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Trabajar como guía turístico a 40 grados en un yacimiento “sin agua corriente y con un pozo ciego como aseo”

Yacimiento romano de Ercávica en Cuenca

Carmen Bachiller

25 de julio de 2022 21:30 h

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Ercávica es una ciudad romana parcialmente excavada en la provincia de Cuenca que está abierta a visitas durante todo el año. Es una de las joyas arqueológicas de Castilla-La Mancha. Se encuentra muy cerca del municipio de Cañaveruelas y en la zona hay intervenciones arqueológicas sistemáticas durante la época estival.

El yacimiento está gestionado por la empresa TRAGSA, aunque la titularidad corresponde al Gobierno de Castilla-La Mancha. Las sucesivas olas de calor en este año 2022 han puesto de manifiesto las condiciones en las que trabajan quienes se ocupan de realizar las visitas a los usuarios. Las altas temperaturas han sido la gota que ha colmado el vaso de lo que los trabajadores denuncian como “condiciones infrahumanas y hasta peligrosas”.

Los guías, que prefieren mantener su nombre en el anonimato, explican a elDiarioclm.es que llevan ya tres años denunciando su situación: “Trabajamos entre las diez de la mañana y las ocho de la tarde. Comemos en una caseta sin climatización ni agua corriente, con un ventilador que traemos de casa. Y tenemos que hacer visitas incluso con aviso naranja”.

Al yacimiento se accede a través de un empinado camino de tierra con sombra que ofrecen algunos árboles en parte del recorrido hasta llegar a la zona de excavación que se encuentra a la intemperie.

Estos profesionales realizan cuatro visitas diarias. Dos en turno de mañana, a las 10.30 y a las 12.00 horas y otras dos por la tarde, a las 17.00 y a las 18.30 horas. Tienen un contrato de obra y servicio.

“En 2021 ya trabajamos a las cinco de la tarde, con visitas, a pesar de estar en aviso naranja por altas temperaturas”, lamentan. Una de las trabajadoras tuvo que ser atendida en el centro de salud de Villalba del Rey tras una visita a 35 grados a las seis y media de la tarde. El diagnóstico que refleja el parte médico al que ha tenido acceso elDiarioclm.es habla de “agotamiento por calor”.

“Le pedimos a la empresa que nos comunicase por escrito la obligación de trabajar con esos horarios y con esas temperaturas. La respuesta fue que ya estaba por escrito en la web de la Junta. Escurren el bulto diciendo que son las condiciones que pauta la Junta de Castilla-La Mancha”, aseguran.  El problema, dicen, afecta también a los usuarios: “Es igual de peligroso que nos expongamos nosotros a las altas temperaturas o que lo hagan los visitantes”.

Y lo cierto es que en la última semana, en el intervalo para la publicación de este artículo, la página web para reservar visitas -que son gratuitas hasta el 30 de junio de 2023- advierte que, ante “inclemencias adversas del tiempo”, puede cambiar la duración y el itinerario. También se ha añadido el mensaje de que “dada la ubicación del yacimiento arqueológico en terreno rústico, se informa a los visitantes que no hay servicio de bebidas ni aseos”.

TRAGSA asegura que “los guías están autorizados a no realizar la visita al pasar de un umbral de temperatura”, frente a las preguntas de elDiarioclm.es pero los guías mantienen su versión. “No estamos autorizados a no hacer la visita. Esto es, estamos obligados al margen de la hora y los grados”, dicen.

“En el protocolo de riesgos laborales el estrés térmico está considerado como riesgo medio. La empresa tiene la obligación de tomar medidas y parar a ciertas horas, como lo hacen los trabajadores del monte. En nuestro caso no se toman medidas”, insisten.

La empresa también argumenta que el yacimiento “dispone de varias zonas de sombra a lo largo del recorrido y no existe mayor exigencia en cuanto a los ritmos de la marcha, que suelen ser bastante bajos a fin de adaptarse a todo tipo de visitantes”. Un extremo que también niegan los profesionales. “No es ninguna broma, que se está muriendo gente, joder. He llegado a hacer visitas a 35 y 37 grados y me niego a seguir así”, señala una de las profesionales.

En la caseta habilitada para la espera de los guías entre visita y visita pusieron hace unos meses unas placas solares que les permite tener luz a través de un generador: “Después de dos años quejándonos nos pusieron una nevera para tener agua y un microondas. Tenemos un mostrador y una silla de escritorio, pero nada más para poder descansar teniendo en cuenta que estamos desde las diez de la mañana y hasta las ocho de la tarde en mitad del monte”.

