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La gente de la provincia de Albacete y la generación de quienes esto escriben, conocen en mayor o menor medida la figura de Qijano, uno de nuestros artistas referentes y de mayor proyección fuera de nuestro entorno.
Quienes lo conocen más de cerca, saben de su nobleza y gran generosidad. Saben además que nunca tomó atajos ni eligió el camino fácil, siempre lo hemos tenido apoyando y trabajando para causas justas: valga su labor en pro de la vida y derecho de los animales en un medio donde no se entiende la fiesta sin toro de por medio. Su declarado marxismo y una bandera republicana o un cartel contra el sionismo que provoca un genocidio contra Palestina en la fachada de su casa, hablan de él.
Pero todo esto no debería suponer el más mínimo problema de convivencia si no estuviésemos asistiendo a una siembra de inquina y de odio a todo lo diferente. Desde ciertas radios, televisiones o diarios, desde las redes sociales, hay quienes se permiten sembrar la mala baba, la intolerancia y la falta de respeto sin la más mínima decencia. La cosa llega a la ciudadanía por todas las vías y te encuentras con negocios que tienen a gala carteles manifestando sus deseos de muerte hacia ministros, ministras o al mismísimo presidente del gobierno. El racismo y la homofobia campan a sus anchas con grandes cargas de odio y llamadas a manifestarse en este sentido.
Hace muy poco, hemos tenido una sentencia sobre el caso de un tipo que en una hamburguesería le dijo a otro “te voy a quitar el mariconismo a hostias” ante las narices de un guardia jurado que no hace nada, y el juez considera que no hay suficientes indicios de delito de odio. La sentencia nos recordó a aquella “de la minifalda” de 1989. Un disparate.
Y en todo este contexto, hace unas semanas que el bueno de Cinabrio Qijano ha sido agredido por una persona a los gritos de “maricón”, “sobras aquí”, “te voy a matar” o “rojo de mierda”. Seguramente nunca sabremos si el agresor había recibido influencias generales o incluso también locales, pero el caso es que el artista resultó con una fractura de cadera que aún le tiene apartado de sus presentaciones y labor artística.
A estas alturas de la historia, no nos podemos permitir este tipo de episodios que nos recuerdan a los acontecidos de las más oscuras épocas. Es cosa de todos el desactivar a quienes se dedican a cultivar el fascismo, el odio y la intolerancia contra quienes no piensan como ellos. Nos estamos jugando mucho.
(*) El Colectivo Puente Madera está formado por Esteban Ortiz, Eva Ramírez, Elías Rovira y Javier Sánchez.
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