de la excavación, determinaron que los restos humanos hallados correspondían al periodo comprendido entre el 2.300 a. C. y el 2.500 a. C. Esto venía a datar los primeros enterramientos en cueva de La Serranía cerca de 500 años antes de lo que se había constatado hasta ahora con los muertos hallados en la cueva de Valdecabras, que se situaban como máximo en el 2000 a. C.
Para Domínguez, esto implica muchas cosas, porque el enterramiento en cueva es una clara muestra de fijación de la población en el territorio; es decir, de territorialización de la población nómada. Algo que hasta ahora se situaba en esta zona de la provincia de Cuenca entre el Neolítico y principios del Calcolítico, pero que, tras estos hallazgos, el inicio de la castrificación y asentamiento de la población se produce a finales del Calcolítico.
Pero aquí no concluyen los hallazgos de esta pequeña excavación, en la que se han extraído miles de fragmentos, puesto que debajo de estos enterramientos se encontraron niveles del Neolítico y Paleolítico “totalmente indemnes” y que ya han empezado a sondear por la parte superior.
En concreto, según detalla Domínguez, “ya hemos empezado a encontrar restos de fauna, algunos de ellos con marcas de corte y fuego; muestra clara de la huella humana”, por lo que confía en que los resultados de estos estratos vayan a permitir conocer la forma de vida de los cazadores-recolectores del Neolítico y Paleolítico.
Y es que no hay que olvidar que este estudio se enmarca dentro de un proyecto de mayor envergadura titulado ‘Más allá de Verdelpino’, que se centra en los grupos de cazadores-recolectores Homo Sapiens, desde el Paleolítico Superior hasta el inicio de la sedenterización, territorialización y la génesis de los primeros poblados amurallados o castros en la Edad del Bronce.
Para el codirector de las excavaciones en este yacimiento de la Cueva de la Mora son “abrumadores”, sobre todo, por la gran cantidad de material encontrado, que, además, se encuentra en una cueva y, por lo tanto, en su sitio, sin que haya sufrido alteraciones. De ahí que no dude en afirmar que en este yacimiento “está el libro de la Prehistoria de esta zona de la provincia, desde, el Paleolítico Medio, al menos por ahora”.
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