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Toledo exige un centro de estudios del pasado visigodo

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Se habla mucho de 'Toledo, capital europea de la cultura'. Ya a comienzos del siglo XX se acuñó la idea de Toledo como “capital artística de España” por estudiosos y periodistas, como Adolfo Aragonés, que lo propuso a través de la Comisión provincial de Monumentos en 1928. 

Nosotros, en algún momento, hemos indicado la necesidad del reconocimiento que merece Toledo por el protagonismo que ha tenido en ciertos momentos de la historia de España o en algún aspecto cultural de nuestro país. Lo hicimos con la reclamación de la Sede de la Casa Sefarad de España en dos co-sedes, la de Madrid -donde está instalada actualmente, en la calle Mayor, 69- y otra necesaria en Toledo (apuntábamos la posibilidad de utilizar el que fuera Hospital de San Juan de Dios), al igual que lo plantea la “casa árabe”, con dos sedes en Madrid y Córdoba. 

En esa misma filosofía descentralizadora y siendo conscientes de la necesidad de coordinar los estudios que se realizan en España y en Portugal sobre el que fue Reino Visigodo de Toledo, que abarcó prácticamente a toda la península, nos tenemos que plantear si el actual Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda sirve para ello.

El museo se creó en 1969 como un edificio musealizado filial del Museo de Santa Cruz, al igual que lo son el Taller del Moro para las colecciones de arte islámico, El Toboso, para colecciones de etnología, y el Museo Ruiz de Luna de Talavera de la Reina para las de cerámica.

Evidentemente, ni el edificio (la espléndida Iglesia de San Román), ni el título al que se le dio el matiz religioso del momento, o el discurso expositivo, realizado con acierto en el 2014, llenan por completo el objetivo que nos ocupa aquí, pero es el referente con el que contamos. 

Un Museo Nacional de la cultura visigoda debía contar con ese núcleo expositivo sacado de los ricos depósitos del Museo provincial, formando parte de un Centro de Estudios de la cultura visigoda para que coordine las tareas de investigación, estudio y divulgación de esa presencia de la que cada vez descubrimos más restos en la península ibérica, más datos y por el que muestra gran interés la ciudadanía. 

Solamente la que fuera Corte Visigoda, con la Vega Baja, y los monasterios/santuarios que hay alrededor de la misma: Melque, Guarrazar, Los Hitos, San Pedro de la Mata, San Pablo de los Montes, etc., merecería ya sobrepasar lo que hoy es un mero contenedor de piezas visigóticas e iniciar la constitución de dicho Instituto de Estudios (hoy con una entidad vinculada a la Iglesia diocesana con el nombre de Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes), creando ese Museo Nacional y Centro de Estudios de Cultura Visigoda.

Podría incluso ser el primer Museo y centro de Interpretación e Investigación transnacional

Podría incluso ser el primer Museo y centro de Interpretación e Investigación transnacional, puesto que además de España, los visigodos tuvieron una presencia notable en Portugal y el sur de Francia, por lo que los “fondos europeos” podrían ayudar al empeño.

Se cubre así un periodo que se queda 'vacío' entre el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y el Museo Nacional de Arte Hispanomusulmán de Granada, y que no llega a cubrir la muestra que, espléndida, se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional con las coronas de Guarrazar. 

Se habla mucho de 'Toledo, capital europea de la cultura'. Ya a comienzos del siglo XX se acuñó la idea de Toledo como “capital artística de España” por estudiosos y periodistas, como Adolfo Aragonés, que lo propuso a través de la Comisión provincial de Monumentos en 1928. 

Nosotros, en algún momento, hemos indicado la necesidad del reconocimiento que merece Toledo por el protagonismo que ha tenido en ciertos momentos de la historia de España o en algún aspecto cultural de nuestro país. Lo hicimos con la reclamación de la Sede de la Casa Sefarad de España en dos co-sedes, la de Madrid -donde está instalada actualmente, en la calle Mayor, 69- y otra necesaria en Toledo (apuntábamos la posibilidad de utilizar el que fuera Hospital de San Juan de Dios), al igual que lo plantea la “casa árabe”, con dos sedes en Madrid y Córdoba.