Se llevan su propio ventilador: “Aunque a 35 grados dentro de la caseta no sirve de nada. Hace seis meses que nos están dando agua embotellada, pero si se acaba nadie está pendiente. Muchas veces nos la llevamos de casa”.

“No hay agua corriente y no la ha habido nunca”, explican. Así que en Ercávica usar el inodoro no es posible para las visitas. Una “cabina de plástico con un pozo ciego” hace las veces de aseo para el personal: “Solo se puede hacer pis, pero no defecar. Llevamos tres años haciendo todo en el campo y cuando tenemos la regla no le quiero ni contar. Hemos llegado a coger infecciones. Un día no pasa nada, pero después de tres años no hace gracia”.

A veces optan por coger su vehículo para acercarse hasta el bar del pueblo, Cañaveruelas, que se encuentra a 4,5 kilómetros. “La empresa no pone vehículo, así que gastamos nuestra gasolina”, dicen.

“En invierno hemos estado varios años con una estufa vieja de leña de la que se salía el humo y teníamos que abrir las ventanas porque nos ahogábamos. Ahora ya la han cambiado”, comenta una de las guías.

Las deficiencias se repiten en Noheda

Estos trabajadores turnan su estancia en Ercávica con el trabajo en Noheda. Este yacimiento es una villa romana de los siglos I a.C.-VI d. C a unos 18 kilómetros de la ciudad de Cuenca. Abrió sus puertas en 2019 y hay quien lo califica como la ‘Pompeya española’ en la que todavía queda mucho por descubrir.

Mientras tanto, los mismos guías de Ercávica se ocupan de mostrar su espectacular mosaico figurativo con casi 300 metros cuadrados y gran calidad artística. Pero tras la riqueza arqueológica está, de nuevo, la realidad de sus trabajadores.

“Aquí las condiciones están algo mejor, pero no nos proporcionan agua y no hay ni una bombilla en la caseta. Hay muchas humedades, los baños no cuentan con fosa séptica y el olor es tremendo. No cumplen con ninguna medida ni para nosotros ni para los visitantes”, relatan.

“En Noheda el aire acondicionado es para el mosaico, pero no para las visitas. Y en la caseta hemos puesto un ventilador que hemos traído de casa”, dicen.  

El yacimiento de Noheda sí dispone de luz, agua (en una máquina de vending, previo pago) y aseos además de un servicio de limpieza, responde la empresa.

Los guías de turismo abundan que en este yacimiento hay un problema añadido por “la pugna política” entre el Gobierno regional y el Ayuntamiento de Villar de Domingo García. Hace justo un año este consistorio anunciaba que daría de baja la luz “ante los impagos de la Junta de Castilla-La Mancha”.

En su opinión, “las consecuencias las pagamos nosotros porque llega el alcalde y apaga la luz. A las cinco de la tarde, con un edificio de chapa, hemos llegado a tener 50 grados”.

¿Qué dicen la empresa y el Gobierno regional?

Cuando preguntamos por las quejas de estos profesionales, desde el Gobierno regional se remiten a las explicaciones de TRAGSA. Y la empresa desmiente, uno a uno, sus argumentos. “Las condiciones de trabajo son seguras y saludables”, responde la empresa “teniendo en cuenta el número de trabajadores, el tiempo de uso de las instalaciones y los trabajos que se realizan en ese centro, las posibilidades técnicas del entorno, y las condiciones del propio yacimiento presente en una zona agrícola/forestal, sin urbanizar”. En este sentido, también aseveran que “no existen riesgos incontrolados, ni condiciones insalubres o indignas”.

Hablan de las condiciones de las casetas que sirven como estancia entre visita y visita: “El trabajo allí consiste únicamente en ‘espera’ hasta la llegada de visitantes, y como mucho unos minutos de explicación antes de hacer la visita”. TRAGSA afirma que no hay “un trabajo efectivo” en el lugar al que considera como “una estancia de descanso”.

“El horario siempre es partido y disponen de una hora para comer que no tiene por qué ser en el yacimiento. Y los jueves y domingos, al ser sólo media jornada de mañana, no tienen por qué quedarse en el yacimiento, una vez finalizada su jornada laboral”, señala la empresa.

