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El inconcebible caso de una Educación sin Sociología

13 de marzo de 2023 10:16 h

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El pasado 27 de febrero amanecía con la noticia de que los proyectos de Orden por la que se establecen los requisitos para la verificación de los planes de estudios conducentes a la obtención de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de maestro/a en Educación Infantil y en Educación Primaria excluían la Sociología. O lo que es lo mismo, que el Ministerio de Universidades preveía hacer desaparecer la Sociología y la Sociología de la Educación en la reforma de los planes de los Grados en Maestro/a de Educación Infantil y Primaria, así tal cual y sin anestesia.

Os preguntaréis, y eso, ¿qué significaría?

Significaría la eliminación de una parte esencial del aprendizaje universitario de los futuros maestros y maestras de Infantil y Primaria. Desde el curso 2009-2010 llevo impartiendo las asignaturas de Sociología de la Educación en 1º y Educación y Sociedad (compartida con Pedagogía) en 2º y siempre hemos comentado los pocos créditos con los que contábamos. No entendiendo cómo no se nos daba más peso en unos planes de estudio como este que nos ocupa, es más, entendiendo que la Sociología debería formar parte de todos y cada uno de los Grados ya que para nosotros no es concebible que algo tan importante, como entender que simplemente el lugar donde hemos nacido  (y cuándo) define de manera radical mucho de lo que sabemos y de lo que somos capaces de hacer, no tenga su merecido lugar.

Estudiar esta materia implica conocer la capacidad de las fuerzas sociales para organizar la sociedad de muchas maneras diferentes. La Sociología es mucho más que una lista de hechos y cifras, de datos acerca de determinados temas sociales como puede ser el caso de la educación, sino que es mucho más que eso, es una toma de conciencia, una forma de pensar y entender de una forma crítica los fenómenos sociales.

Estudiar esta materia es entender que, detrás de cada ley educativa hay un contexto sociohistórico del cual surge y que, además, es explicable desde las distintas teorías sociológicas de la educación, como la teoría del capital humano, del funcionalismo técnico y del crítico, de la teoría credencialista, de la reproducción, o de la resistencia.

Estudiar Sociología de la Educación es ser consciente de que ninguna cultura puede existir sin sociedad del mismo modo que ninguna sociedad está carente de cultura, que compartimos un lenguaje y un conjunto de valores y creencias, de normas, símbolos, que nos unen o separan, que existen subculturas no dominantes dentro de una misma sociedad, y contraculturas, en definitiva, que la cultura es “una caja de herramientas con soluciones para los problemas cotidianos, un puente hacia el pasado y una guía hacia el futuro” ante la práctica de juzgar otra cultura según los patrones y referencias de la cultura propia.

Es saber que nos relacionamos en grupos sociales y que, en estos, si bien se mantiene el “yo” también se piensa en sí mismo como en un “nosotros”, que nos movemos entre grupos de referencia que nos influyen en nuestro comportamiento, que mientras la paridad social fomenta el contacto, las fronteras físicas fomentan fronteras sociales.

El desarrollo de toda una sociedad

Que si bien la diferenciación de grupo es una característica básica en todas las sociedades, cuando estas diferencias empiezan a ser socialmente significativas se denomina desigualdad social, y que ésta está reflejada en la escuela, en el aula, desigualdades sociales y económicas, de género y de sexualidad, étnicas, raciales, de nacionalidad, por discapacidad, creencias, religión… Por lo tanto, es entender que las desigualdades sociales existen y que los maestros y maestras tienen en su mano una gran responsabilidad y no solo en cuestión educativa sino en el desarrollo de toda una sociedad, fomentando el respeto a la diversidad, la igualdad, la inclusión…

Es entender la evolución histórica de la familia y las transiciones y problemas de la vida familiar y su influencia en el contexto escolar ya que no debemos olvidar que la familia, junto a la escuela, es el principal agente de socialización primaria.

Y es estudiar, también, aunque hay mucho más, la medida en que la escuela como organización social contribuye y es responsable de los resultados que de tal institución se derivan.

Todo este aprendizaje sociológico en la Universidad es importante, necesario e insustituible, ya que el alumnado adquiere la capacidad de mirar la realidad con otra mirada, analítica. Un aprendizaje para su futura profesión y para su día a día, como ciudadanos/as comprometidos/as y responsables.

Se nos quieren llevar de las aulas universitarias a Comte, Spencer, Durkheim, Parsons, Merton, Marx, Weber, Herbert Mead, Goffman, Giddens, Wright Mills, Simmel, Dale, Becker, Coleman, Jencks, Collins, Bowles, Gintis, Althusser, Bourdieu, Passeron, Giroux, entre otros. Se nos quieren llevar la perspectiva sociológica, el pensamiento crítico y reflexivo en materia educativa.

Permitidme acabar con un trocito del texto denominado “El escenario de la aldea global” adaptado de los datos de las Naciones Unidas, y que aparece en el Manual de Sociología de Macionis y Plummer (2011):

“La perspectiva sociológica nos recuerda que las diferencias que existen en el mundo son muchas. Las oportunidades que nos ofrece la vida y nuestras propias experiencias vitales son radicalmente distintas dependiendo del tipo de sociedad en que hayamos nacido. Las vidas de las personas no siguen un camino casual, y tampoco dependen únicamente de lo que los filósofos llaman «libre albedrío» para tomar decisiones y hacer esto o lo otro. Por el contrario, aunque los individuos tomamos decisiones importantes cada día, lo hacemos en un escenario muy amplio que llamamos «sociedad» (una familia, una universidad, un país, el mundo entero). La sociología nos enseña que el ámbito social guía y limita nuestras acciones y opciones de vida exactamente como las estaciones del año influyen en las actividades que realizamos y en la ropa que nos ponemos. Es el marco en el que tomamos las decisiones de nuestra vida”.

Así que así estamos, y aquí estamos, preparando alegaciones para evitar este atraco a mano armada, esta sinrazón.

El pasado 27 de febrero amanecía con la noticia de que los proyectos de Orden por la que se establecen los requisitos para la verificación de los planes de estudios conducentes a la obtención de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de maestro/a en Educación Infantil y en Educación Primaria excluían la Sociología. O lo que es lo mismo, que el Ministerio de Universidades preveía hacer desaparecer la Sociología y la Sociología de la Educación en la reforma de los planes de los Grados en Maestro/a de Educación Infantil y Primaria, así tal cual y sin anestesia.

Os preguntaréis, y eso, ¿qué significaría?