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Patri y Fer de 'Vivir sin plástico': “Está todo el mundo agotado de los plásticos y los envases”

Foto cedida

Francisca Bravo Miranda

¿Es posible vivir sin producir residuos plásticos? Una pregunta que hace unos años parecía casi inverosímil, ahora se va planteando cada vez más, en parte gracias al trabajo de activistas como Patricia Reina y Fernando Gómez, “aprendices” del minimalismo residual como se han autodenominado. Son el proyecto 'Vivir sin plástico', un blog en el que han ido documentando los últimos tres años desde el momento en el que decidieron, valga la redundancia, empezar a vivir sin producir deshechos plásticos.

Su experiencia la contarán en el I Festival de Cine Documental de Arquitectura Negra, una iniciativa que se celebra en la localidad alcarreña de Campillo de Ranas perteneciente al llamado Concejo de Ranas que alberga la famosa Arquitectura Negra. En medio de la Sierra Negra, Patri y Fernando explicarán lo que ha sido su vida desde tomar la decisión de dejar de producir residuos, pero no sólo plásticos sino en general. Para ello, se proyectará en primer lugar el corto documental Madrid Cero, dirigido y producido por Álvaro Llagunes y cuenta la vida de tres casos de ciudadanos que han decidido apostar por un menor impacto ambiental en sus vidas.

“Cuando empezamos, apenas se escuchaba hablar de estos temas. En el último año y medio las cosas han empezado a cambiar y se escucha y ve cada vez más”, explica Gómez. Enfocarán su intervención en los “trucos” que han ido aprendiendo para reducir sus desechos, una visión “más general” de lo que puede suponer una vida que quiere ir encaminada al 'zero waste', residuo cero. Eso sí, advierten de que no tienen todas las soluciones y que siempre depende de dónde viva cada uno para poder adoptar o no ciertas medidas. “Siempre hay multitud de medidas para reducir los plásticos”, explica Patri.

Y continúa: “Lo importante es reducir según la medida de nuestras posibilidades. Eso es lo relevante asegura”. En el caso del festival, que se celebra en un medio puramente rural, Fernando reflexiona de si sería más sencillo o más difícil eliminar este tipo de desechos de su vida. “En una ciudad es mucho más fácil, tienes tiendas  pero en el medio rural tienes también más acceso a productores o es más sencillo hacer tu compost”, explica. Reina sigue en este sentido: “En la ciudad es más fácil reducir, pero también hay mucho más deshechos, como pueden ser las máquinas de vending o las capsulitas de café que ahora incluso venden en muchos bares. Esto no pasa en el medio rural o eso creemos”, asegura. 

Son conscientes de que hay cosas en las que es prácticamente imposible prescindir del plástico, como ocurre con medicamentos o con la ropa para mascotas. Por eso, explican, el objetivo es ir a por menos plástico pero no sólo quedarse en ello. “Al principio nos costó bastante”, asegura Fernando, “pero luego te vas acostumbrando. Esta es nuestra forma de vida, ya nos sale natural, no nos cuesta ni estamos todo el rato pendientes”. Patri coincide: “Una vez incorporado a la rutina, ya no hay ni que pensarlo”. 

Medidas a largo plazo

Tanto desde el Gobierno nacional como del regional se han propuesto distintas medidas que se dirigen hacia una reducción radical de los residuos y que se enmarcan dentro de la llamada economía circular. Muchas de ellas plantean unos plazos de varios años, como es el caso de la Estrategia Española de Economía Circular 2030, y eso es lo que no convence a 'Vivir sin plástico'. “Todas las medidas que se tomen están bien, pero parecen muy ligeras y muy a largo plazo. Tenemos que tomarnos en serio los residuos de plástico”, asegura Fer. 

Así, ponen como ejemplo el caso de las bolsas de plástico, y critican que la normativa que hace obligatorio su pago no haya puesto unos precios fijos para cobrarlas y que, por tanto, los distintos establecimientos pueden decidir. “Eso está mal. Todo se enfoca en sustituir plástico convencional por el compostable, pero no podemos  seguir con el ritmo actual de consumo porque puede causar problemas”, insiste Fernando. Por eso, abogan por actuar a “más ritmo” y de manera “más resistente” para acabar con la “cultura de lo desechable” e inclinarse por lo reutilizable.

“El problema es que es una costumbre y mucha gente cree que es un derecho [el utilizar productos de usar y tirar]. Por eso, hacen falta más campañas de concienciación porque sino la gente no lo ve”, explica Patricia. Es lo que ocurrió con la campaña Desnuda la Fruta, puesta en marcha por diversos activistas. “Nos sorprendió mucho su éxito. Nos demuestra que no somos unos cuantos frikis antiplástico, como pensábamos. Está todo el mundo agotado de los plásticos y los envases. Es una situación que ha pasado del ambiente más ecologista al generalizado, pero todavía tenemos que ver medidas en otros ámbitos, como los supermercados”, resume Patri. 

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