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Polémica en la recepción de la obra del nuevo Remonte al Casco

Cospedal visita el remonte de safont en abril de este año. Foto oficial.

elDiarioclm.es

Tal como habíamos adelantado en este medio, los problemas con la recepción de las obras del nuevo Remonte de Safont, en el borde del Casco histórico de Toledo, no se han hecho esperar. El mismo día de su esperada inauguración, tras una paralización de año y medio y catorce meses de obra, quedaron abiertas al uso las escaleras mecánicas que conectan con las ya existentes y en funcionamiento desde 2009 en el Palacio de Congresos. No ocurrió lo mismo con la dársena destinada a los autobuses turísticos, ya que por decisión del concejal de seguridad y movilidad del Ayuntamiento de Toledo se mantuvieron las vallas que impiden el acceso de vehículos, argumentando que existen “problemas de seguridad y accesibilidad” que aconsejan no utilizarlas hasta que no se resuelvan y se reciban definitivamente las obras por parte del Ayuntamiento, responsable de su mantenimiento posterior.

La reacción del Partido Popular ha sido criticar el supuesto “sectarismo” del alcalde de Toledo, tal como denuncia la portavoz municipal Claudia Alonso, quien cree que García-Page actúa así porque no soporta que haya sido Cospedal quien ha concluido y “pagado” la obra (en palabras textuales) y reprocha al Ayuntamiento que no haya hecho aportación alguna al proyecto. El portavoz de la Junta, el toledano Leandro Esteban, ha acusado por su parte a García-Page de boicotear el desarrollo económico de la ciudad con su decisión.

El problema deriva, tal como hemos informado, de la incomunicación entre ambas administraciones en lo que se refiere a la entrega de la obra, ya que la Junta, financiadora del proyecto, no habría facilitado al Ayuntamiento la información técnica mínima para que ésta se recibiese con todo lo que ello implica. Así, habrá que despejar dudas sobre la situación de las dársenas y corregir eventuales defectos de obra antes de que el Ayuntamiento asuma la responsabilidad de la gestión y autorice su uso.

Financiación de la Junta comprometida en 2009

Esta obra inicialmente se proyectó como 'III Fase de actuación del Palacio de Congresos del Miradero' e iba unida a un futuro ferial en la zona. En noviembre de 2009 mediante convenio entre la Junta presidida por Barreda y el Ayuntamiento de Toledo, con García-Page al frente de un gobierno bipartito de PSOE e IU, se acordó que fuese el gobierno regional quien asumiese íntegramente el coste de la intervención que se limitó ya a un nuevo acceso mecánico al Casco que complementase la escaleras mecánicas de Recaredo construidas en 2000 con financiación del Banco Europeo de Inversiones. El Ayuntamiento aportó el proyecto original del nuevo Remonte original del arquitecto Rafael Moneo, que comprendía una ambiciosa actuación en la zona de aparcamiento de autobuses turísticos situada ante la estación.

La obra se adjudicó e inició en 2011 por el anterior gobierno a la Unión Temporal de Empresas (UTE) constituida por García Lozoya y Dragados, por un importe de 4.488.667 euros más IVA. En enero de 2012 el gobierno de Cospedal decidió paralizar la obra y rescindir el contrato, indemnizando a la UTE con el 6% del importe pendiente de ejecutar y habiendo abonado certificaciones de obra por importe aproximado de 575.000 euros. Se justificó la decisión en la intención de revisar el alcance de la obra y su presupuesto.

Año Greco sin Remonte

Hubo que esperar hasta junio de 2013 para que se reanudase, de acuerdo a un nuevo proyecto del estudio de arquitectura Paz y Cal, que eliminó la actuación de la estación y recortó en distintos aspectos para que se pudiese adjudicar por un menor importe, curiosamente a una empresa del mismo grupo de Dragados, Vías y Obras, que obtuvo la licitación por 1.272.951 euros más IVA, una bajada del 37,5 % sobre el presupuesto que generó sorpresa en el sector.

El coste final del proyecto “redimensionado” es el resultado de sumar ese importe de adjudicación a la indemnización de la resolución y a la obra previa, en total 2,4 millones de euros incluyendo el IVA y seis meses iniciales de obra, dieciocho de paralización y catorce de conclusión, es decir, más de tres años.

Este retraso ha hecho que la mayor parte del año de la conmemoración del IV centenario de la muerte del Greco, con una afluencia de visitantes record en Toledo, el nuevo acceso no ha estado disponible y se ha ofrecido una imagen de “campo de minas” en la entrada a la ciudad, tal como han criticado tanto el gobierno municipal como el grupo de Izquierda Unida.

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