TRAGSA reconoce que en Ercávica no hay agua corriente, pero alega que suministra agua embotellada “que en verano se mantiene en el frigorífico”. Y, sin embargo, la versión de los trabajadores es que “la empresa no siempre suministra agua embotellada. Nos han llegado a decir que llevemos agua de casa cuando les notificamos que ya no hay”. 

“La caseta tampoco tiene acometida de red eléctrica”, explican fuentes de la empresa, pero apunta que “TRAGSA de conformidad con la Viceconsejería de Cultura, ha instalado placas fotovoltaicas, para dotar de suministro eléctrico a la caseta, y así poder dotarla de frigorífico y microondas, también nuevos”. Y en invierno “la temperatura interior se mantiene gracias a una estufa nueva, en perfecto estado”, sin desmentir las condiciones anteriores que alegan los trabajadores.

TRAGSA cree que las medidas adoptadas “son suficientes para evitar riesgos”

“¿Cambiarán las condiciones y horarios en situaciones de alerta por altas temperaturas?”, preguntamos. Sobre esta cuestión, TRAGSA asegura que las medidas ya adoptadas “son suficientes para evitar un riesgo por altas temperaturas”.

Esas medidas pasan por campañas informativas para los trabajadores sobre los riesgos de las altas temperaturas, entrega de agua potable y ropa de trabajo “adecuada” aunque consideran que el trabajo que realizan los guías turísticos “requiere una actividad física muy ligera”.

También esgrime que se presta “un servicio de atención pública, con unos horarios establecidos por la demanda turística principalmente” y que “no hay prohibición de hacer trabajos en el exterior”.  

“Lo que procede es tener en cuenta esta circunstancia” y en todo caso “adoptar las medidas preventivas oportunas que consigan disminuir el riesgo hasta hacerlo controlable”, sin especificar cuáles. En sus argumentos, la empresa termina reconociendo que las condiciones de confort en trabajos al aire libre no son fácilmente controlables como en centros de trabajo cubiertos“.

“Hay que tener en cuenta que Ercávica está en un cerro, en el que siempre corre brisa, por lo que la sensación térmica siempre es de 2 o 3 grados menos”, añade en sus explicaciones. “Es un yacimiento con pocos visitantes. El pasado mes de junio sólo recibió la visita de 119 personas, por lo que hay muchos días que no hay visitas y el guía no tiene que hacer el recorrido”, dice.

Sobre las condiciones del aseo, lo achacan a la “lejanía” del yacimiento de un núcleo urbano: “Se dispone de un aseo químico, con unas condiciones higiénicas garantizadas mediante un servicio de mantenimiento realizado por empresa especializada”. Un aseo que, dicen, “es de los más grandes y completos adaptado a minusválidos, dispone de retrete y lavabo (con agua suministrada mediante depósito). Y se puede utilizar para cualquier tipo de necesidad”.

Los trabajadores insisten en no compartir estos argumentos. “Nos ha fallado toda la cadena: la Junta, la empresa y nuestros representantes sindicales”, lamentan. El presidente del Comité de Empresa Alfredo Muñoz explica que estas cuestiones ya se han planteado tanto ante el Comité de Empresa como ante el de Seguridad y Salud Laboral: “Nos hemos reunido con ellos, pero lleva los tiempos que lleva y a veces las soluciones no son las que gustarían”. Aunque, añade, “si es necesario se elevará a la Comisión nacional de interpretación del convenio. Lo único que quedaría después sería ya la vía legal”.

De hecho, estos profesionales que trabajan en ambos yacimientos no descartan acudir a la vía judicial: “Ya está bien. Es un abuso. Sabemos que nos enfrentamos a dos gigantes, pero hay cuestiones que son objetivas”. Ahora dicen estar esperando a los informes sobre prevención de riesgos laborales que se han realizado sobre sus condiciones de trabajo, pero lamentan que “mientras tanto, fin de semana tras fin de semana, hemos de trabajar en alerta naranja. Acaban de fallecer dos trabajadores en Madrid y todo el mundo se lava las manos. Podría pasar en nuestro caso”.

Advierten de que su caso se repite en otros puntos de la región: “Sabemos que tienen mejores condiciones, pero en el resto de yacimientos de la región también tienen que hacer visitas a las cinco de la tarde. Nuestros horarios son los de un museo, pero claro es que no es lo mismo”. 

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