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Mercedes Conde: “La ciencia no es una profesión, es un modo de vida”

Mercedes Conde

Francisca Bravo Miranda

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En 2021, investigadores de la Universidad de Alcalá encontraron evidencias paleontológicas de que los neandertales hablaban. La líder del equipo responsable de este descubrimiento era Mercedes Conde, profesora ayudante doctor de Ciencias de la Vida en la universidad. Era un descubrimiento que ponía fin a una discusión científica de varias décadas, al comprobar que sí había lenguaje. La profesora cuenta que su primera vocación no fue la paleontología, sino que fue la veterinaria. “Uno de mis tíos es veterinario rural y me llevaba de pequeña a sus consultas. Me lo pasaba tan bien rodeada de animales que creo que eso me decidió a estudiar una carrera que tuviera que ver con ellos”, comenta.

A partir de esta experiencia decidió estudiar Biología, concretamente la especialidad de Zoología, en la Universidad de Alcalá. A lo largo de sus estudios se sintió “atraída” por el estudio de la ecología de campo, concretamente durante una estancia de un año en la Universidad noruega de Hedmark. Fue su trabajo excavando en Atapuerca, donde ha seguido trabajando, la que la llevó finalmente a dedicarse a la paleontología. “Nunca me planteé las salidas profesionales de la paleontología, sencillamente me pareció apasionante y me dejé llevar”. 

Dentro del campo se ha especializado en el estudio de los fósiles humanos, una rama denominada como paleoantropología. “Lo cierto es que en mi campo predomina la presencia de mujeres, actualmente. Pero más que un problema de importancia, creo que es una cuestión de igualdad: que cada una tenga la oportunidad, la preparación y los referentes necesarios para poder desarrollar su vocación”, explica.

Actualmente, se dedica al estudio de la evolución de la anatomía y el funcionamiento del oído en la evolución humana. “Las personas tenemos una audición que es algo diferente de la del resto de los primates como una adaptación a nuestro lenguaje oral”, resalta. Y es que la audición humana se ha especializado en ser capaz de distinguir con “gran sensibilidad” los sonidos del lenguaje. “Saber cómo oían las personas del pasado es una de las claves para rastrear el origen y la evolución del lenguaje humano”, afirma Conde.

La ciencia como modo de vida

Conde trabaja actualmente en el desarrollo de dos líneas de investigación que tacha de “especialmente interesantes”. Por una parte, para extender los estudios sobre las capacidades auditivas y su tipo de comunicación a otros animales como los grandes simios y los perros, cada uno por un interés científico distinto. Por otro lado, explica, tiene un “gran interés” en encontrar aplicaciones médicas a los conocimientos que estamos adquiriendo sobre la evolución de nuestro oído.

Es por ello que dirige la Cátedra de Investigación de Otoacústica Evolutiva y Paleoantropología de HM Hospitales y la Universidad de Alcalá, que tiene como uno de sus objetivos principales desarrollar líneas de cooperación con especialistas en el campo de la Otorrinolaringología para encontrar esas aplicaciones que comentaba. Dentro del trabajo de dicha cátedra se ha podido concebir líneas de investigación “muy prometedoras” para aplicarse en la otología clínica y quirúrgica, declaraba Conde en la reciente renovación del convenio entre los hospitales y la universidad.

En cuanto al papel de la mujer en la ciencia, Conde explica que sólo quiere hablar en base a su experiencia que le ha mostrado que “no hay diferencias” en la apreciación sobre las capacidades y competencias de mujeres y hombres. Al preguntarle sobre si cree que si la presencia de mujeres y hombres es igualitaria en ocupaciones científicas, afirma que “no tiene esa sensación” y que ser mujer “no ha tenido ningún efecto” en su carrera profesional. De hecho, explica que en su campo de trabajo las mujeres son “mayoría” y que “empiezan a ocupar” los puestos de responsabilidad más altos.

Su mensaje para las mujeres más jóvenes que quieran dedicarse a la ciencia: “¡Que lo hagan! Es una vida apasionante... aunque tienen que saber que es un camino largo y duro que requiere mucha vocación y en el que la estabilidad profesional solo llega después de mucho tiempo. Como dijo una vez un gran biólogo: la ciencia no es una profesión, es un modo de vida”, concluye.

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