“Hay que abrir nuevas líneas de investigación arqueológica, no todo son grandes excavaciones”
El 90% de la arqueología en Castilla-La Mancha está aún por descubrir. Apenas conocemos una pequeña parte del mosaico de restos que conforman un pasado diverso en culturas. Pero no todo son grandes excavaciones arqueológicas para sacar a la luz o recuperar pequeños tesoros de otros tiempos. Esa es al menos la tesis de Miguel Ángel Valero Tévar, arqueólogo y profesor de Historia Antigua de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
El próximo 21 de abril hablará de “Los recursos arqueológicos en las tierras del Quijote: el futuro del pasado” en el marco de la II Semana Cultural y Cervantina de Quero (Toledo). El profesor apuesta por la investigación o trabajos de restauración a pequeña escala, sin grandes gastos económicos ni dilación en el tiempo porque también se obtienen resultados “importantes”.
“Tenemos que abrir nueva línea nueva y si encima es de rédito ligeramente rápido y barato, mucho mejor”. Lo aplica a esta localidad toledana que cuenta con una gran riqueza arqueológica que “abarca prácticamente desde el Paleolítico Superior hasta la edad contemporánea ininterrumpidamente” y, en particular, destaca los relacionados con la época íbera, la Edad del Hierro, la época romana o la tardo-antigüedad, “lo que se conoce como mundo visigodo”, explica. Varios estudios apuntan incluso a la existencia de una calzada romana que comunicaba la ciudad de Laminio con Alces y Titulcia y que pudo dar servicio a la explotación de unas salinas la hoy llamada laguna Grande en la localidad.
Investigar y recuperar oficios perdidos
Pero el arqueólogo reconoce que Quero “no puede competir con otros municipios” que ya tienen un yacimiento romano o visigodo abierto que llega investigándose años y eso a pesar de disponer de más de 20 vinculados a la Edad del Bronce. “La riqueza arqueológica y patrimonial de Quero es patente, lo que pasa es que es una gran desconocida”. Aboga por la investigación en torno a su riqueza etnográfica y, en particular, por “el patrimonio intangible que incluye oficios perdidos como los caleros, los pegueros o aquellos relacionados con la elaboración de adobes”.
Explica que en Quero aún quedan vestigios de los sistemas constructivos que perduraron durante miles de años y que desaparecieron a mediados de los años 50 del siglo XX. “Ahora nadie sabe hacer cal y antes era un apoyo para la economía familiar, por ejemplo, cuando había que casar a una hija y había gasto extra”.
Valero quiere mostrar a los habitantes de Quero y su entorno que “recuperando estos sistemas etnográficos y sus oficios, se puede obtener un rendimiento cultural, poner a Quero en el mapa y generar riqueza”. Hablará del “futuro del pasado” porque, en su opinión, “recuperando el pasado podemos ayudar a crear futuro. Nos vale con fijar población” y advierte, “o lo hacemos ahora o se pierde para siempre y para eso no necesitamos una excavación de 25 años, sino algunos meses de trabajo”.